
Imagen ilustrativa.
Los Gusanos de Itxi son insectos mágicos muy poderosos, que absorben la energía mágica pura de la misma tierra. Cuando un hechicero se alimenta de estos gusanos, absorbe la energía mágica que contienen, lo que le permite extender temporalmente su capacidad para lanzar hechizos más allá de lo que normalmente sería posible.
Son conocidos por los Hombres Lagarto, quienes los usan para mejorar sus habilidades mágicas.
Descripción[]
Los Gusanos de Itxi son criaturas raras y singularmente mágicas imbuidas de energía aetírica que son la forma larvaria juvenil del Escarabajo Itxi adulto y son nativas de Lustria. Las larvas de los escarabajos son gusanos de tamaño considerable, que alcanzan un máximo de siete pulgadas de largo, que viven en la tierra y absorben energía mágica a medida que crecen. Aunque sus mandíbulas parecen intimidantes, no son físicamente peligrosas. Son notables, sin embargo, por las concentraciones de energía mágica que contienen, energía que puede ser utilizada por cualquiera que los ingiera.
Un hechicero puede llevar una bolsa que contenga Gusanos de Itxi secos que han absorbido poder mágico del suelo. Cuando se los come, obtiene la energía mágica que los insectos han absorbido, lo que les permite extender temporalmente su capacidad para lanzar hechizos más allá de lo que normalmente sería posible. Los lanzadores de conjuros de los Hombres Lagarto suelen utilizar los Gusanos de Itxi para mejorar sus habilidades mágicas.
Es sabido que el Cacique Mazdamundi a veces lleva consigo una calabaza que contiene un puñado de Gusanos de Itxi resecos, los cuales se los ha comido de golpe en pleno campo de batalla para mejorar temporalmente sus ya de por sí inmensas habilidades mágicas.
Otra variante de los Gusanos de Itxi son los Gusanos de Xtchoc, que están presentes en la región cercana a la Ciudad-Templo de Tlax.
Fuentes[]
- Ejércitos Warhammer: Hombres Lagarto (5ª Edición), pág. 89.
- Ejércitos Warhammer: Hombres Lagarto (7ª Edición), págs. 48 y 102.
- Warhammer Fantasy JdR: Lustria (4ª Ed. Rol), pág. 168.