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Revisión del 08:58 18 abr 2016
En muchas zonas del Viejo Mundo, el combate a muerte sigue siendo un espectáculo popular. Se dice que el deporte de los gladiadores fue iniciado por los Ogros. Desde luego resulta muy coherente que una raza tan lerda como los ogros haya contribuido a la cultura del Viejo Mundo con un deporte de luchas a muerte.
Hace unas décadas, la mayoría de los gladiadores eran criminales convictos o prisioneros de guerra. Se les sacaba a una pista o a un foso con varias armas, de donde sólo el vencedor podía salir con vida. Durante un tiempo estuvieron de moda los Gladiadores Semiorcos, pero era demasiado peligroso tenerlos tan cerca de poblaciones grandes, y los Gladiadores Humanos son ahora la norma.
Hoy día existen una categoría de gladiadores profesionales (además de los condenados) los cuales no paran de crecer en número, hombres que hacen el trabajo por dinero y por deporte, y que no son simples convictos. Buscan la emoción y la gloria del combate en foso, aunque la mayoría se enfrentan a una muerte brutal mientras la multitud berrea exigiendo su sangre. Los gladiadores de más éxito pueden hacerse muy ricos (por el dinero de los premios y las apuestas que se hacen alrededor del foso), de modo que los esclavos pueden llegar a comprar su libertad.
El deporte atrae a grandes audiencias, y mucho dinero cambia de mano en las apuestas. Los combates pueden ser duros y encarnizados, pues las escasas almas de acero que consiguen sobrevivir durante un tiempo adquieren bastante pericia con las armas y, en algunos casos, llegar a ganar el dinero suficiente para comprar su libertad acaban casi siempre como Forajidos, Cazarrecompensas o uniéndose a grupos de aventureros, donde su valor y sus formidables habilidades de combate les hacen indispensables.