Wiki La Biblioteca del Viejo Mundo
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Emblema Warhammer Total War Hag Graef

El Abismo Negro, la Ciudad de Sombras

Hag Graef es la ciudad más temida por los cautivos de los Elfos Oscuros pues su nombre significa Abismo Negro, nombre que tiene bien merecido. La ciudad ha sido construida en el fondo de un frío y oscuro valle y está totalmente rodeada de montañas de desnudas rocas negras que se elevan por encima de las murallas más elevadas del mundo. La luz del sol no llega a la ciudad de Hag Graef y está rodeada de penumbra y sombras perpetuas.

Fundación

La ciudad fue fundada durante los primeros conflictos contra los Altos Elfos. En numerosas ocasiones los Elfos Oscuros fueron derrotados y temiendo sufrir la ira de Malekith, se dirigieron a muchos kilómetros al sur de Naggarond y fundaron una nueva ciudad. Situada en aquel valle escarpado, era fácilmente defendible contra las criaturas de la montañas y cualquier ataque preventivo que Malekith pudiera lanzar.

Con los años, la ciudad atrajo a muchos Elfos Oscuros que trataban de escapar de Malekith por alguna fechoría real o percibida. Igualmente, muchos incursores elfos oscuros descargaban aquí parte de sus botines antes de que el Rey Brujo reclamara su parte. Temiendo que aquello crease un foco de disensión que diese lugar a una rebelión contra él, Malekith reunió un ejército para aniquilar a la población. Morathi, sin embargo, vio que se podía obtener más beneficios mediante la manipulación, así que, guiado por el consejo de su madre, Malekith reconoció la nueva ciudad y prometió el mandato de la costa sur a los gobernantes de la ciudad. Gracias a esto, los diversos nobles elfos oscuros dirigieron sus esfuerzos los unos contra los otros, por lo que muchos pidieron ayuda a Malekith, quien, gracias a la manipulación obtuvo el dominio sobre varias familias gobernantes.

La Ciudad

Ciudadela Elfo Oscuro

Ciudadela Elfos Oscuro

La ciudad de Hag Graef se extiende por el fondo de un estrecho valle como un nauglir agazapado sobre la presa. Las anchas calles que contribuían a la industria pesada que constituía la principal fuente de riqueza de la ciudad radiaban desde la enorme plaza de la Conquista, que se extiende al pie de la fortaleza del drachau. La fortaleza, una sólida colección de torres rematadas por agujas, patios y mortales callejones sin salida, y rodeada por un perímetro interior y otro exterior de altas murallas, contiene no sólo las casas de varios señores y damas druchii de alto rango, sino también el convento de brujas de la ciudad y los establos de los gélidos de la guardia.

Hag Graef es llamada el Abismo Negro y la Ciudad de Sombras por buenas razones: rodeado de empinadas laderas de montaña, el fondo del valle únicamente recibe la luz directa del sol un par de horas al día, y esto sólo en los raros días despejados del verano. Durante la mayor parte del año, Hag Graef permanece envuelta en un crepúsculo perpetuo. En la ciudad misma se puede ver el débil y oscilante resplandor de los globos de fuego brujo que titilan como estrellas en medio de las corrientes de cáustica niebla nocturna que flotaban por las calles.

Hag Graef es un lugar de arquitectura retorcida e imposible. Sus ocho torres negras se alzan desde el suelo del cañón como restos petrificados de algún extraño cefalópodo. Entre las torres hay pasarelas colgantes, plataformas y puentes de todo tipo, forma y tamaño. Algunos están hechos de madera y huesos manchados de hollín mientras que otros están fabricados con piedra irregular o telarañas. Las plataformas más grandes son tan enormes como para constituir ciudades y pueblos por derecho propio y se apoyan en contrafuertes de hierro y piedra. Sobre ellas viven la mayor parte de ciudadanos de Hag Graef, amontonados en mansiones de ladrillos de ceniza y madera ennegrecida, ya que en las torres de la ciudad solo residen los Príncipes Oscuros más poderosos. Las condiciones de hacinamiento junto con la naturaleza imperativa de los Elfos Oscuros aseguran que las rivalidades llegarán a la violencia con regularidad. Aquellos que no caminan con cuidado a través de la telaraña de calles de Hag Graef se encontrarán con la garganta cortada y su cuerpo arrojado al pantano de aguas negras y carne putrefacta que cubre el suelo del cañón.

