El Duque Rojo es como se conoce al vampiro perteneciente al clan Dragón Sangriento que desde hace siglos ha estado aterrorizando las tierras del ducado de Aquitaine en Bretonia, razón por la que también se le conoce como el "Azote de Aquitaine".
El folclore del ducado está lleno de historias acerca de un caballero oscuro que acecha en las noches sin luna para alimentarse de los vivos; es el Duque Rojo, que un día volverá en pos de venganza contra los señores de Bretonia.
Descripción[]
La historia del Duque Rojo es muy antigua y conocida por todas las tierras de Bretonia. En el año 1454 (476 según el calendario bretoniano), un caballero ataviado con una armadura roja como la sangre inició una campaña de conquista por las provincias occidentales de Bretonia. Se formularon muchas teorías sobre su verdadera identidad, pero hasta ahora nadie sabe quien es, por lo que se le conoce únicamente bajo el título de El Duque Rojo.
No obstante, su fama se extendió como reguero de pólvora, pues era un asesino brutal y un espadachín inigualable; muchos bretonianos se unieron a su causa por lo segundo y maldijeron su nombre por lo primero. Su violento avance sólo se pudo frenar cuando murió a manos del rey de Bretonia en la Batalla de los Campos de Ceren.
Casi quinientos años después, el Duque Rojo regresó de la tumba y extendió una sangrienta sombra sobre Aquitaine, quemando sus aldeas y masacrando a miles de personas hasta medirse con el duque de aquel entonces y cobrarse una cruenta venganza. Los caballeros de Bretonia volvieron a reunirse para contener la amenaza, pero en aquella ocasión no pudieron matarle. El Duque Rojo y los pocos guerreros que sobrevivieron huyeron al bosque de Chalons, donde aún se alimentan de los viajeros mientras planean su próxima ofensiva. Han pasado casi quinientos años desde su último regreso, por lo que no parece probable que vuelva a tomar las armas (si es que las retorna alguna vez).
Nadie sabe por qué el Duque Rojo está tan obsesionado por destruir a los bretonianos, pero circulan numerosas historias al respecto, narradas de forma diferente, con distintos detalles. En algunas de estas narraciones el Duque Rojo es un villano sin corazón, en otras una víctima trágica. Algunos dicen que es un caballero agraviado y deshonrado injustamente hace mucho tiempo. Otros sostienen que es la contrapartida tenebrosa del Caballero Verde, el insigne espadachín del pueblo de las hadas, y que existe para poner a prueba las armas y corazones de los Caballeros del Grial.
Los juglares bretonianos utilizan toda clase de aspavientos y lenguaje recargado para sus canciones y relatos, con lo que resulta del todo imposible separar la realidad histórica de las florituras lingüísticas. Sea cual sea la verdad, muchos Caballeros Andantes se proponen la tarea de buscarlo y acabar con su maldad de una vez por todas. Los pocos que consiguen encontrarlo no regresan jamás.
Historia[]
Se cuentan muchas historias diferentes sobre el Duque Rojo, historias de que continúa rondando el Bosque de Châlons, acechando oculto en las sombras, esperando su oportunidad de vengarse de la gente de Aquitania. Sin embargo, poca es la información existente sobre los orígenes del Vampiro, del que ni siquiera se sabe cual es su verdadero nombre, ya que todo registro de su vida pasada fueron borrados tras su primera derrota en los Campos de Ceren. Casi las únicas fuentes existentes sobre él son los numerosas narraciones cantadas por los juglares bretonianos, cada una con sus propias florituras, modificaciones y licencias artísticas, habiendo muchas contradicciones entre las distintas obras.
Uno de los relatos más importantes sobre el Duque Rojo en los tiempos modernos proviene del famoso trovador Jacques le Thorand, quien había alcanzado la fama con su Balada del Duque Rojo, un cántico que le aportaría fama y fortuna por todo el reino hasta que la reescribió repentinamente añadiéndole nuevos elementos y reescribiendo ciertas estrofas. Jacques afirmó haber sido visitado por el propio vampiro mientras se hospedaba en una posada que bordea el Bosque de Châlons.
Según Jacques, el Duque Rojo pasó la noche contándole los verdaderos hechos de sus atrocidades. Ciertamente, cuando Jacques reescribió su famosa Balada del Duque Rojo, la historia se parecía poco a la expuesta por historiadores y bardos, además de que muchos de los hechos ahí expuestos son rechazados por los caballeros del ducado, a veces a punta de espada.
