
La sociedad de los Elfos Oscuros se mantiene gracias a la muerte y la miseria: La muerte y la miseria de los miles de Esclavos que trabajan bajo el restallar del látigo de sus Señores de Esclavos. La Flota Elfa Oscura navega por todo el mundo para saquear los asentamientos de otras razas, robar cuantos tesoros y ganado encuentran a su paso, y sobre todo apresar a los habitantes de tales lugares para llevarlos de vuelta a Naggaroth.
Descripción[]

Los Druchii dependen de la esclavitud para mantener su oscuro reino en estado de guerra. El pueblo de Malekith son guerreros; apenas tienen aptitudes para la minería, la fundición, la construcción, la agricultura, la cría de animales de granja,... y básicamente casi cualquier otra que no estuviese relacionado con la guerra.
Es por ello que cuando el Rey Brujo decidió levantar su nuevo reino en Naggaroth, pronto se dio cuenta de que a su pueblo le traía sin cuidado el proceso de construcción de una nueva civilización, por lo que era muy necesario obtener la mano de obra para ello. En consecuencia, los Elfos Oscuros empezaron a realizar ataques y expediciones de saqueo para obtener suministros y esclavos. Al principio, sus ataques estaban dirigidos únicamente contra los Altos Elfos de Ulthuan, pero pronto cambiaron a otros territorios, sobre todo habitados por humanos.
Hasta el día de hoy los Druchii siguen atacando las costas para obtener mano de obra sacrificable. La obtención de esclavos, así como el saqueo de tesoros y bienes, se ha convertido en una actividad muy lucrativa para los Corsarios Druchii.
Adquisición de Esclavos[]

Generalmente, los Corsarios atacan sin previo aviso y con el mayor de los sigilos los asentamientos costeros, aprovechando la oscuridad de la noche y golpeando con la rapidez de un halcón, en silencio y en pequeño número, y raptan a todas las personas posibles antes de que las fuerzas locales les de tiempo a reaccionar.
También la batalla abierta es otro método para obtener esclavos. Una vez consigan derrotar a las fuerzas del ejercito enemigo, capturan a todos los soldados y guerreros posibles antes de que puedan escapar. Los heridos son examinados y aquellos que tienen heridas demasiado horrendas que no sirven como esclavos son abandonados para que se desangren hasta morir o son entregados a los cuidados de las Elfas Brujas. A los derrotados innobles no les queda otra vida más que una de servidumbre a sus nuevos amos.
A punta de cuchillo, los prisioneros son conducidos a las naves de los Elfos Oscuros. Algunos se dedican al pirateo de manera individual o en pequeñas flotillas pero en general estos barcos forman parte de la flota de una de las Arca Negra, que tienen grandes bodegas en las que tienen cautivos a los esclavos que llevan a Naggaroth o que sirven a sus crueles Señores a bordo. Los esclavos capaces se reservan para los Señores del dolor, a menos que a una bruja le guste uno en particular... para otros propósitos. Los prisioneros nobles tienen sus propias estancias, aunque no por motivos de comodidad... más bien todo lo contrario.

Los esclavos son tratados como meras mercancías y se hace muy poco para cuidar de su bienestar. Todos aquellos que son capturados son hacinados en oscuras cámaras de los barcos y naves de la flota Druchii, sin distinción de sexo, edad, origen ni raza. Los Señores de las Bestias se quedan al cargo de los esclavos, pues consideran que los humanos, los orcos y otras razas son iguales que las bestias, por lo que los tratan como tales.
Inevitablemente, buena parte de esta carga termina muriendo durante el trayecto. Lo mas común es que sea a causas de las enfermedades que se propagan, ya que las celdas no tarda en llenarse de mugre y suciedad al carecer de letrinas y de suficiente espacio. Algunos mueren como castigo ante una infracción, y otros simplemente por que la cruel tripulación necesitaba algo con lo que matar el tiempo. No es raro que los despojos sean aprovechados por los cocineros del barco para preparar un poco de carne guisada para mantener a los supervivientes vivos durante la marcha.

