"¿Una orden imperial para la detención del magistrado Leopold? Pues claro que puedo hacerlo, pero costará una bonita suma."
- —Falsificador anónimo.
Los Falsificadores son los artistas del mundo criminal, aunque su vocación es la imitación, no la creación original. Los Falsificadores se ganan la vida copiando obras y haciéndolas pasar por originales, ya sea el retrato de un emperador, el sello de un documento "oficial” o la firma de una carta intimidatoria, trabajos por los que pueden pedir un alto precio. Pueden imitar una caligrafía con absoluta precisión, siempre que tengan un modelo, y están familiarizados con todo tipo de documentos, tintas, sellos y material de escritura.
Prefieren trabajar en un relativo anonimato, no sólo porque su trabajo es un delito que suele castigarse con la mutilación, sino porque revelar una de sus creaciones como falsificación echa a perder parte de la sensación de triunfo que conlleva un trabajo bien hecho.
Descripción[]
En los bajos fondos del Viejo Mundo nunca faltan personas que buscan obtener identificaciones falsas, documentos que puedan proporcionar una coartada útil o falsificaciones de apariencia auténtica con las que engañar a un comprador. La producción de tales artículos requiere el talento de un falsificador experimentado. Los falsificadores crean, refinan y perfeccionan meticulosamente copias de documentos u obras de arte legítimos y las hacen pasar por originales.
Un falsificador talentoso puede copiar una escritura a mano con precisión experta si se le proporciona una muestra de antemano, y está familiarizado con los blasones de las familias nobles y las casas de comerciantes. Los buenos falsificadores tienen un conocimiento experto de documentos, sellos, materiales de escritura y la jerga profesional.
Dependiendo de su habilidad y talento, se le puede pedir a un falsificador que fabrique artículos como referencias falsas de gremios o sellos con la heráldica de un noble para colocarlos en cartas. Algunos falsificadores derriten monedas y luego crean otras nuevas utilizando troqueles que han tallado o fundido. Dichas monedas tenderán a ser más delgadas que las autenticas o usarán una aleación de metal barata en su composición.
Los falsificadores exitosos cultivan unos pocos contactos. Suelen trabajar con un cercado de confianza que actúa como agente de sus talentos. La valla generalmente tomará los detalles del trabajo del cliente sin hacerles saber quién es el falsificador. Los falsificadores generalmente prefieren trabajar en el más estricto anonimato ya que el castigo por la falsificación es severo. El precio cuando es descubierto suele ser la mutilación de las manos y un período de tortura mientras las autoridades intentan averiguar qué trabajos realizó en el pasado.
Detectar Falsificaciones[]
Cuando los expertos están desconcertados ante un trabajo de falsificación impecable, a menudo recurren a un falsificador para identificar el original del duplicado. Las ilustraciones creadas son generalmente las más fáciles de detectar, ya que hay tan pocas personas que puedan hacerlas de manera convincente. También hay muchos componentes más allá del lienzo que pueden exponer un trabajo falso. La firma del artista puede parecer demasiado fresca, el marco puede no coincidir con el período, o una etiqueta podría estar mal traducida. Sin embargo, a veces, una falsificación impecable puede llegar incluso a engañar al artista original.
La falsificación de reliquias también es bastante fácil de detectar, ya que es muy difícil simular adecuadamente el proceso de envejecimiento. La falsificación de monedas, por otra parte, es casi imposible de detectar si el falsificador está trabajando con un molde de monedas original o robada, y no escatiman en los metales base adecuados. Desafortunadamente, muchas de estas monedas falsas entran en circulación y solo se descubren a causa del uso, cuando se oxidan o se estropean de forma diferente a la moneda oficial.
Un falsificador sólo puede detectar una falsificación si tiene las habilidades necesarias para elaborar ese tipo de fraudes en el primer lugar. Una vez que se determina que el detector tiene las habilidades requeridas, hace un estudio de la falsificación. Las capacidades necesarias para ello varían según el campo. Se necesitan conocimientos artísticos para detectar la falsificación de una obra de arte, caligráficos para detectar falsificaciones de documentos, y de forja para descubrir monedas falsas. La falsificación de reliquias requiere la mayor variedad de habilidades, desde joyería hasta cantería.
- Falsificación de arte: Duplicar una obra de arte es probablemente el reto más difícil al que se enfrentará un falsificador en su carrera. Mientras que la falsificación de arte es de lejos el negocio más lucrativo para un falsificador, la gran mayoría de ellos nunca terminan realizando un solo trabajo convincente. Hay menos de un puñado de falsificadores con las capacidades adecuadas para copiar una obra maestra, ya que las habilidades necesarias para duplicar correctamente una obra de arte deben acercarse a la del artista original.
- Falsificación de monedas: Todo el mundo necesita hacer dinero de alguna manera, el falsificador lo hace literalmente. El arte de la acuñación y falsificación de acuñación es, con mucho, el tipo más extendido de falsificación en el Viejo Mundo.
- Falsificación de documentos: El arte de la falsificación de documentos se refiere al control de la información, o, alternativamente, a la desinformación. La evidencia se puede forjar para condenar a un hombre inocente, o para soltar a un culpable. Las órdenes falsificadas pueden llevar a un enemigo a una emboscada, o a una retirada. Una carta de presentación falsa puede ganar la admisión de los que ascienden en la sociedad a círculos exclusivos. La falsificación de documentos es una de las empresas más rentables y peligrosas en las que un falsificador puede participar.
- Falsificación de reliquias: La falsificación de reliquias es la creación de antigüedades falsas para la venta a coleccionistas privados y templos. Los ladrones de tumbas afortunados pueden verse involucrado en una guerra entre diferentes grupos que aumentan sus posibilidades de vender sus mercancías saqueadas. Al confabularse con un falsificador de reliquias y duplicar los artefactos, el ladrón de la tumba es capaz de asegurarse de que cada uno de sus postores se vaya a casa con un premio.