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Diablilla variante 1 warhammer total war por danny sweeney

"Mientras la miraba, el tiempo pareció detenerse. Ella era la respuesta a todas las fantasías que había tenido. Su encanto creó deseos dentro de mí que no sabía que existían, y estaba preparado en ese momento para entregarme". Le di la bienvenida a su abrazo, dejando caer mis brazos para aceptar su favor. Luego, de repente, se fue"

Gracias a Sigmar por el regimiento de cañones de Nuln que estaba detrás de mí. Si un disparo de bala de cañón afortunado no hubiera hecho pedazos a esa asquerosa Diabilla, habría dejado que me abriera como un cerdo y luego le hubiera dado las gracias
"

Derwood Schaffner, lancero de Reikland.

Hijas de Slaanesh, Portadoras de Gozosa Degeneración, Donantes de Indescriptibles Placeres, las Perversas, Buscadoras de Decadencia.

Las Diablillas (Q'tlahs'itsu'aksho en Lengua Oscura) son los símbolos más potentes de la seducción y la languidez de Slaanesh, y el más numeroso de todos sus Demonios menores. Están dotadas de una belleza realmente perversa, sobrenatural e inquietante, pero a la vez son guerreras indudablemente expertas, combatientes rápidas y ágiles, cuyas zarpas pueden desgarrar la carne y atravesar cualquier armadura con facilidad.

Descripción[]

Diablilla variante 2 warhammer total war por danny sweeney

Las Diablillas son grandes tentadoras y aquellos que no pueden ver a través de su fascinante máscara serán condenados eternamente, sus almas serán arrancadas, mancilladas y depositadas a los pies de un nuevo y vil amo. Estas potentes seductoras son casi irresistibles; incluso se ha sabido de fuertes de mente, los que pueden ver a la sucia bestia bajo de su máscara exterior, que han bajo el abrazo fatal de una Diablilla. Nadie sabe los placeres ultraterrenales que podrían brindar al alma, pero en el campo de batalla solo aportan dolor. Son crueles y vengativas y se divierten causando amores fatales sobre aquellos que se resisten a sus encantos caóticos.

Las Diablillas son poderosos símbolos de Slaanesh. Existen únicamente para servir a todos sus retorcidos deseos, necesidades y caprichos: en cierto modo son extensiones del Príncipe de los Placeres, pues gozan de experiencias sensuales e infligen dolor para excitar sus depravadas sensibilidades. El Príncipe Negro tiene un enorme harén para sus propios placeres profanos, y estas cortesanas y sirvientas también actúan como su guardia personal.

Al igual que los Desangradores de Khorne, las Diablillas son unas criaturas de combate. Sirven a Slaanesh como guerreras de línea en las batallas por la dominación que se libran tanto en el Reino del Caos como en el mundo mortal. Aunque se usan a menudo como soldados en las guerras, a veces la Semiente puede conceder a estas criaturas como compañeras a los seguidores mortales, una especie de regalo perverso que casi siempre acaba matando al receptor. Cuando se encuentran en el reino mortal, las Diablillas llevan mensajes a los cultos y organizan rituales para glorificar a su blasfemo señor.

Al igual que su degenerado dios, las Diablillas son hermosas, pero su belleza es perversa y antinatural, y provoca más odio que admiración. Habida cuenta de su grotesca apariencia, resulta difícil imaginarse a estos seres como seductores. La historia ha demostrado una y otra vez que su cautivadora presencia y sus dulces palabras han atraído a más de un mortal a una muerte agónica. Las Diablillas hipnotizan a los débiles de voluntad como las serpientes a los ratones, acercándose cada vez más, moviéndose con seguridad, articulando palabras sensuales en sus labios perfectos, engañando, seduciendo, hasta que se encuentran lo bastante cerca como para ensartar al enemigo en su zarpa. Mientras la vida abandona al mortal, las Diablillas ríen deleitándose con la emoción de la can y el éxtasis y dolor de su muerte estimulando sus caprichosos deseos.

