Guardia del Sepulcro

Guardia del Sepulcro
Guardia del Sepulcro
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HA	3
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F	4
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L	7
Oficial
M	4
HA	3
HP	3
F	4
R	4
H	1
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A	2
L	7
Tipo de unidad	Infantería
Tamaño de unidad	10-30
Equipo	Arma de mano funeraria y Armadura ligera
Opciones	Pueden equiparse con Alabarda funeraria. Pueden equiparse con Escudo
Grupo de Mando	Puedes convertir a uno en Oficial, a otro en Portaestandarte y a otro en músico. El portaestandarte puede llevar un estandarte mágico. El oficial puede elegir un objeto mágico
Reglas especiales	No muertos, Armas funerarias (las armas que portan tienen las reglas especiales ataques mágicos y golpe letal)

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	Miembro a cargo: Adeptus Hispanus	Fecha de inicio: 8/4/16	Estado: Esperando revisión

"Centinelas de las Puertas de la Eternidad, Protectores del Rey, Bravos ante los que nadie pasará, Guardianes de la Tumba del Rey."

—Inscripción jeroglífica sobre la fosa común de los Guardianes del Sepulcro de Settra.

Los Guardias del Sepulcro son los restos parcialmente momificados de la guardia de élite de un Rey Funerario. Se trata de luchadores excepcionales, que conservan toda la disciplina marcial que tenían en vida. Durante las batallas, los Guardias del sepulcro forman inquebrantables filas de guerreros duros como rocas. Durante incontables siglos han vertido la sangre de sus enemigos, y numerosos ejércitos rivales se han estrellado literalmente contra sus implacables muros de escudos.

Los más valientes y talentosos comandantes del ejército de un rey solían servirle como guardaespaldas en la antigua Nehekhara. El ascenso a las filas de este regimiento de élite era probablemente la única manera en que un soldado de origen plebeyo podía albergar esperanzas de entrar algún día en los palacios reales. Comparados con muchos otros Nehekharianos, los Guardias del Sepulcro vivían en el lujo, pues cada uno de ellos tenía a su servicio una docena de esclavos, que se ocupaban de mantener a punto sus armas y equipo de guerra, de modo que él pudiese centrarse en cumplir con la sagrada labor que le había sido encomendada: preservar a toda costa la vida y los dominios de su rey.

Sin embargo, las riquezas materiales suponían el menos importante de los privilegios de los que disfrutaban estos guerreros, pues por respeto a su posición se les concedía el honor de compartir la inmortalidad de sus reyes. Así pues tras su muerte o la de su señor, eran momificados por los Sacerdotes Funerarios e inhumados lo más cerca posible del sarcófago del rey, con el fin de proteger el lugar más sagrado de la necrópolis de su señor, igual que habían protegido el palacio real durante su vida mortal. La perspectiva de llegar algún día a compartir la eterna belleza e inmortalidad de su rey, y de servirle por toda la eternidad, aspiraba a estos soldados a llevar a cabo los más heroicos actos de valor. Estaban dispuestos a morir antes que retirarse ni un solo paso, y solían cargar contra los enemigos más temibles o contra los que les superasen en mayor número sin preocuparse jamás por su propia supervivencia. Este fanatismo extremo propiciaba constantes victorias para los ejércitos del rey, y les garantizaba un lugar de honor en la pirámide real si caían en combate.

Los Guardias del sepulcro permanecen sepultados con su armadura y sus armas, y sus cuerpos decorados con brazaletes y diademas de oro, broches en forma de escarabajo y cintas en las que se proclaman sus hazañas y su devoción por el rey. Reposan en sarcófagos de piedra, dispuestos de pie alrededor de la cámara funeraria del rey, hasta que llegue el día en que su señor los necesite de nuevo. Si cualquier intruso profana la tumba, los Guardias del Sepulcro se alzaran para defenderla. Si el rey despierta de su letargo mortal, listo para volver a conquistar las tierras de los vivos, los Guardias del sepulcro formarán de inmediato una guardia de honor en torno suyo.

Aunque los Guardias del Sepulcro fuesen premiados con una forma de momificación, sus rituales de embalsamamiento no eran ni de lejos tan elaborados como los utilizados para los Reyes y Príncipes Funerarios. Pese a eso, los Guardias del Sepulcro No Muertos gozan de cuerpos inmortales mucho más Fuertes y resistentes que los de carne y músculos que tenían en vida. Además, mantienen bastante más de sus antiguas personalidades e intelecto que la soldadesca común de Guerreros Esqueletos. Conservan memorias de sus mayores gestas y de sus más sangrientas victorias, pero por encima de todo recuerdan su deber de proteger al rey de todo mal; y cumplirán dicho deber destruyendo cualquier amenaza sin descanso, con una determinación total.

Tal como corresponde a unos guerreros de su prestigio, los Guardias del Sepulcro van equipados con armaduras de cuero y escamas de bronce de la mejor calidad que se podía comprar en la antigua Nehekhara, remachadas con gemas y metales preciosos. Sus escudos, también de una manufactura notable, están llenos de grabados y dibujos decorativos de cráneos, huesos y demás símbolos relacionados con la muerte. En cuanto a sus armas, están imbuidas con poderosos encantamientos y maldiciones para facilitarles la tarea de abrirse camino entre las filas enemigas, rajando y despedazando con cada golpe a todo enemigo que se les pone delante.

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Imágenes

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Fuentes

• Ejércitos Warhammer: Reyes Funerarios (6ª edición).

• Ejércitos Warhammer: Reyes Funerarios (8ª edición).