Dorien era el hermano menor de Imrik, más conocido como el Rey Fénix Caledor I. Fue un reconocido Príncipe Dragón, y estuvo al lado de su hermano todo el tiempo a lo largo de la Guerra de la Secesión.
Descripción[]
De cabello rubio y penetrantes ojos azules, Dorien se caracterizaba por poseer un personalidad impetuosa, que contrastaba con el talante más reflexivo de sus dos hermanos mayores. Era un firme defensor del reino de Caledor y leal a su familia, lo que hacia que se pudiera confiar en él cuando se trataba de proteger las tierras de sus ancestros, y siempre apoyaba a sus hermanos, especialmente en tiempos guerra, obedeciendo sus órdenes y decisiones incluso aunque estuviese en desacuerdo con ellas.
Su defecto es que también poseía un carácter bastante arrogante y poco diplomático, lo cual a veces causaba problemas. Dorien siempre hizo gala de un especial desprecio hacia los Naggarothi que nunca se molestó en disimular. Incluso décadas antes de que estallara la Guerra de la Secesión, ya sentía una intensa desconfianza hacia ellos. Esta animadversión se trasladaba incluso con los Naggarothi que luchaban contra los ejércitos de Malekith, considerando que era un error confiar en ellos.
Pese a su altivez y prepotencia, Dorien profesaba un gran estima hacia los dragones. No los consideraba como meras bestias si no como los aliados más importantes y leales de los Elfos, y la razón por la que el reino de Caledor era tan poderoso, por lo que siempre les mostraba un gran respeto. El hermano menor de Caledor I era uno de los mejores jinetes de dragón de su era, llevando juntos la destrucción a los enemigos de Ulthuan. Para él no había nada más emocionante que liderar una escuadra de dragones hacia la batalla.
Equipamiento[]
Cuando Dorien partía al combate, generalmente lo hacia enfundado en una lorigas de oro y plata, y montado en Nemaerinir, un enorme dragón rojo que era uno de los pocos dragones que aún despertaba de su sueño para acudir a la batalla. Combatía enarbolando una larga lanza mágica con la que atravesaba a sus enemigos al cargar. Cuando tocaba combatir cuerpo a cuerpo, guardaba la lanza y extraía de su vaina la espada mágica Alantair.
- Alantair: Una espada larga que brillaba como la luna.
Historia[]
En las Colonias[]
Dorien era el tercero de los hijo de Menieth, siendo el hermano menor de Caledrian e Imrik, y nieto del famoso mago Caledor Domadragones. Dorien creció hasta convertirse en un gran guerrero y uno de los mayores Príncipes Dragón de Caledor. Al morir su padre en la batalla, su hermano Caledrian recibió el gobierno del reino de Caledor, mientras que Imrik recibió la espada mágica Lathrain. Por su parte, a él se le entregó el estandarte de Caledor.
Por aquella época, Ulthuan estaba gobernada por el Rey Fénix Bel Shanaar, y todos los reinos que la conformaban gozaban de una época de paz y prosperidad. Quizás por ello, el príncipe Dorien, junto a su hermano Imrik y con su primo Thyrinor, viajaron a Tor Arlieth, la principal colonia que Caledor tenía en Elthin Arvan, para poder enfrentarse a las numerosas amenazas y enemigos que allí habían y así poder acrecentar su reputación y la del reino de Caledor.
Residieron en la colonia durante años, y en un momento dado, los ejércitos de Tor Arlieth con ellos tres al mando fueron a enfrentarse a una gran horda de Pieles Verdes, pero un ejercito procedente de Athel Toralien, la principal colonia de Nagarythe, también se había movilizado para a hacer frente a los Orcos. Dorien mostró preocupación ante esto, preguntándose cómo se habían enterado los Naggarothi de su campaña y cómo se las habían arreglado para darles caza tan pronto, sugiriendo echarlos dado que estaban pisando territorio caledoriano. Su hermano Imrik, aunque compartía la desconfianza de Dorien hacia los Naggarothi, prefirió llevar las cosas con más talante y sugirió unir fuerzas contra el enemigo, pero Maldiar, el arrogante general Naggarothi, desdeñó su proposición y decidió enfrentarse a los Pieles Verdes sin la ayuda de los caledorianos.
