Wiki La Biblioteca del Viejo Mundo
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Sacerdote Morr en Cementerio

Imagen ilustrativa

Hangenholz es un pueblo localizado en la provincia de Reikland, situado a seis leguas al nordeste de Bögenhafen, junto a las colinas Skaag, a doce leguas de Altdorf. Es un asentamiento donde la muerte tiene un importante presencia, razón por el que el culto de Morr es muy fuerte ahí.

Toponimia[]

El nombre del asentamiento se debe a la antigua costumbre de ahorcar a los criminales en los altos robles del bosque. Esta costumbre se remonta a un distante pasado —algunos dicen incluso que deriva de las prácticas de las tribus paganas que moraron allí antes de los tiempos de Sigmar—, y le había dado al bosque el nombre que tiene, y este a su vez al pueblo.

Sin los ahorcamientos, no habría habido pueblo. Sin la muerte de los villanos, la gente de bien no habría tenido futuro allí. Esto le confiere un carácter austero e indiferente a los pobladores de Hangenholz, que continúan rezando sus plegarias en el templo de Morr en lugar de hacerlo en el santuario del camino, ganado por la maleza, dedicado a Sigmar.

Asentamiento[]

Hangenholz es un pequeño relativamente pequeño, con el bosque del mismo nombre como telón de fondo y el molino de agua con su rueda que gira lentamente en el río junto al puente situado antes del pueblo. Allende todo esto, se haya el llamado Risco del Cuervo, se ve una ruinosa torre que domina el pueblo como un siniestro centinela.

Hacia el oeste, el río corre más allá de los límites de las tierras cultivables y se adentra en pantanos de turba. Hacia el norte, allende los árboles que crecen a la sombra de las colinas Skaag, se halla el emplazamiento de una antigua batalla librada entre gentes de tribus primitivas que habían dejado el paisaje circundante punteado por túmulos funerarios y santuarios paganos

En un lugar donde la muerte está tan presente, no es de extrañar la fuerte influencia del culto de Morr. Por ello pueblo cuenta con una capilla dedicada al Dios de los Muertos y de los Sueños cuyo campanario sobresale por encima de los tejados de paja de las casas. La residencia del sacerdote se halla a la izquierda de la capilla, con el silencioso y meticulosamente atendido cementerio del campo de Morr extendiéndose dentro del círculo formado por un bajo muro de piedra sin mortero situado al noroeste.

Roble del Salteador de Caminos[]

En el único camino que daba paso al pueblo, hay un enorme roble en el que hay una vieja jaula de castigo herrumbrosa que cruje arada a un enorme y mohoso nudo de cuerda, con la cerradura y los grilletes corroídos hasta fundirse, imposibles de abrir ya. Y en el interior de la jaula hay un esqueleto ennegrecido y cubierto de líquenes, desplomado dentro de la estructura. Los habitantes del pueblo conocen a este “sonriente inquilino” como el “Viejo Jack” o “Jack el Negro”

Hacía tanto tiempo que el esqueleto había sido encerrado dentro del herrumbroso confinamiento, que probablemente nadie del pueblo sepa cual fue el verdadero nombre del cadáver o la razón por la que lo habían dejado morir dentro de la triste jaula de castigo. Probablemente había sido sólo un salteador de caminos más —y dado al árbol su nombre—, al que habían capturado y hecho pagar por sus crímenes del modo más severo posible como advertencia para cualquier otro aspirante a bandido que quisiera practicar su inmoral oficio en los caminos reales y secundarios de Reikland.

Sea como fuese, por lo que respecta a los habitantes de Hangenholz, en especial los niños, el Viejo Jack es considerado casi como un protector que protegía el grupo de moradas campesinas de las amenazas externas. aparte de bandidos, siempre corrían rumores Pieles Verdes, Hombres Bestia y de cosas siniestras que deambulan por los bosques y montañas del Imperio. No obstante, parece que Hangenholz ha escapado a cualquier tipo de problema parecido hasta donde llegaba la memoria de sus habitantes, y para ellos era gracias a la constante vigilancia del Viejo Jack, más que a los incansables afanes de los guardias de caminos.

Risco del Cuervo[]

Allende los árboles, situado a dos kilómetros y medio del pueblo, se haya una árida colina arrasada por el viento conocida como Risco del Cuervo, debido a las aves de alas desflecadas que describen círculos sobre el risco al que han dado su nombre.

En lo alto del promontorio se encuentran las ruinas de una antigua atalaya que hacía muchos años que se había venido abajo, quedando completamente abandonada, aunque continuaba, en cierto sentido, con su silenciosa vigilancia del pueblo. Se dice que hay mazmorras debajo de las ruinas, pero el tejado se había hundido hacía mucho tiempo y bloqueaba la entrada de las mismas. En la actualidad la torre no son más que unos restos de piedra oscura.

Fuente[]

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