El Duque de Aquitaine[]
Aparentemente antes de convertirse en vampiro, el Duque Rojo era el Duque del Aquitaine durante la época época de las Cruzadas, cuando reinaba Louis el Justo, el decimoquinto Rey de Bretonia, el cual, al parecer, era su hermano menor.
Guerrero poderoso y espadachín incomparable, el duque de Aquitania era un héroe de renombre en el reino de Bretonia por sus hazañas, famoso en todo el país por haber dado muerte al Dragón Nerluc. Sus habilidades con la espada eran tan grande que incluso permitía que cualquier hombre de cualquier posición, ya fuera noble o campesino, pudiera desafiarlo a cualquier hora a cruzar espadas con él. Aquel que lograra hacerle el más mínimo rasguño ganaría una bolsa de repleta de oro. Muchos fueron los que trataron de probar suerte, pero la bolsa de oro nunca fue reclamada.
Además de ser un gran guerrero, el duque también era un líder honorable y desinteresado. A menudo se embarcaba en misiones peligrosas, acudiendo en ayuda de tierras y ducados que no eran los suyos. Había ayudado al Duque Charavic en la campaña contra las hordas de Orcos que estaban asaltado sus tierras a lo largo del Río Grismerie, y se unió al Duque Arnulf para cazar al gran Dragón Gundovald. No es extraño pues, que cuando el Rey Louis el Justo declaró las Cruzadas contra Arabia, el Duque de Aquitaine se uniera a aquella campaña para liberar Estalia y derrocar al cruel Sultán Jaffar.
Las Cruzadas[]
En el años 1448, los árabes, liderados por el Sultán Jaffar, invadieron y conquistaron Estalia y amenazaron con hacer lo mismo con el resto de reinos del Viejo Mundo. Repletos de una justa ira, los caballeros de Bretonia se reunieron para expulsar a los invasores. Entre estos caballeros estaba el Duque de Aquitaine. Cuando los nobles hijos de Bretonia levantaron sus espadas contra el infiel, él fue el primero entre ellos, siempre preparado para proteger el honor de Bretonia. Ya era una figura famosa antes de la contienda, pero tras su participación en las cruzadas, se volvería una leyenda.
Durante la guerra que acabó por liberar el reino de Estalia y llevó al corrupto reinado de Jaffar a su fin, consiguiendo una gran fama. Innumerables canciones fueron compuestas sobre sus victoriosas batallas contra los guerreros del Sultán, y los árabes le apodaron "El Syf ash-Shml", que en el idioma de los nomadas del desierto significa "La Espada del Norte", aunque a menudo era abreviado como "El Syf". Era un título que se había ganado a través de años de sangrientas luchas contra Jaffar. Era un nombre que los árabes habían llegado a susurrar aterrorizados después de que los ejércitos bretonianos llegaran a los desiertos de Arabia para llevar las cruzadas a las propias tierras del sultán.
Luchando junto a su rey en los abrasadores desiertos de Arabia, el duque ganó más renombre como el héroe del asedio de Lashiek, y resultó fundamental en la destrucción del imperio pagano de Jaffar. Fue él quien se encargó de derrotar a unos de sus más temidos generales, Mehmed-bey, al que llamaban "Mehmed el Carnicero". Este general árabe había derrotado estrepitosamente a los cruzados en la Batalla de los Nueve Chacales, y tras su masacre, nadie se atrevía a enfrentarle. Nadie salvo el Duque de Aquitaine. Se enfrento a los árabes en las profundidades de un uadi seco, en la llamada Batalla del Lagarto Negro. Y gracias a sus inteligentes tácticas, el ejército árabe se dispersó, evitando así que atacaran la retaguardia del ejército cruzado que asediaba Al-Haikk.
Tras el asedio de Lashiek, después de abrir brecha en las murallas, el Duque de Aquitaine desapareció y se le creyó caído en combate. Durante días los rumores sobre su destino se extendieron por el campamento cruzado hasta que finalmente fue encontrado, gravemente herido y delirante, pero vivo. No se sabe que ocurrió con certeza, pero aparentemente, mientras hacia el camino de regreso a Bretonia, él y su sequito fueron emboscados por una banda de guerreros árabes. El Syf opuso una férrea resistencia y mató a muchos de sus enemigos, descubriendo para su ira y horror que eran liderados por un caballero bretoniano traidor, uno al que conocía y que era vasallo de alguien cercano a él. El Syf acabó con el traidor, pero las dudas y la confusión de que alguien hubiera urdido un complot para reclamar su ducado invadieron su mente, distrayéndolo del combate momentáneamente, y dándole la oportunidad a uno de los árabes para clavarle un puñal envenenado.