El ejercito de Maldiar se lanzó precipitadamente sobre los Orcos y Goblins, y estaba claro que serían superados por el enemigo. Dorien quería dejar a los Naggarothi a su suerte para que recibieran una cura de humildad, pero Imrik no quería que los elfos murieran inútilmente, aunque estos fueran Naggarothi, por lo que consideró que debían ayudarlos, así que Dorien y él, montados en sus respectivos dragones, volaron hacia el enemigo y causaron una gran mortandad entre los Pieles Verdes. Dorien dio muerte a la Serpiente Alada que montaba el Kaudillo, y luego Imrik acabó con el propio líder orco, lo que desmoralizó al resto de Orcos y Goblins que huyeron en desbandada.
Sin embargo, durante el combate, Dorien y su dragón Nemaerinir chocaron con Maldiar y su grifo, y con los Pieles Verdes derrotados, Dorien y Maldiar estaban cara a cara acusándose mutuamente de interponerse en su camino, espadas en mano y con las figuras de sus respectivas monturas elevándose amenazadoramente detrás de sus respectivos jinetes. Solo la intervención de Imrik impidió que la cosa fuese a peor, logrando convencer al Naggarothi de repartirse el botín equitativamente para el desagrado de este, antes de regresar a sus respectivas colonias.
Nada más llegar a Tor Arlieth, les informaron de que había llegado una carta escrita por Caledrian. En ella, el hermano mayor pedía a Imrik que regresara a Ulthuan, con Dorien y con Thyrinor si quería, para representar a Caledor en el consejo del Rey Fénix, debido a las crecientes tensiones entre Nagarythe y los restantes reinos de Ulthuan. Incluso en las colonias, habían oído noticias y rumores de la situación. Hacía varias décadas que Malekith, hijo de Aenarion, había desaparecido para explorar el mundo, y durante su ausencia, su madre Morathi se había convertido en regente. Durante el gobierno de la viuda de Aenarion, el culto a los Cytharai, las deidades más siniestras del panteón Élfico, había crecido en Nagarythe y expandido al resto de reinos, formando numerosas sectas que causaban numerosos disturbios. Sin embargo Bel Shanaar se negara a actuar directamente contra Nagarythe.
Así, Dorien y Thyrinor acompañaron a Imrik en su viaje de vuelta a Tor Caled, su hogar ancestral.
Tribulaciones en Ulthuan[]
A los pocos días de su llegada, participaron en un consejo organizado por Caledrian entre los numerosos príncipes de Caledor para discutir la acción a tomar. Durante el debate, Dorien no dudó en exponer sus ideas y sospechas. Consideraba que durante demasiado tiempo se había hecho la vista gorda a las díscolas prácticas de Nagarythe, por lo que había llegado la hora de que rindieran cuentas por ello y de que se restableciera la estabilidad, proponiendo que el Rey Fénix Bel Shanaar asumiera el control del reino del norte hasta el regreso de Malekith.
Muchos miembros del consejo asintieron con la cabeza, y aun algunos aplaudieron tímidamente o se dieron palmadas contra el muslo para demostrar su conformidad con las palabras de Dorien. Imrik compartía el sentimiento de su hermano pequeño, pero sabía que una acción directa contra Nagarythe equivalía a una invasión, y albergaba la sospecha de que Caledrian no deseaba llegar tan lejos. Además, era indudable que Bel Shanaar no emprendería una acción de esa naturaleza a menos que mediara una provocación inaceptable.
En un consejo de príncipes en la corte de Bel Shanaar en Tor Anroc, se decidió formar un ejercito con tropas de los distintos reinos, aunque quedaba por elegir al comandante. Se enviaron heraldos a Tor Caled rogando que algún príncipe de Caledor aceptara el puesto de general del Rey Fénix. Caledrian insistía, respaldado por Imrik, en que Caledor no debía enredarse en los intríngulis políticos de aquel nuevo ejército, decisión a la que se oponía Dorien y su primo Thyrinor, afirmando que era una estupidez permitir que los demás reinos eligieran un general sin contar con la opinión de Caledor. Si los guerreros caledorianos iban a luchar, sus príncipes tenían la obligación de saber quién iba a comandarlos.
