
Las creencias populares dicen que los Guerreros del Caos son inhumanas máquinas demoníacas de muerte y destrucción, hombres que han vendido su alma a cambio del placer de la matanza indiscriminada. Esto a veces es totalmente cierto, pero existen muchas formas de caer en las garras del Caos. Unos son seducidos por sectas, siguiendo una vida normal durante el día y reuniéndose para adorar a los Dioses Oscuros por la noche. Otros pueden verse arrojados a la senda del Caos a causa de alguna tragedia personal. Unos lo hacen lentamente, casi sin darse cuenta, mientras que otros buscan activamente el poder que concede el Caos. Lo que sí es cierto es que los adoradores de los Dioses Oscuros pueden conseguir un gran poder si éste es el capricho de su dios y si sirve con lealtad a su Señor.
Pero no importa cómo se ha entrado en contacto, todos los que pactan con él venden su alma, y no hay vuelta atrás. Tarde o temprano, el deformador poder del Caos se cobra su tributo, y el guerrero debe ocultar sus rasgos cubriéndose por completo con su armadura o ropajes. Si sus compañeros llegaran a sospechar su verdadera naturaleza, tendría problemas. Sin embargo, a cambio suelen convertirse en auténticas máquinas de matar a las que nada ni nadie les importan, ya que sólo buscan complacer a sus siniestros amos y satisfacer sus propios deseos, objetivos que puede cumplir con la ayuda de los Regalos y los Artefactos del Caos.
Los Guerreros del Caos son bastante enigmáticos y peculiares, por lo que en numerosas ocasiones crean suspicacias y rechazo cuando visitan una población. A veces incluso es posible que la milicia de la población expulse de la misma al Guerrero del Caos, especialmente si posee algún rasgo que demuestre de forma inequívoca su lealtad al Caos, por lo que tendrá que marcharse de la población y deberá aguardar fuera de la misma a que salgan el resto del grupo de aventureros.
La Senda del Caos[]
El fin último de un Guerrero del Caos es matar y destruir en nombre de su señor, para la cual siempre intentará mejorar sus habilidades, ya que así será capaz de cumplir mejor este cometido.
La Senda del Caos es el tortuoso y atormentado camino que conducirá al Guerrero del Caos hacia el más ansiado de todo los regalos: la inmortalidad en forma de demonio.
Para poder cumplir ese objetivo, el Guerrero debe aumentar su poder, cosa que conseguirá mediante la experiencia que consigue durante sus aventuras, matando monstruos, mientras consigue oro y tesoros. Las armas y armaduras que encuentra durante su aventura no serán usadas por el Guerrero del Caos, ya que solo usa artefactos consagrados y otorgados por sus oscuros dioses, además los artefactos del Caos que reciba, no podrán ser vendidos ni cambiados, ni siquiera a otros Guerreros del Caos.
Equipo[]
- Arma - Hachas.
- Armadura - Armaduras de Placas.
Habilidades[]

Marca del Caos
- Regalos del Caos - El Guerrero del Caos inicia la aventura con un cierto número de habilidades y objetos especiales concedidos por sus dioses.
- Marca del Caos - La Marca del Caos representa el emblema mágico que el Guerrero del Caos tiene grabado sobre su piel.
El Templo del Caos[]
Al llegar a una población (y no ser expulsado de ella), el Guerrero del Caos puede intentar buscar un Templo del Caos, pues, a pesar de las férreas prohibiciones sobre el culto al caos en muchas partes del mundo, existen infinidad de ellos en la clandestinidad, amparados en el secretismo y ocultos por los poderes místicos de los Dioses Oscuros.
Si encuentra un templo consagrado a los Dioses del Caos, el Guerrero del Caos puede hacer ofrendas y sacrificios a su dios. Si hace su ofrenda, las fuerzas de la disformidad y su dios le concederán un poco de su atención y recompensarán su dedicación según su caprichoso parecer:
- Las disformantes fuerzas del Caos corren por las venas del Guerrero del Caos, que sale tambaleándose del Templo. Cuando recupera los sentidos, ¡el Guerrero se da cuenta de que ha... cambiado! Ahora el Guerrero es más fuerte.
- Los Dioses del Caos están concentrados en otro asunto más importante y no presentan atención al Guerrero del Caos, que sale del templo sin el dinero ofrecido y sin ninguna recompensa.
- El Guerrero del Caos ora a sus dioses pidiendo que le liberen de alguna dura carga con que ha sido castigado en el pasado.
- El Guerrero del Caos toca el altar y ofrece sus víctimas a su Señor. Al hacerlo el guerrero se siente vigorizado por las fuerzas disformes del Caos.
- El Templo tiembla y se estremece por el poder de las fuerzas del Caos que saturan el local, y el Guerrero se arrodilla ante esta demostración de poder. Si lo desea, el Guerrero del Caos puede elegir dos de sus artefactos para fundirlos en un único objeto mucho más poderoso, aunque los dioses son caprichosos y puede pasar cualquier cosa
- Uno de los artefactos se desvanece en la disformidad y el otro permanece inalterado.
- No sucede nada.
- El altar queda oscurecido por un denso humo que, al desvanecerse, revela los dos objetos que siguen inalterados sobre el altar. Sin embargo, junto a ellos hay un tercer artefacto.
- El Tiempo se detiene y el templo se oscurece por el poder del Caos. Cuando regresa la normalidad, sobre el altar hay un solo objeto que posee las propiedades combinadas de los dos objetos ofrecidos por el Guerrero del Caos.
Miniatura[]
Fuentes[]
- White Dwarf 49, pág. 32.
- White Dwarf 58, pág. 50.
- Tarjeta de aventurero: Guerrero del Caos.