Cuando las naves esclavistas regresan con las bodegas llenas, desembarcan siempre primero en la ciudad de Karond Kar, por un lado por que aquí se encuentra los mayores mercados de esclavos, y por otro, por que por ley están obligados a detenerse y pagar a los señores de la ciudad un diezmo de todos los cargamentos de esclavos que se traen a Naggaroth, aunque no vayan a ser vendidos allí. Los señores de la torre tienen excelente memoria y no olvidan a aquellos que los agravian, y aquellos capitanes que ignoraron las leyes pero cometieron la necedad de volver serán prisioneros en las mazmorras de Karond Kar hasta que sus parientes paguen el diezmo que retuvieron, o en caso de que no quien malgastar su tiempo en pagar la fianza, pasar una larga temporada encadenado.
Los prisioneros que hayan sobrevivido a la travesía son conducidos a los mercados de esclavos o casas de los esclavistas donde son examinados rudamente y divididos por edad y género. Es aquí cuando los capitanes Corsarios y los Señores de los Esclavos inician una intensa negociación y duro regateo por la compra de la mercancía. Los esclavistas negocian duro y ninguna flota abandona Karond Kar con tanta riqueza como espera, sin embargo son pocos los capitanes los que se atreven a desafiar los términos de un trato una vez se haya sellado. Mejor abandonar Karond Kar con poco peso en los bolsillos que no abandonarlo en absoluto.

Una vez comprados, a los esclavos se les marcan con un hierro al rojo vivo con la marca de la casa que lo compró en alguna zona del cuerpo y se les coloca collares de acero como si fueran animales. Luego son enviados a aquellos lugares donde se les necesite, ya sea trabajar en las minas y canteras para obtener materiales, a los oscuros bosques para talar los enormes árboles, o simplemente para servir en las mazmorras y cocinas de las grandes torres. Varios desafortunados son enviados directamente a los altares de Khaine, ya que un esclavo de cada diez traídos por los corsarios a Naggarond pertenecen al templo, donde les aguardan el honor de ser sacrificados al dios élfo de la guerra, el odio y la destrucción.
Los esclavos son obligados a trabajar sin piedad, si un esclavo desfallece por el duro trabajo, se le propinan unos latigazos hasta que su espalda se ponía en carne viva. Si se derrumbaba fruto del agotamiento, los guardias se limitaban a separar su cabeza del cuerpo con una espada sin molestarse a quitarle siquiera el collar.
Fugas y Levantamientos[]

Corral de esclavos
Debido a las penurias y a la crueldad de sus nuevos amos, no es extraño pues, que los esclavos traten de escapar siempre que les surja la oportunidad, incluso tampoco es infrecuente que se produzcan levantamientos.
En el primer caso los Elfos Oscuros van tras el fugitivo. La huida de un simple esclavo no es importante para ellos, sólo quieren darle caza por pura satisfacción, persiguiéndolo durante días si hace falta. En ocasiones son los propios Druchii los que dejan en libertad a los esclavos simplemente para darse ese placer. El propio Malekith ha llegado a organizar cacerías masivas en la que un millar de esclavos se soltaron en los bosques y los Elfos Oscuros los cazaron durante las semanas siguientes.
En caso de que alguna manera el esclavo fugitivo logre eludirlos, los Elfos Oscuros no se preocupan en exceso por tal contratiempo, dado que consideran que es poco probable que sobreviva demasiado tiempo en la Tierra del Frío debido a lo inhóspito del lugar, la inclemencia de los elementos, sin contar los numerosos peligros que allí habitan.
Las rebeliones de esclavos son asuntos mas serios ya que pueden que obligan a los Druchii a movilizar a su huestes para sofocarlos. Ciertamente estos alzamientos causan no pocos problemas para los Elfos Oscuros, aunque otros lo ven como una buena forma de entrenamiento para los Guerreros de Naggaroth, y de paso consagrarse al placer de matar. Cuando las rebeliones son sofocadas, a los supervivientes solo les espera una muerte lo mas lenta y agónica posible.
Imágenes[]
Fuentes[]
- Ejércitos Warhammer: Elfos Oscuros (4ª Edición), págs. 9, 43-44.
- Ejércitos Warhammer: Elfos Oscuros (6ª Edición), págs. 9-10, 12, 56-57.
- Ejércitos Warhammer: Elfos Oscuros (7ª Edición), págs. 14-15, 19 y 37.
- Ejércitos Warhammer: Elfos Oscuros (8ª Edición), pág. 10.
- Saga Las Crónicas de Malus Darkblade: La Maldición del Demonio, por Dan Abnett y Mike Lee.
- Cap. 1: Sangre o dinero.
- Saga Las Crónicas de Malus Darkblade: Devorador de Almas, por Dan Abnett y Mike Lee.
- Cap. 3: La torre de los esclavos.
- Cap. 12: El Arca Negra.
- Total War Warhammer II.