Se llevó a cabo un nuevo consejo de príncipes para elegir al general, e Imrik viajó a Tor Anroc sin Dorien ni Thyrinor para evitarse distracciones. Ambos se habían quejado amargamente de su decisión, tal como Imrik había esperado, hasta que les había dejado claro que su presencia le supondría un motivo de irritación y un estorbo. Dorien se calmó ligeramente cuando Imrik le encargó la custodia de su esposa Anatheria y de su hijo Tythanir, puesto que el joven príncipe todavía no tenía una familia propia de la que cuidar. Al Consejo también se presentó por sorpresa Malekith, habiendo regresado en secreto a Ulthuan y siendo elegido general.
Imrik regresó a Tor Caled resentido por la noticia del regreso de Malekith, e informó de lo acontecido a sus hermanos y pares príncipes. Dorien aseveró de inmediato de que nunca blandiría su hoja bajo el estandarte de los Naggarothi, alegando que luchar al lado de los parias del norte sería un insulto a la memoria del Domadragones. Muchos otros nobles secundaron esa opinión, y Caladrian declaró que ninguna casa noble de Caledor se uniera al ejército de Bel Shanaar, aunque si se acordó enviar armas forjadas en el Yunque de Vaul. El ejercito liderado por el príncipe Malekith cosechó una gran victoria, restableciendo su autoridad sobre Nagarythe y arrestando a su madre Morathi y llevándola ante el Rey Fénix Bel Shanaar, el cual decretó que debería permanecer prisionera en Tor Anoc.
Mientras estos acontecimientos tenían lugar, en el reino de Caledor, Imrik y Dorien llevaron a los hijos de muchos príncipes Dragón a las montañas para introducirlos a los dragones. Dorien se llevó un cuerno a los labios y tocó una sola nota grave que resonó durante un rato largo. A la llamada acudió Maedrethnir, el más anciano de los dragones que continuaban despiertos, que llevó a cabo una exhibición para el deleite de los presentes.
Se le pregunto al venerable dragón por sus hermanos, y este respondió que simplemente no querían despertarse para lucirse ante unos niños. Maedrethnir regresó a las grutas subterráneas para volver a su sueño, e Imrik envió al resto del grupo de vuelta e hizo una indicación a Dorien para que se reuniera con él. Imrik le expresó su preocupación de que Maedrethnir les hubiera mentido y temía que fuera el último dragón que continuaba despierto. Imrik le pidió a su hermano que no comentase nada sobre ese asunto, ni siquiera a Caledrian.
Horrenda Traición[]
Tras la derrota de Morathi, la paz pareció volver a Ulthuan y así parecía ser durante muchos años, pero tras más de dos décadas, los cultos y sectas a dioses oscuros resurgieron con mas fuerza que nunca por todo Ulthuan. Incluso Malekith se había visto obligado a huir de Nagarythe con un cuerpo de guerreros leales y buscar asilo en Tor Anroc, en la corte del Rey Fénix. Ante esta situación, Bel Shanaar convocó a todos los príncipes para un nuevo consejo en el Templo de Asuryan, en la Isla de la Llama. El Rey Fénix deseaba que aquella nueva revuelta fuera aplastada rápidamente. Se revisará la propuesta de un ejército unido bajo su estandarte y se buscaría nombrar al comandante de ese ejército.
Caledrian viajó a la Isla de la Llama, acompañado por su primo Thyrinor, ya que Imrik se había negado a asistir, habiendo aceptado una invitación de Koradrel de Cracia para participar en una cacería en las montañas de su reino. Por su parte, Dorien se quedó en Tor Caled para cuidar del reino hasta el regreso de su hermano mayor. Sin embargo, en el Consejo, el príncipe Malekith reveló su verdadera naturaleza e intenciones. Habiendo ambicionado desde siempre el Trono del Fénix, Malekith colaboró con su madre para asesinar a Bel Shanaar, y en el consejo trató de ser nombrado como nuevo Rey Fénix. Ante la negativa de la mayoría de príncipes, él y sus guerreros los atacaron.
