El pequeño grupo de aventureros avanzó por las tétricas habitaciones. Sus pasos sobre las losas y sus respiraciones eran los únicos sonidos que podían escuchar aunque a veces les pareció que, a lo lejos, alguien caminaba furtivamente.
-"Cuidado - advirtió el Hechicero- creo que hay algo maligno tras esa puerta".
-"Maldición -gruñó el Enano- más problemas".
Todos se prepararon para el combate. El bárbaro agarraba nerviosamente su arma esperando al enemigo, Los segundos pasaron lentamente.
-"No oigo nada" -dijo el Elfo.
-"Claro que no -grito el Enano. Tras la puerta no hay nadie. Ya estoy harto de vosotros, héroes de pacotilla. Mirad -dijo yendo hacia la puerta-, aquí no hay nadie..."
Un tremendo rugido cruzó la sala.
"...o tal vez sí."
Comienza la aventura.
Fuente[]
- White Dwarf 47, pág. 34.