
La Fuente de Taal cuenta con una enorme estatua de Taal, empuñando una titánica lanza y mirando hacia el Paseo del Hechicero. El agua que mana de esta fuente es cristalina y, curiosamente, nunca se congela durante los meses de invierno. Con una altura total de diez metros, la estatua está tallada del reluciente granito negro del Taalbaston. Los habitantes de Talabheim consideran que el lugar está bendito y se ungen con ella antes de realizar actos importantes. Las bodas finalizan con la prometida bebiendo de una copa llena con agua de la fuente.
La fuente tiene algunas rarezas. Las aves nunca se posan en la estatua, de hecho, la evitan por completo. Además, el hollín y la mugre de la ciudad nunca ensucia la estatua, estando igual de limpia en la actualidad como cuando se colocó por primera vez. En tiempos de guerra civil, los testigos aseguran que de los ojos de la estatua gotean lágrimas de sangre, aunque la negra piedra y la condensación de la fuente lo hacen difícil de verificar.