En su intento por reclamar su derecho, Malekith se introdujo en la llamas sagrada de Asuryan al igual que había hecho su padre Aenarion para recibir la bendición del dios, pero por su corrupción, las llamas le rechazaron y terminó completamente carbonizado. Los seguidores de Malekith recogieron el cuerpo destrozado de su señor y huyeron del Templo de Asuryan, dejando el interior del templo lleno de elfos asesinados. Caledrian se contaba entre los muertos aunque Thyrinor fue de los pocos que sobrevivió.
Ante aquella terrible situación se decidió elegir a alguien que los lideraba ante la amenaza de Nagarythe, e Imrik fue elegido. Se enviaron mensajeros a Cracia para encontrarlo, y le informaron de lo sucedido. Imrik viajo de inmediato a la Isla de la Llama. No solo se había convertido en el príncipe regente de Caledor con el asesinato de Caledrian, si no que además había sido elegido como nuevo Rey Fénix, adoptando el nombre de Caledor I en honor a su abuelo.
Guerra de la Secesión[]
Aprovechando la confusión reinante por la masacre en el Templo de Asuryan, Morathi fue liberada de su prisión de Tiranoc y marchó con los seguidores de Malekith de regreso a Anlec, con los restos calcinados de su hijo. Jurando venganza por aquella afrenta, Morathi tomó el mando de las fuerzas de Nagarythe, e invadió los reinos vecinos, apoderándose rápidamente de Tiranoc y asediando constantemente a Ellyrion y Cracia. Incluso los reinos que estaban lejos de Nagarythe también se vieron atacados.
Para contrarrestar el hecho de que sus enemigos tomaran la iniciativa, Dorien, junto con Caledor y Thyrinor, viajaron a las montañas del Espinazo de Dragón y despertaron a varias de las bestias draconianas que dormitaban en sus cavernas. Despertaron menos de las deseadas, pero si las suficientes para frenar el avance de los ejércitos Naggarothi. De esta manera, Dorien volvió a entrar en combate montado en Nemaerinir. Numerosas serían las batallas en las que Dorien participó a lo largo del conflicto, llevando la muerte y la destrucción a los Naggarothi.
En uno de sus primeros actos, lograron romper el asedio a la que la ciudad de Eataine estaba siendo sometida, aplastado a las fuerzas enemigas en una tarde, y expulsando a los ejércitos de Anlec de Lothern. De los prisioneros capturados descubrieron que la amenaza de Nagarythe era mucho mayor de lo imaginado, pues todos los Naggarothi parecían haber sido movilizados para atacar simultáneamente Lothern, Ellyrion y Cracia. El resto de los reinos a duras penas podían reunir las tropas necesarias para sofocar a los despiadados sectarios que ya se encontraban dentro de sus fronteras, y Caledor no había tenido más remedio que dividir a los príncipes dragoneros. El Rey Fénix había volado a la Isla de la Llama para convocar un nuevo Consejo de príncipes de los reinos orientales, y había dejado a Dorien al mando.
Dorien había entendido la gravedad de las palabras de su hermano cuando le había comunicado que debía dirigirse al norte; la victoria en Lothern no serviría de nada si se permitía la caída de Ellyrion. Dorien había sugerido que todos los príncipes dragoneros participaran en la campaña de Ellyrion, pero el Rey Fénix había sido tajante en su negativa, argumentando que se desplegaría a los príncipes por toda Ulthuan para demostrar que no luchaban por un solo reino. Para Dorien, eso carecía de sentido, pero no había insistido en su postura, por temor a que su obstinación llevara al rey a relevarlo como general y a poner en su lugar a Thyrinor o a otro príncipe.