Alrededor y bajo la propia ciudad se hallan las minas y canteras del Rey Brujo, en las que innumerables esclavos excavan en lo más profundo del mundo, obteniendo el metal y la piedra para armar a sus guerreros y construir las fortalezas de los Elfos Oscuros. Los esclavos viven la existencia más miserable, encadenados entre sí, cortan y pican la roca, normalmente a mucha profundidad, en túneles estrechos y pasadizos alejados de cualquier luz natural. El viento es gélido y cortante, y la comida, muy escasa, apenas unos mendrugos de pan negro, pues a los Elfos Oscuros les gusta ver cómo sus esclavos mueren de frío y hambre, además de azotarlos salvajemente cuando caen desmayados por la sed y la inanición. Ni siquiera tras la muerte llega el respiro, pues las minas están llenas de vetas y filones de piedra bruja, cuya magia reanima a los cadáveres y los mantiene trabajando hasta que se convierten en simples pilas de huesos inservibles.

Gracias a la riqueza de sus minas, Hag Graef ha crecido hasta convertirse en la segunda ciudad de Naggaroth. De hecho, es tan próspera que su ejército e influencia llegan a hacer sombra a la propia Naggarond. Los habitantes de Hag Graef están tan ansiosos de escapar de su hogar abisal que el reclutamiento forzoso presente en otras ciudades es completamente innecesario. De hecho, a lo largo de los siglos, Hag Graef ha conseguido la reputación de producir los soldados más desesperados de todos. Los gobernantes mercenarios de la ciudad siempre están ansiosos por conseguir ganancias, y aprovechan la situación para vender guerreros al resto de ciudades de Naggaroth, a la vez que infiltran espías.

Hag Graef es tan rica en soldados, esclavos y dinero que si sus ocho grandes familias se unieran realmente con un mismo propósito podrían destronar sin problemas al Rey Brujo. Naturalmente, Malekith es consciente de esto y no escatima esfuerzos en mantener las disputas entre los nobles de Hag Graef. Apenas necesita esforzarse ya que, con tanta riqueza en juego, las intrigas y traiciones están a la orden del día.

El mayor premio de Hag Graef es la posición de Primer Príncipe Oscuro; aquel que ostenta el título es el gobernante nominal de la ciudad y sus dominios, y por tanto der uno de los Drachau. El Primer Príncipe Oscuro marca las tarifas que gobiernan el comercio de la ciudad y es una posición excelente para obtener beneficios de todos los intercambios. Esta riqueza está acompañada de una vida de mecenazgo y opulencia por encima de los sueños del resto de Elfos pero pocos sobreviven mucho tiempo en el cargo. De hecho, gran parte de la élite social de Hag Graef considera que la espléndida ceremonia de ascensión es poco más que la apertura oficial de una nueva ronda de su juego mortal. Nada de esto detiene a los nobles de la ciudad. La arrogancia es moneda corriente, al igual que en el resto de Naggaroth, y ningún Elfo Oscuro se considera tan tonto como para acabar su dominio tiroteado, apuñalado, envenenado o decapitado... y ninguno puede ser persuadido del peligro, aunque todos los gobernantes previos acabaran de alguna de esas formas.

La vida apenas es menos competitiva en el resto de Hag Graef. Las ocho familias rivalizan entre sí por el favor del Primer Príncipe Oscuro, incluso mientras conspiran para eliminarse. Ni siquiera los lazos familiares garantizan la lealtad, ya que muchos hermanos o hijos han obtenido su posición sobre el cadáver de su familiar gracias al uso oportuno del veneno o pagando lo suficiente a un Asesino.

No sorprende a nadie que los cultos de Asesinos Khainitas florezcan en Hag Graef más que en cualquier otro lugar de Naggaroth ya que siempre hay Príncipes Oscuros buscando eliminar a sus rivales o con necesidades de protección frente a las maquinaciones de sus enemigos (o amigos). De hecho, faltan Asesinos para la enorme demanda y un buen profesional puede trabajar para un centenar de señores en un mismo año. Bajo semejantes circunstancias la discreción y el silencio se han convertido en rasgos tan valiosos como las habilidades marciales. De hecho, muchos Asesinos se cosen los labios o cortan sus cuerdas vocales para asegurarse de no ser capaces de revelar la identidad de su patrón.

