Wiki La Biblioteca del Viejo Mundo
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Las Doncellas Espectrales aúllan constantemente porque recuerdan los placeres prohibidos de la vida física de antaño que ya no pueden disfrutar y sienten una gran amargura porque no pueden tampoco aspirar a la paz del descanso de la tumba. Su lamento puede ser mortífero para los mortales, e infunde terror en los corazones de quienes lo oyen. Los que no tienen una voluntad de hierro pueden morir aterrorizados tras escuchar los lamentos fúnebres de las Doncellas Espectrales. Sus víctimas empiezan a sangrar por las orejas y los ojos mientras el lamento antinatural les destroza la mente. Caballeros equipados con armaduras se han desplomado inertes de sus sillas de montar y filas enteras de la infantería caen inconscientes mientras la Doncella Espectral lleva a cabo su diabólica tarea. El rostro de una Doncella Espectral está hundido y parece un cráneo, rodeado de una mata de pelo que se retuerce como un nido de serpientes. Aparece envuelta en sudarios etéreos y mortajas que parecen tener vida propia deslizándose como si en realidad se moviese transportada por corrientes subacuáticas. Una Doncella Espectral está rodeada de luces fantasmales parpadeantes que son los restos de los hombres que asesinaron en vida. Estas quimeras se mueven por algún tipo de alquimia extraña del alma que las obliga a crepitar y girar alrededor de su torturador, con sus cabezas fantasmales incorpóreas conservando una expresión de miedo permanente. La visión de una sola Doncella Espectral resulta aterradora, e incluso guerreros lo bastante hábiles para enfrentarse a un Vampiro no pueden defenderse de sus gritos antinaturales. No es de extrañar que los señores No Muertos más poderosos unan la voluntad de varias de ellas a su servicio.
 
Las Doncellas Espectrales aúllan constantemente porque recuerdan los placeres prohibidos de la vida física de antaño que ya no pueden disfrutar y sienten una gran amargura porque no pueden tampoco aspirar a la paz del descanso de la tumba. Su lamento puede ser mortífero para los mortales, e infunde terror en los corazones de quienes lo oyen. Los que no tienen una voluntad de hierro pueden morir aterrorizados tras escuchar los lamentos fúnebres de las Doncellas Espectrales. Sus víctimas empiezan a sangrar por las orejas y los ojos mientras el lamento antinatural les destroza la mente. Caballeros equipados con armaduras se han desplomado inertes de sus sillas de montar y filas enteras de la infantería caen inconscientes mientras la Doncella Espectral lleva a cabo su diabólica tarea. El rostro de una Doncella Espectral está hundido y parece un cráneo, rodeado de una mata de pelo que se retuerce como un nido de serpientes. Aparece envuelta en sudarios etéreos y mortajas que parecen tener vida propia deslizándose como si en realidad se moviese transportada por corrientes subacuáticas. Una Doncella Espectral está rodeada de luces fantasmales parpadeantes que son los restos de los hombres que asesinaron en vida. Estas quimeras se mueven por algún tipo de alquimia extraña del alma que las obliga a crepitar y girar alrededor de su torturador, con sus cabezas fantasmales incorpóreas conservando una expresión de miedo permanente. La visión de una sola Doncella Espectral resulta aterradora, e incluso guerreros lo bastante hábiles para enfrentarse a un Vampiro no pueden defenderse de sus gritos antinaturales. No es de extrañar que los señores No Muertos más poderosos unan la voluntad de varias de ellas a su servicio.
   
Durante el asedio de la Fortaleza Piedra de Hierro, el astuto Señor de los Vampiros Vyktros von Kreiger vio como su infantería quedaba reducida a polvo porque la artillería enemiga era mucho más rápida que él levantando a sus fuerzas. Ni siquiera sus tropas de dite lograron abrir una brecha en la pesada puerta de piedra situada delante del castillo. Entonces, von Kreiger resolvió enviar a la puerta los espíritus de tres hechiceras que le habían enseñado el camino de la nigromancia. Las sólidas puertas de hierro de la fortaleza eran a prueba de enemigos físicos pero no lograron contener los letales lamentos de las Doncellas Espectrales.
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Durante el asedio de la Fortaleza Piedra de Hierro, el astuto Señor de los Vampiros Vyktros von Kreiger vio como su infantería quedaba reducida a polvo porque la artillería enemiga era mucho más rápida que él levantando a sus fuerzas. Ni siquiera sus tropas de elite lograron abrir una brecha en la pesada puerta de piedra situada delante del castillo. Entonces, von Kreiger resolvió enviar a la puerta los espíritus de tres hechiceras que le habían enseñado el camino de la nigromancia. Las sólidas puertas de hierro de la fortaleza eran a prueba de enemigos físicos pero no lograron contener los letales lamentos de las Doncellas Espectrales.
   