Dorien y su primo Thyrinor volaron hasta Ellyrion, adelantándose al resto del ejército para ayudar al príncipe regente Finudel y a su hermana Athielle en la batalla contra las hordas Naggarothi lideradas por Kheranion, un despiadado general Druchii que había destruido la Casa Anar. Entre él y su primo lograron darle muerte y poner en fuga a su dragón Negro, aunque durante la confrontación Dorien se fracturó una pierna. Con la muerte de su general, el ejercito de Elfos Oscuros fueron definitivamente derrotados.
Años más tarde viajaría a Avelorn para rechazar una invasión de los Druchii, combatiendo al lado de las fuerzas de la Reina Eterna Yvraine. Los bosques de Avelorn no eran lugar para un dragón, por lo que Dorien no tuvo más remedio que encabezar su ejército a lomos de un caballo. Con los ejércitos del Rey Fénix a su mando y los poderes convocados por Yvraine obtuvieron una gran victoria, aunque Dorien tuvo que partir inmediatamente para ayudar a su hermano en Cothique, dejando todas las tropas de las que pueda prescindir en Avelorn para que protegieran el reino, y disculpándose a Yvraine de que Caledor I aún no se hubiera reunido con ella.
Y así fue la vida de Dorien durante muchos años, yendo de batalla en batalla. En un momento dado de aquel largo conflicto, su hermano nombró a Dorien guardián del reino de Caledor y le cedió la regencia mientras él se hallaba inmerso en sus obligaciones como Rey Fénix. Dorien recibió con desagrado la noticia, pues pensaba que el hecho de que lo enviara de vuelta a Tor Caled representaba una especie de castigo cuando durante un consejo defendió abiertamente realizar una invasión a Nagarythe. Caledor trató de convencerlo de lo contrario, resaltando la confianza que estaba depositando en él ya que sabía que antepondría la protección del reino a cualquier otra cosa.
Dorien protegió el reino de Caledor como le había pedido su hermano, pero se sentía como un animal enjaulado y enviaba frecuentemente mensajes pidiendo que se le permitiera encabezar un ejército en la batalla, pues allí no había guerras ni sectarios a los que expulsar. Sin embargo, no podía estar más errado. Hotek, el Sumo Sacerdote de Vaul, era en secreto un aliado de Morathi y durante años había estado forjando armas para sus ejércitos. Cuando se descubrió su traición, Dorien acompañó a su hermano Caledor para detenerlo, pero el sacerdote renegado huyo del Forja de Vaul llevándose con el martillo sagrado y las piezas de una misteriosa armadura.
Años mas tarde descubrirían que la armadura había sido forjada para Malekith, el cual había sobrevivido al juicio de Asuryan y su madre Morathi lo cuidó hasta que Hotek terminó de forjar la Armadura de la Medianoche, fundiéndola directamente en su destrozado cuerpo. Gracias a la oscura magia de la armadura, Malekith pudo regresar más poderoso que nunca y ponerse de nuevo al frente de sus ejércitos, siendo conocido como el Rey Brujo desde entonces.
Con el regreso de Malekith, el Rey Fénix Caledor I tuvo que replantearse por completo su estrategia para ganar la guerra. En lugar de enfrentarse directamente a él, su plan consistía en evitar por completo presentarle batalla. Si el Rey Brujo atacaba un lado, él le atacaría por otro distinto. El objetivo era negarle una victoria definitiva todo el tiempo posible, para que la frustración se apoderará de él y cometiera errores, momento en el que lanzarían el ataque definitivo.
Minados por esta guerra de ataques relámpago de “golpear y huir”, los ejércitos del Rey Brujo avanzaban, vacilaban, se reagrupaban y volvían a atacar de nuevo, mientras Malekith buscaban la manera de imponerse. Este duelo entre los ejércitos se prolongó durante varios años en los que ningún gobernante se impuso en Ulthuan, ya que ambos bandos no consiguieron la victoria aplastante necesaria para asegurar el poder. Finalmente, Caledor I consideró que ya había llegado el momento de atacar. Sus ejércitos habían ganado experiencia y las tácticas habían demostrado su eficacia. Los druchii estaban inquietos; actuando movidos por el terror que les infundían sus gobernantes.
Todo se resolvería en Maledor.