El Duque de Aquitania empezó a sentir como la vida empezaba a escapársele del cuerpo a causa del veneno, pero morir abandonado en medio de las ardientes dunas no estaba escrito en el destino de El Syf. La desesperada batalla del duque contra los asesinos había sido observada una figura solitaria. Al verle caer, el misterioso guerrero intervino, matando a los últimos guerreros árabes, antes de volverse hacia el agonizante Duque. Identificándose como Abhorash, fundador del Clan Dragón Sangriento, le dijo que había quedado muy impresionado por la habilidad y el valor mostrada por el bretoniano, y que sería una pena que semejante talento terminase ahí, por lo que le concedió al caballero moribundo el Beso de Sangre...
El Nacimiento del Duque Rojo[]
Varios días más tarde, el Duque de Aquitania fue finalmente fue encontrado, gravemente herido y delirante, pero vivo. Los leales seguidores del Duque le cuidaron, y aun cuando entró en coma no le abandonaron. Por orden del Rey Louis, que quería que muriese en tierra bretoniana regresaron a Bretonia y a sus hogares, a través de ardientes desiertos y emboscadas de Orcos y Skavens, portando a su señor en una litera. Finalmente, en 1454, llegaron a su hogar, y allí tendieron a su señor esperando su muerte.
Poco antes de llegar, terribles noticias llegaron a oídos del agonizante duque, su esposa Martinga había muerto. Las noticias y rumores de su supuesta muerte habían llegado mucho antes que ellos. Al principio Martinga no había creído en tales historias, pero al final, al ver que los demás señores cruzados regresaron, finalmente aceptó la verdad de la muerte de su marido. Aparentemente, negándose a continuar viviendo sin él, subió a la torre más alta del castillo y se arrojó desde las almenas. Aquella noticia fue un duro golpe para Duque. La tristeza se abatió sobre el castillo cuando finalmente el Duque sucumbió a la fiebre. Sus caballeros le lloraron y prometieron servirle más allá de la muerte, palabras que serían su perdición en los difíciles tiempos que se avecinaban. Le enterraron en el castillo de acuerdo con la costumbre de aquellos tiempos y entonaron cánticos por su alma durante la noche.
Sin embargo, este no fue el final de la Espada del Norte.
Tres días permaneció en la tumba, y entonces, según relatan los narradores amantes de clichés, llegó una oscura y tormentosa noche como no hubo otra en Aquitaine. Entre el clamor de los truenos y el destello de los rayos, se levantó de su ataúd de piedra. No como el Duque de Aquitaine, campeón del Rey, sino como un vil vampiro, mancillado por su terrible experiencia. Nadie supo cómo pudo haber ocurrido esto, pero tenían otras preocupaciones más inmediatas. En unas pocas y terribles horas mató a todos los habitantes del castillo y posteriormente los levantó de su prematura muerte con su recién adquirido poder. Transformado por completo tanto en mente como en cuerpo, el monstruo inmediatamente se dispuso a atacar y matar a los que antes había protegido, comenzando por aquellos que lo habían traicionado tratando de usurparle su Ducado. Su desquiciada mente incluía en esta lista a aquellos de los que tenía la más minima sospecha de ser responsables de su intento de asesinato, aunque fuera hermano suyo y rey de Bretonia. En poco tiempo tenía un gran ejército de No Muertos, y así comenzó su demoníaco reino de terror.
En un corto espacio de tiempo los plebeyos rechazaron utilizar su verdadero nombre y empezaron a conocerle como el Duque Rojo como consecuencia de su sed de sangre y el color de su armadura y sus actos. Miles de refugiados huyeron en dirección Norte para buscar la ayuda y la protección del Rey. Cuando éste tuvo conocimiento de los hechos ocurridos en Aquitaine, reunió un poderoso ejército y fue al encuentro de su antiguo vasallo.
El Duque Rojo, receloso de el poder del Rey Louis, buscó la ayuda de la Guardiana de la Torre de la Hechicería. La Torre era una antigua y ruinosa edificación abandonada por los Altos Elfos, levantada en una ubicación de gran poder. Su Guardiana, Isabeau, era ampliamente conocida como la más poderosa Hechicera de Aquitaine. El Duque Rojo le ofreció una alianza: juntos podrían derrotar al rey y dividirse el reino de Bretonia. Isabeau lo rechazó ya que vio al Duque Rojo como lo que era, un monstruo inhumano del reino de los No Muertos, y partió para reunirse con el contingente del Rey.