 
Cuando las tres Doncellas Espectrales empezaron a aullar a través de las aspilleras y troneras, los defensores de la puerta palidecieron y cayeron muertos. Entonces, Von Kreiger solo tuvo que levantar a los guardias muertos con un hechizo nigromántico, obligándolos a abrir las puertas del castillo, su primera acción en una eternidad de esclavitud. Historias como estas circulan par las tierras de los hombres, y solo un guerrero insensato no temblaría al oír el sonido de estas criaturas fantasmales en la oscuridad.
 
Cuando las tres Doncellas Espectrales empezaron a aullar a través de las aspilleras y troneras, los defensores de la puerta palidecieron y cayeron muertos. Entonces, Von Kreiger solo tuvo que levantar a los guardias muertos con un hechizo nigromántico, obligándolos a abrir las puertas del castillo, su primera acción en una eternidad de esclavitud. Historias como estas circulan par las tierras de los hombres, y solo un guerrero insensato no temblaría al oír el sonido de estas criaturas fantasmales en la oscuridad.

Revisión del 16:40 24 sep 2014

Doncella Espectral

Los sonidos inhumanos que acompañan el avance de los ejércitos No Muertos son un arma por sí misma. Los gemidos graves de los Zombis, los gorjeos de los enjambres de murciélagos y la risa cacareante de los Nigromantes elevándose por el campo de batalla para luchar una vez más resultan muy desconcertantes e incomodan al enemigo. Pero es el aullido de de las Doncellas Espectrales el arma más temida de todas, porque atraviesa las almas de los que las escuchan coma una lanza atraviesa el corazón.

Muchas hechiceras, magas y brujas han poblado las tierras del Viejo Mundo con el paso de los siglos. Los espíritus más resentidos y desasosegados de estas mujeres diabólicas acaban convirtiéndose en los horrores inquietos. En el sur del Imperio se las denomina viejas brujas, en Bretonia son arpías plañideras y los Enanos las llaman el alarido helado, pues se trata de espíritus que no pueden pasar a la otra vida. Temen atravesar el vacío para enfrentarse a cualesquiera que sea el castigo que les aguarda por haber cometido sus acciones diabólicas, de modo que a un Vampiro le resulta muy fácil unir a estas criaturas a su servicio.

Las Doncellas Espectrales aúllan constantemente porque recuerdan los placeres prohibidos de la vida física de antaño que ya no pueden disfrutar y sienten una gran amargura porque no pueden tampoco aspirar a la paz del descanso de la tumba. Su lamento puede ser mortífero para los mortales, e infunde terror en los corazones de quienes lo oyen. Los que no tienen una voluntad de hierro pueden morir aterrorizados tras escuchar los lamentos fúnebres de las Doncellas Espectrales. Sus víctimas empiezan a sangrar por las orejas y los ojos mientras el lamento antinatural les destroza la mente. Caballeros equipados con armaduras se han desplomado inertes de sus sillas de montar y filas enteras de la infantería caen inconscientes mientras la Doncella Espectral lleva a cabo su diabólica tarea. El rostro de una Doncella Espectral está hundido y parece un cráneo, rodeado de una mata de pelo que se retuerce como un nido de serpientes. Aparece envuelta en sudarios etéreos y mortajas que parecen tener vida propia deslizándose como si en realidad se moviese transportada por corrientes subacuáticas. Una Doncella Espectral está rodeada de luces fantasmales parpadeantes que son los restos de los hombres que asesinaron en vida. Estas quimeras se mueven por algún tipo de alquimia extraña del alma que las obliga a crepitar y girar alrededor de su torturador, con sus cabezas fantasmales incorpóreas conservando una expresión de miedo permanente. La visión de una sola Doncella Espectral resulta aterradora, e incluso guerreros lo bastante hábiles para enfrentarse a un Vampiro no pueden defenderse de sus gritos antinaturales. No es de extrañar que los señores No Muertos más poderosos unan la voluntad de varias de ellas a su servicio.

Durante el asedio de la Fortaleza Piedra de Hierro, el astuto Señor de los Vampiros Vyktros von Kreiger vio como su infantería quedaba reducida a polvo porque la artillería enemiga era mucho más rápida que él levantando a sus fuerzas. Ni siquiera sus tropas de elite lograron abrir una brecha en la pesada puerta de piedra situada delante del castillo. Entonces, von Kreiger resolvió enviar a la puerta los espíritus de tres hechiceras que le habían enseñado el camino de la nigromancia. Las sólidas puertas de hierro de la fortaleza eran a prueba de enemigos físicos pero no lograron contener los letales lamentos de las Doncellas Espectrales.

Cuando las tres Doncellas Espectrales empezaron a aullar a través de las aspilleras y troneras, los defensores de la puerta palidecieron y cayeron muertos. Entonces, Von Kreiger solo tuvo que levantar a los guardias muertos con un hechizo nigromántico, obligándolos a abrir las puertas del castillo, su primera acción en una eternidad de esclavitud. Historias como estas circulan par las tierras de los hombres, y solo un guerrero insensato no temblaría al oír el sonido de estas criaturas fantasmales en la oscuridad.

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Fuentes

Ejércitos de Warhammer: Condes Vampiros (8ª Edición).