Victoria sobre el Rey Brujo[]
Los ejércitos se congregaron en el abrupto brezal de Maledor. Todos los reinos leales a Caledor estaban representados, listos para enfrentarse a alas fuerzas del Rey Brujo. En la víspera de la batalla, Dorien fue quien pronunció en voz alta al Rey Fénix las preocupaciones que atormentaban al resto de los príncipes: ¿Podrían ganar?, su hermano le respondió simplemente con un “debían de ganar”, pues esa era la única oportunidad que tendrían de derrotar de manera definitiva al Rey Brujo y las huestes de Nagarythe.
La batalla de Maledor fue la batalla más grande e importante librada en toda la guerra de la Secesión, quien se alzara con la victoria tornaría para siempre el curso de aquel largo conflicto en su favor. Al mando de su ejército, Malekith se lanzó a un ataque supremo contra las apretadas filas de soldados reunidos por Caledor. En el clímax de la batalla, el Rey Fénix de Ulthuan se enfrentó personalmente contra el Rey Brujo, y aunque estuvo a punto de caer, al final logró hacerse con la victoria, obligando a Malekith a escapar para no ser destruido. La pérdida del Rey Brujo fue un mazazo del que el ejército Druchii no se recuperó. Ver que su señor y general huía destrozó los ánimos de los guerreros y las distintas compañías Naggarothi empezaron a retirarse del campo de batalla, otorgándole la vitoria a los ejércitos de Ulthuan.
Caledor no se hallaba en condiciones de comandar el ejército, así que delegó el mando para la persecución del enemigo en Dorien, matando y capturando a muchos de los naggarothi que huían. Con la caída de la noche, Dorien se vio obligado a reunirse con su ejército, y los últimos guerreros enemigos desaparecieron en la oscuridad. Preocupado por el estado de su hermano, Dorien voló de regreso junto al Rey Fénix y lo encontró atendido por los curanderos.
Entrada la noche, Alith Anar y sus Guerreros Sombríos aparecieron en el campamento Asur. El Rey Sombrío ordenó a Caledor que se marchara de Nagarythe llevándose consigo a su ejército con él, pues ahora eran sus tierras. Dorien protestó por la arrogante demanda de Alith, llevándose la mano a la empuñadura de la espada, pero el Rey Sombrío fue mas rápido empuñando su arco plateado, con una flecha apuntando directamente a la garganta de Dorien. Alith advirtió que tenía tres mil guerreros rodeando el campamento, y si levantaban un arma contra él, los aplastarían. Caledor comprendió que no se trataba de un farol e hizo una señal a Dorien para que se calmara.
El Rey Fénix le recordó que tanto Malekith como Morathi seguían vivos, y debía ir a Anlec para poner fin a aquella guerra. Alith le respondió que lo que quedaba ahora era un asunto interno exclusivo de Nagarythe, y que ellos se encargarían de eliminar al Rey Brujo y de su horrenda madre. Caledor no veía en el Rey Sombrío más que determinación, y comprendía que desencadenar una batalla contra los Sombríos no beneficiaría a nadie salvo a los Druchii, así que accedió a las demandas del joven Anar, con la condición de que regresarían a Nagarythe en la primavera con su ejército para acabar con aquello si él no lo había hecho aún.
Dorien protestó, pero Caledor le ordenó a su hermano que se callara para que no empeorara la situación. Dorien sacudió una mano en dirección a Alith en un gesto cargado de desprecio y se marchó hecho una furia, gruñendo entre dientes. Horas más tarde, tal como había jurado a Alith Anar, Caledor encabezó la retirada de su ejército por los Annulii, de regreso a Avelorn. Envió a muchos de sus guerreros de vuelta a sus reinos respectivos; algunos con el encargo de trasladar solemnemente los cadáveres de los príncipes caídos en batalla. Dorien recibió la orden de viajar a Caledor para informar de la victoria del Rey Fénix.