La Primera Guerra de Aquitaine[]
La cataclísmica batalla se libró en los Campos de Ceren. Poco se recuerda de esta batalla en la que las terribles hordas de No Muertos, todavía vestidos con la librea de Aquitaine, lucharon con la nobleza de Bretonia. Basta decir que ninguna de las criaturas de los No Muertos pudo resistir el embate del Rey y de los Caballeros del Grial que sin temor cargaban contra los difuntos. La Guardiana de la Torre, con todo su poder y sabiduría, recitaba los mortales hechizos que el Duque Rojo intentaba tener en su bando.
Finalmente los dos hermanos se encontraron, el Rey y antiguo su campeón. La batalla se alargó durante una hora, pero la Dama del Lago estaba con el Rey de Bretonia y juntos ganaron. Al ver al Rey luchando solo contra enemigos de todos lados, el Vampiro ordenó a sus secuaces que detuvieran sus esfuerzos contra Louis, dejando un camino despejado entre él y su presa. El Duque Rojo acusó a Luois que lo había traicionado, que no podía estar contento como rey, sino que también tenía que convertirse en duque de Aquitania. Tras esto, el Duque Rojo cargó contra el Caballero del Grial, montado sobre los restos óseos de su fiel montura y lanza en ristre, con su hoja de acero con púas empapada con la sangre de los caballeros bretonianos.
En vida, el Duque de Aquitaine era uno de los guerreros mas letales de Bretonia, en la no-muerte, sus habilidades de combate había obtenido niveles inalcanzables, pero ni siquiera él pudo resistir la ira de la Dama. Cegado por la luz sagrada que rodeaba a Louis, su corazón fue atravesado por la lanza bendita del Rey, ensartando su cuerpo y levantándolo de su silla. La muerte del Azote de Aquitania supuso un golpe mortal que selló el destino de su indescriptible ejército No Muerto. Su seguidores fueron dispersados y destruidos, su castillo arrasado hasta los cimientos y se echó sal bendecida por los Caballeros del Grial por las dispersas ruinas.
Isabeau informó al Rey que debía quemar los restos del vampiro, pero aquel no pudo soportar la visión del profanamiento del cuerpo de su antiguo campeón. Muerto, el Duque Rojo tenía nuevamente su aspecto anterior. Sus rasgos eran nobles y pacíficos otra vez, y parecía estar a salvo de su maldición. El Rey ordenó que se construyera una gran tumba para su hermano y que fuera sellada con la marca del Grial para honrar al caído. Sobre un pilar se colocó una estatua de bronce que representaba al duque de Aquitania en el apogeo de su heroica gloria y ricos grabados narraban la vida del noble guerrero antes de que descendiera a la oscuridad. Después dio instrucciones para que el verdadero nombre del Duque Rojo fuera borrado de todos los registros de forma que la terrible vergüenza fuera olvidada y los parientes del Duque Rojo no tuvieran que vivir constantemente con el recuerdo de la maldad que en cierta ocasión estuvo ligada a su nombre.
La Profetisa Isabeau no logró convencer al rey Louis de lo contrario, pero al menos si consiguió que le permitiera colocar encantamientos sobre el monumento, hechizos que protegerían la tumba y la mantendrían inviolable contra todo tipo de maldad.
Una Tumba sin Reposo[]
Como la profetisa había temido, el Duque Rojo no estaba muerto. Su cuerpo podría haber sido atravesado por la lanza del Rey, y su voluntad destrozada por el poder de la Guardiana de la Torre, pero ya había hecho planes para este caso. Parte de su ser había sido sellado en el interior de una joya carmesí, formada por la sangre de inocentes y Magia Oscura. Fueron muchos los años que necesitó para regenerar su maltrecho cuerpo, pero finalmente se puso en pie una vez más.
El Duque Rojo se burló de la estúpida compasión que había impedido que el rey Luois destruyera su cuerpo. Y ahora toda Bretonia sufriría por su error. Entonces el vampiro se preparó destrozar las puertas de piedra de su tumba y regresar. Pero los símbolos del Grial y los sellos mágicos que la Guardiana grabó en las inmensas puertas no permitieron que el Duque Rojo saliera. Le resultó imposible siquiera acercarse a las paredes de su cripta, rechazado por los encantamientos que saturaban la estructura de mármol.
Durante incontables años le inundó la furia, dentro de la tumba que se había convertido en su prisión, pero sin ningún tipo de resultado: cada vez que intentaba abrir las puertas de la tumba con su desmesurada fuerza, las sagradas runas y sellos mágicos le ardían en las manos. Lanzó gran cantidad de hechizos para liberarse y usó toda su astucia para invocar terribles criaturas de más allá del límite de la muerte para que le ayudaran, pero nada pudo mover las puertas. Los sellos eran demasiado poderosos.
