
"Son grandes. Mu grandes. Pero nosotros somos muchos y ellos pocos. He visto al jefe vencé a uno de ellos. Los gigantes nunca fueron rival pa nosotros los Ogros, mu cabezaduras."
- —Ogro anónimo.
De todas las clases de Gigantes, el Gigante Sometido es el espécimen más lastimoso. A diferencia de los gigantes que acompañan a la batalla a las demás razas, que miran a sus pequeños camaradas por encima del hombro y que combaten como y cuando quieren, los gigantes sometidos de los Reinos Ogros viven en un régimen de servidumbre.
Descripción[]
En las tierras que antaño pertenecieron a los Titanes de los Cielos, sus salvajes descendientes son presa fácil de los Ogros que actualmente dominan la zona. Los pocos gigantes que quedan en las Montañas de los Lamentos son seres solitarios y perseguidos que habitan en los salones en ruinas de sus antepasados, sin saber lo bajo que han llegado a caer. Se esconden de los Ogros, quienes, en el mejor de los casos, los obligan a cumplir sus órdenes y los encadenan al suelo y, en el peor, se los comen vivos.
Poseer un gigante es un símbolo de prestigio entre los Déspotas. De hecho, lo único que hará que un Déspota se mueva más rápido que para asistir a un buen combate o a una buena cuchipanda es la noticia de la presencia de un gigante sin dueño en su reino. Todo Déspota sabe que, si el gigante llega a un reino vecino, el Déspota rival podrá cazarlo y obtener una gran ventaja tanto de posición como marcial. Por tanto, un Déspota elegirá sus armas favoritas, los Tripasduras en los que más confíe y la cadena más resistente que encuentre y saldrá a cazar gigantes. La intención no es matarlo, sino dejarlo grogui y encadenarlo para convertirlo en esclavo. No es necesario decir que esta práctica ha terminado en muchas ocasiones cuando el gigante ha empezado a golpear la cabeza del Déspota repetidamente con un tronco de roble.
Sin embargo, hay veces en las que un Déspota verdaderamente tiene éxito (cómo derribar a un gigante es un truco que pasa de Déspota a hijo desde hace generaciones) y arrastra de vuelta a la tribu un gigante magullado y encadenado que marca a fuego para demostrar que le pertenece. Este suceso llena a todos los miembros de la tribu de un orgullo ancestral, pues todavía recuerdan cómo sus antepasados devoraron a toda una raza de Titanes de los Cielos durante la Primera Gran Migración.
Para un caudillo Ogro, contar con un gigante encadenado en la tribu es un símbolo de poderío, pues son armas de guerra terribles. Sin embargo, los gigantes sometidos no son tan peligrosos como los libres, ya que su carácter ha sido domado mediante constantes palizas. Se caracterizan por llevar señales de servidumbre, pues los Ogros los mantienen encadenados a todas horas y muchos llevan collares y objetos pesados colgados por el cuerpo para hacerlos más lentos. Un gigante sometido suele ser aguijoneado con picas para que acuda a la batalla. Aunque habitualmente no es necesario hostigarlo mucho, ya que aprovecha cualquier oportunidad para olvidar la humillación que le supone ser un esclavo y estar atado con grilletes a los suelos de las cavernas, y cualquier cosa es mejor que el peligro que supone ser abatido, golpeado hasta morir o devorado.