Destrucción de Tor Caled[]
Pero el Rey Brujo no estaba dispuesto a aceptar la derrota. Consumido por la rabia, Malekith decidió llevar a cabo un demencial y desesperado para apoderarse de Ulthuan. Él y sus hechiceros llevarían a cabo un gran ritual para generar la necesaria Magia Oscura con la que desestabilizar el Gran Vórtice creado por Caledor Domadragones, convocando a un enorme ejercito de demonios con el que derrotar a sus enemigos y conquistar toda la isla, sin importarle en absoluto los riesgos. Prefería que todo el mundo fuera arrasado antes de ver a Ulthuan gobernado por otro.
Uno de sus seguidores, Urathion de Ullar, se dio cuenta que aquello era un locura que lo destruiría todo, así que alertó al Rey Fénix del plan demencial de Malekith antes de ser asesinado.
Con poco tiempo para reaccionar, Caledor I llamo a las armas a sus hombres para hacer frente a los primeros demonios que surgían de las Annulii, mientras Thyriol, príncipe mago de Saphery, viajó a la Isla de los Muertos donde sacrificó su vida para que los espíritus de Caledor Domadragones y los demás magos restauraran el Vórtice, haciendo fracasar el plan de Malekith y salvando al mundo, aunque no sin terribles consecuencias, pues las energías desatadas provocaron una serie de desastres naturales por toda Ulthuan.
En el reino de Caledor, Dorien dormía profundamente y soñaba que un ejército de demonios sitiaba Tor Caled. Despertó de repente y se incorporó en la cama, acosado por un coro de voces extrañas a pesar de que ya no estaba soñando. El príncipe notó los temblores iniciales, que sacudieron la cama, y tuvo una premonición. Se levantó como un resorte y salió disparado del suelo cuando todo el palacio se levantó y volvió a caer en cuestión de segundos con un crujido atronador.
Las campanas de alarma y los gongs resonaban por toda la ciudad. Dorien enfiló hacia una de las terrazas del palacio, y desde allí pudo contemplar que la cima del Anul Caled estaba ardiendo. Las llamas y el humo envolvían la cumbre, y una lluvia de rocas candentes salía disparada hacia el cielo. A lo largo de la falda de la montaña se abrían grietas que despedían llamas y vapores, y ríos de lava empezaban a manar de las resquebrajaduras. Tor Caled continuó temblando al ritmo de las erupciones de los volcanes, mientras las murallas y los edificios empezaban a derrumbarse, con cientos de elfos tratando de escapar desesperadamente de la destrucción. Dorien contempló horrorizado cómo muchos Elfos que trataban de huir de la ciudad se precipitaban hacia su muerte en los ríos y pozos de lava que empezaban a formarse.
Entonces, una tórrida nube de ceniza se deslizó hasta la ciudad procedente del Anul Caled; un miasma de tinieblas y muerte que engulló la capital en cuestión de segundos. Dorien apenas podía respirar envuelto en el aire tórrido, y los gases y la alta temperatura de la nube lo asfixiaban. Junto con miles de los Elfos de los que había sido protector, el príncipe quedó rápidamente sepultado por la ceniza. Las llamas prendieron en su ropa y en su pelo, y el cuerpo se le iba despellejando mientras sus músculos se carbonizaban.
Fuentes[]
- Saga de La Secesión: El Rey Sombrío, por Gav Thorpe.
- Cap. 16: Sangre en las llanuras.
- Cap. 17: Un destino cruel.
- Saga de La Secesión: Caledor, por Gav Thorpe.
- Cap. 1: El orgullo de Caledor.
- Cap. 2: El regreso del príncipe.
- Cap. 3: Se avivan las llamas.
- Cap. 4: El Consejo de los príncipes.
- Cap. 9: Desde las llamas.
- Cap. 10: El ataque a Lothern.
- Cap. 11: Los dragones negros.
- Cap. 12: El marchitamiento de Avelorn.
- Cap. 14: Ríos de sangre.
- Cap. 15: El martillo de Vaul.
- Cap. 17: Más sangre en las llanuras.
- Cap. 18: El resurgimiento del Fénix.
- Cap. 20: Un enfrentamiento fatídico.
- Cap. 21: La Secesión.
- Personajes.