
La mayoría de las Fortalezas Skavens son subterráneas. Las pocas fortificaciones Skavens que hay en la superficie generalmente son bienes o templos abandonados que se encuentran prácticamente en ruinas, y que los Skavens han ocupado después de matar a sus propietarios originales contaminando sus pozos, envenenando sus reservas de comida y propagando terribles enfermedades.
Estas ruinas están infestadas por los hombres rata, que viven en frágiles chozas de madera. La madera podrida es apuntalada y parcheada con maderas mordisqueadas, hasta que la estructura es suficientemente gruesa y resistente para resistir cualquier ataque. Sin embargo, a causa de la persistente podredumbre que corroe los cimientos del fuerte, estas estructuras muchas veces ceden por su propio peso y deben construirse nuevas fortificaciones sobre las anteriores, creando un denso estercolero.
Bajo el montón de maderas podridas, en el interior de la estructura del fuerte, se extienden los túneles de la guarida Skaven. Este fétido y húmedo laberinto de túneles es casi imposible que pueda ser capturado por un ejército invasor.
Los Skavens prefieren disponer de muchas entradas y rutas de escape, la mayoría de las cuales son muy difíciles, si no imposibles, de detectar. Las puertas, si existen, son toscas puertas de madera podrida con refuerzos de metal. Los túneles Skaven están protegidos por docenas de trampas, como bolas con pinchos, pozos llenos de alimañas, globos de viento envenenado y otras trampas demasiado desagradables como para ni tan sólo pensar en ellas.
Fuente[]
- Suplemento: Asedio (5ª Edición), pág. 86.