Fortaleza del Drachau

A lo largo de centenares de años, la fortaleza del drachau —también llamada Hag por los residentes de la ciudad— había crecido casi como un ser vivo. Los esclavos enanos eran costosos y relativamente escasos, así que podían pasar muchos años antes de que se presentara la oportunidad de hacer las reparaciones y añadidos necesarios. Cuando una parte del castillo caía en ruinas, se construían otras secciones encima y alrededor de ella, cosa que había originado un laberinto demente de caóticos corredores, torres abandonadas y patios tapiados.

Lo que había comenzado como ciudadela relativamente pequeña con una sola muralla octogonal, entonces cubría más de dos kilómetros cuadrados y tenía cuatro murallas defensivas concéntricas, cada una construida para rodear una nueva etapa de expansión. Se dice que nadie conoce la fortaleza en su totalidad; a menudo se enviaban sirvientes nuevos a hacer recados dentro de la extensa ciudadela, y no volvían a ser encontrados hasta pasados varios días, si es que se les encontraba.

Las dependencias del vaulkhar y sus hijos ocupaban todo un conjunto de torres situadas en el ala oriental del enorme castillo y dominaban las tres entradas de montaña a la Fundición Oriental y la ancha avenida de carbonilla molida que corría hacia el norte, hasta las cavernas del Camino Subterráneo. Muchas de las torres pertenecientes a los hijos del Vaulkhar estaban conectadas mediante estrechos puentes, cosa que permitía que los nobles fueran y vinieran sin molestarse en realizar los largos descensos hasta los niveles públicos del castillo para luego subir otra vez. Ésa era la teoría; en la práctica, los hijos del vaulkhar consideraban los puentes como una invitación el asesinato y los evitaban de modo escrupuloso.

Subterraneos

Las montañas negras que rodean Hag Graef están atravesadas por innumerables túneles y excavaciones. Durante estas excavaciones en busca de rocas y minerales, los esclavos atravesaron una veta de mineral para encontrarse con un entramado de cuevas semiinundadas y túneles de kilómetros de distancias a lo largo del subsuelo. Bajo Naggaroth, las montañas se levantan y curvan de forma que mientras sus picos se levantan hacia el cielo, bajo la tierra se forman gigantescas cavernas. Muchas eran formaciones naturales pero otras presentaban muestras de ser construidas por manos mortales en el pasado. El Mar Subterráneo fue descubierto por primera vez por el oscuro señor de Hag Graef, Kaledor Maglen. Es tan vasto que aunque los Elfos Oscuros han navegado por este mar y han explorado innumerables cuevas y ramales, sin duda todavía oculta numerosos secretos. Esta serie de túneles permitió conectar las diversas ciudades de Elfos Oscuros entre si y ofrecía más seguridad que aventurarse por el exterior.

En las cavernas más profundas de este mundo subterráneo, los Elfos Oscuros descubrieron unas extrañas criaturas reptiloides denominados Gélidos. Los Establos de Hag Graef están repletos de estas monstruosas bestias, y muchos Elfos Oscuros descienden a las profundidades para cazarlos.

Las Madrigueras

Entre los extensos subterráneos existe todo un entramado de cuevas y grutas de origen misterioso conocido como las Madrigueras. Según la leyenda, las madrigueras habían sido hechas varios siglos antes, cuando se había comenzado a construir el Hag. Un invierno, la tierra tembló bajo el castillo desde el ocaso al amanecer. Las losas del suelo subían y bajaban, y las torres se mecían bajo la luna. Los nobles y esclavos lo bastante valientes para aventurarse por las bodegas del castillo afirmaron haber oído un lento y profundo gemido que reverberaba a través de la tierra y la piedra, y dijeron que a veces se veían nubes de gases nocivos que emanaban a través de las grietas del suelo y envenenaban a los incautos.

El extraño episodio acabó de modo tan brusco como había comenzado, el primer día de primavera; ya avanzado el verano, una cuadrilla de obreros que reconstruía una torre derrumbada descubrió el primero de los túneles. Casi perfectamente redondos y abiertos en la roca sólida, los pasadizos recorrían kilómetros, volviendo sobre sí mismos una y otra vez, como si los hubiese hecho un gusano monstruoso. Nadie encontró nunca a la criatura —o criaturas— que había abierto los túneles, aunque a lo largo de los siglos una multitud de alimañas habían convertido el laberinto en su hogar.

Fuentes

  • Libro de Ejército Elfos Oscuros 5ª Edición
  • Libro de Ejército Elfos Oscuros 7ª Edición
  • Libro de Ejército Elfos Oscuros 8ª Edición
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