Aunque la joya roja preservó la antinatural vida del Duque, su hambre por la sangre de los vivos creció hasta que le condujo a un profundo foso de locura del que no había retorno. Solamente podía gritar su rabia a la sorda piedra y jurar venganza. Hora tras hora, su insaciable sed crecía, torturándolo con punzadas de anhelo que era incapaz de satisfacer. En vano, puso sus pensamientos en el pasado, tratando de olvidar su hambre rememorando sobre su pasado y sus recuerdos, perdiéndose en momentos heroicos e infames con igual abandono...
Y así permaneció durante siglos, y la gente gradualmente olvidó la demoníaca historia del Duque Rojo hasta que se convirtió en una figura usada para asustar a los niños desobedientes. En los casi cinco siglos que habían trascurrido, una nueva familia había heredado el gobierno de Aquitaine, y el nuevo Duque, Gilon de Aquitaine, había construido un castillo en las ancestrales tierras del Duque Rojo.
La Segunda Guerra de Aquitaine[]
Finalmente en una fatídica noche del año 1932, el Duque Rojo fue liberado por el nigromante Renar, que tenía la ilusa esperanza de someter a su voluntad al antiguo No Muerto. En vez de ello, acabó sirviendo al Duque Rojo. Lleno de envidia y paranoia, el Duque Rojo aterrorizó a los habitantes de Aquitaine y bebió sangre bretoniana. Levantó un ejército de No Muertos para arrebatar el poder a su usurpador.
Se cuenta que mientras el Duque Rojo combatía a los bretonianos, afirmaba estar vengándose de sus antiguos enemigos. Siglos sin poder saciar su sed y perdiéndose en recuerdos del pasado afectaron a su mente, hasta el punto que no sabía distinguir el pasado del presente. El Duque Rojo libró una extraña campaña, recreando sus batallas de las Cruzadas contra Arabia pero especialmente su enfrentamiento contras los ejércitos del rey Louis en la primera guerra de Aquitania. Aunque sus antiguos enemigos había fallecido hacia siglos, el Duque Rojo ignoró las palabras de sus asociados más cuerdos y condujo sus fuerzas a través del país. El vampiro loco mató a sus enemigos, incluso si no los reconoció por quiénes eran, pero los imaginó como oponentes de épocas pasadas.
En ocasiones recobraba la lucidez, comprendiendo en que año y en que lugar se encontraban, pero valiéndose de su locura los caballeros de Bretonia consiguieron derrotarlo. Una vez más, en los Campos de Ceren se enfrentaron los caballeros de Bretonia a la hueste No Muerta del Duque Rojo. Igual que ocurriera en el pasado, el ejército bretoniano resultó ser más fuerte y los soldados No Muertos fueron arrojados de vuelta a sus tumbas. Pero en esta ocasión, el Duque Rojo era demasiado poderoso para poder destruirlo, y mató a docenas de valientes caballeros antes de galopar hacia las ramas sombrías del Bosque de Châlons para escapar de la persecución.
Todavía se cuentan muchas historias diferentes sobre su paradero, y en muchas de ellas se dice que continúa rondando el Bosque de Châlons, acechando oculto en las sombras, esperando su oportunidad de vengarse de la gente de Aquitaine y Bretonia.
Objetos Mágicos[]
- Espada de Oro Fulgurante - El Duque Rojo tomó esta espada de un Emir de Arabia al que derrotó en combate singular.
- Armadura de la Sangre - El Duque Rojo está equipado con la Armadura de la Sangre, una armadura que posee poderes místicos.
- El Morzillo - El Morzillo es el fiel corcel del Duque Rojo. Fue su montura durante las cruzadas y cuando murió, sus restos fueron transportados junto a su dueño. Ahora en la no muerte, vuelve a llevar a su amo a la batalla.
Miniatura[]
Imágenes[]
Curiosidades[]
- El nombre por el que los árabes conocían al Duque Rojo, "el Syf" , es una obvia referencia al Cid histórico.
Fuentes[]
- Campaña: Círculo de Sangre, págs. 6-7.
- Ejércitos Warhammer: Condes Vampiro (7ª Edición), págs. 26-27.
- Warhammer Fantasy JdR: Amos de la Noche (2ª Ed. Rol), págs. 46-50.
- Novela: The Red Duke, por C. L. Werner.
- Capítulo 1.
- Capítulo 2.
- Capítulo 13.
- Capítulo 14.
- Capítulo 15.
- Capítulo 19.
- Epílogo.