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Grotfang por Paul Smith

Grotfang Skab fue un Señor de la Guerra de los orcos de la tribu de los Garra de Hierro que buscó la manera de recuperar las tierras ancestrales después de que fueran expulsados por fuerzas colonizadoras del Imperio.

Descripción[]

El poderoso Grotfang era el único que podía conseguir que la tribu permaneciera unida y fue la fuerza impulsora de su espíritu combativo en el último intento de la tribu por reconquistar sus tierras y vengarse de aquellos que le expulsaron de su fortaleza. Montado en su temible Jabalí de Guerra, y mostrando orgulloso su estandarte, Grotfang cargaba a la batalla equipado con una mellada espada y un escudo y portando una armadura ligera. Grotfang no se detendrá ante nada, sin importar lo que cueste, para recuperar lo que por derecho le pertenece.

Grotfang tenía una voz profunda, retumbante y áspera, excepcional incluso para un Orco. Sus gruñidos hacían que sus tropas obedecieran. Grotfang intentaba evitar que sus unidad siguieran huyendo, gruñéndoles algo como - "¿A dónde oz creéiz que vaiz?- o -¡Volved aquí, gallinaz!", haciendo que se reagruparan inmediatamente y volvieran a la batalla siempre y cuando le oyesen. Únicamente los Trolls eran capaces de ignorar el Gruñido de Grotfang, ¡ya que son demasiado estúpidos!

Equipamiento[]

Historia[]

Los Garra de Hierro fue una tribu muy poderosa que libró una larga y sangrienta guerra contra el Margrave Frederick, cuyas fuerzas finalmente consiguieron derrotarlos y destruir su fortaleza en los Reinos Fronterizos. Grotfang y los supervivientes de su tribu tuvieron suerte y consiguieron escapar, retirándose a una profunda hondonada entre dos colinas barridas por el viento, donde empezaron a reunir sus fuerzas para contraatacar.

Mientras tanto, el Margrave ordenó a uno de sus lacayos que construyera una población donde anteriormente se levantaba la fortaleza de la tribu, un lugar sagrado para la tribu y los dioses Orcos. En este intervalo de tiempo llegó Rutgar, hijo menor del Conde de Wissenland, fue invitado por el Margrave para colonizar y asumir el control de los territorios recientemente arrebatados a los Orcos, fundando el asentamiento de Rutgarburg. Toda la tribu estaba furiosa, y esperaba que Grotfang iniciase la tan esperada venganza. Grotfang sabía que debía reconquistar sus tierras tribales cuanto antes, o sería depuesto.

Mientras cavilaba sobre el destino de sus Orcos en su miserable tienda de piel de Troll sarnoso, Oddgit, el chamán goblin de la tribu, le habló sobre la Corona de Gorko, un poderoso artefacto que le permitiría restaurar el poder de la tribu. La Corona de Gorko estaba escondida debajo de uno de los viejos ídolos de piedra en su antiguo territorio. La idea por fin penetró en la cabeza hueca de Grotfang, y envió a los goblins con el chamán al mando para recuperar la Corona. Aunque los pieles verdes fueron derrotados, Oddgit pudo hacerse con el artefacto ya que los humanos ignoraban su existencia.

A pesar de tener su premio, Grotfang no contaba con fuerzas suficientes para atacar. Además le enfurecía ver como los hombres de Rutgar estaban construyendo una fortaleza donde antes estaba la suya. Comprendiendo que tenían que expulsarlos lo más pronto posible antes que reforzaran sus defensas con cañones y armas similares. Por ello, envió a sus tropas para emboscar a cualquier refuerzo que Rutgar pudiera recibir al tiempo que forjaba una alianza con la tribu de los Orcos Zarnozoz. Con todo preparado para expulsar a los humanos, Grotfang alzó su espada e inició el tradicional canto guerrero de su tribu: “¡Garra de Hierro! ¡Garra de Hierro!”. El cántico fue seguido con gran entusiasmo por toda la horda.

De esta manera, en el año 2390 C.I., tuvo lugar la Batalla de Rutgarburg, donde los Orcos y Goblins se lanzaron contra el ejercito Imperial que estaba ocupando su territorio. A pesar de todo, las tropas de Rutgar logran imponerse, y tres cuartas partes de la tribu de los Garra de Hierro terminó muerto, poniendo en fuga al resto. Aunque Grotfang Skab luchó hasta el final, al ver como muchas de sus traicioneras tropas estaban desertando cobardemente al amparo de la creciente oscuridad, no le quedó otra opción que retirarse.

A pesar de su derrota, Grotfang todavía conservaba la Corona de Gorko, y sus guerreros siguieron siéndole fíeles. La destrucción de los ídolos y la derrota de la tribu les obligó a abandonar la región y emigrar hacia el Sudeste. La reducida tribu de Grotfang no disponía de Chaman para que los guiara, por lo que vagó durante mucho tiempo por las Tierras Yermas. Algunos rumores dicen que Grotfang conquistó un nuevo reino y reunificó una vez más su tribu en un lugar muy lejano.

Miniatura[]

Fuentes[]

  • Campaña: Ídolo de Gorko, págs. 5, 6, 8, 11, 13, 16, 17, 18, 21, 22, 23, 34.
    • Hoja de Escenario IV - La Batalla de Rutgarburg (Orcos y Goblins).
  • White Dwarf 28, pág. 66.