Diablilla variante 3 warhammer total war por danny sweeney

Las Diablillas son rápidas y letales con todo el que se cruza en su camino. Gracias a sus ágiles piernas, van por todo el campo de batalla realizando una danza mortal con cada enemigo, al que cubren de heridas profundas con sus garras largas como guadañas. Las Diablillas poseen la belleza fascinante y el encanto típico de todos los demonios de Slaanesh. Luchar contra ellas supone luchar contra los deseos del corazón, pues extraen la fuerza del cuerpo, nublan la mente y merman toda voluntad de lucha. Estas criaturas de apariencia frágil son capaces de superar en combate a los guerreros más experimentados y convierten el campo de batalla en un espectáculo decadente para la mera diversión del Príncipe del Placer.

Siempre que sea posible iniciará una lucha negociando, o más bien, seduciendo. Si un oponente potencial está dispuesto a escuchar sus susurros y murmullos seductores, ofrecerá placeres que los mortales ni sueñan, tentándolos con sus palabras hasta que pueda tener su propio placer preferido: empalar a una víctima con sus afilados miembros. Para la corrupta sensibilidad de una Diablilla este es el culmen perfecto de un éxtasis casi erótico, con la sensación igualmente deliciosa de infligir una muerte dolorosa al otro grupo.

Los ojos seductores y opales de estas criaturas y sus características seductoras y carnales siempre son consideradas la altura de la belleza por el espectador. Sin embargo, al igual que muchos demonios de Slaanesh, ceder a esta sobrecarga sensorial es arriesgarse a la destrucción, pues los esbeltos brazos de un Diablilla terminan en garras capaces de despedazar fácilmente a un hombre. Las legiones de estas criaturas son un espectáculo digno de contemplar, pues hay textos históricos que hablan de cientos de Diablillas bailando y cantando en perfecto unísono como una máquina de matar coreografiada.

Tras una batalla, las Diablillas pasan entre los caídos para llevar a cabo su más impía misión. Deben recuperar los cuerpos de aquellos que vivieron según la ética del exceso del Príncipe Oscuro. Las Diablillas llevan estas almas al palacio de Slaanesh en el Reino del Caos, donde aquellos que realizaron algún pacto con el Príncipe Oscuro y lucharon bien en la batalla son convertidos en Príncipes Demonio. Los que adjuraron de Slaanesh o demostraron ser unos cobardes sobre el campo de batalla son condenados a vivir en el Palacio del Placer durante una eternidad de tormentos. Para los adoradores de Slaanesh este lugar es un paraíso no sometido a las estructuras morales, donde todas las depravaciones, sin importar lo enfermizas que sean, pueden llevarse diligentemente a cabo. Para los pocos afortunados que han cerrado su diabólico pacto a la ligera, es un infierno sin fin.

Aspecto[]

Tome of excess by guterrez-d6x8a5p Mathias Kollros Diablilla Slaanesh

Al igual que las demás criaturas del Señor del Dolor y el Placer, las Diablillas son seres horribles e inquietantes. Ninguna criatura sensata vería belleza en estas asesinas despiadadas, pero de algún modo estos demonios consiguen embaucar y fascinar a quienes los contemplan, sometiéndolos a su inefable voluntad.

Las Diablillas son casi tan altas como un hombre, y sus figuras y rostros se parecen a las mujeres humanas o élficas, con ojos que son como unos grandes focos esmeralda que brillan con una maligna luz interior. Tienen la piel pálida y de color crema así como largos y fluidos cabellos blancos, pero a menudo se tiñen el cuerpo o lo adornan con una variedad de diseños extraños, pintándose o tatuándose estrías ondulantes rosas o azul pastel sobre sus pieles. El símbolo de Slaanesh, repetido sin cesar, es el motivo más popular.

En vez de manos, sus brazos suelen acabar en zarpas quitinosas similares a guadañas, articuladas como las pinzas de un cangrejo, llenas de lengüetas afiladas y aristas que son capaces de rebanar extremidades, cortar armaduras y desgarrar la carne del hueso. Las Diablillas se yerguen sobre dos piernas que acaban en pies generalmente de dos dedos provistos de garras negras y una cola afilada. A veces llevan una elaborada armadura y cota de malla.

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Imágenes[]

Fuentes[]