Desfiladero Perdido

Durante casi dos mil quinientos años, el final del camino de Sigmar ha estado perdido para la humanidad. La ruta que tomó dejó el paso del Fuego Negro en las Tres Madres para adentrarse en un estrecho valle donde luchó contra Sheerargetru en una batalla titánica que sacudió las montañas y dejó cicatrices en la tierra. Un desprendimiento de rocas cayó en la boca del desfiladero, bloqueándolo de la vista y sellándolo del paso del Fuego Negro.

Con el transcurso de los siglos, robustos pinos y matorrales crecieron sobre las rocas y ocultaron aún más la entrada al Desfiladero Perdido. Los últimos pasos de Sigmar han permanecido ocultos desde entonces, sin que ningún humano volviera a marcar el desfiladero en un mapa.

Descripción

En su viaje, Sigmar vino por aquí, luchó contra Sheerargetru y lo obligó a someterse antes de utilizar a Ghal Maraz para atraparlo. El paisaje lleva el legado de este enfrentamiento, tanto en el terreno físico como en la influencia psíquica del pasado.

Más allá de un punto donde los acantilados casi se tocan, el desfiladero se convierte en un barranco. Las escarpadas paredes rocosas impiden el paso de la mayor parte de la luz y los árboles que sobresalen por encima dejan el profundo desfiladero en una penumbra permanente. Los acantilados están salpicados de cuevas y salientes donde los Goblins construyen sus hogares, mientras que los hongos florecen en la húmeda penumbra del fondo. El fuerte olor a podredumbre húmeda que desprenden los hongos deja un inconfundible hedor a vegetación podrida por todo el barranco.

Viajar por el desfiladero no es especialmente difícil. El arroyo ha labrado un sendero llano y, siempre que el grupo se abra paso con cuidado por el valle sembrado de rocas, podrá avanzar con paso firme. El clan Panzaloca es el verdadero peligro aquí. Responde de forma diferente al grupo dependiendo de en qué parte del desfiladero se encuentren.

Desde la piscina de la cascada, el desfiladero asciende suavemente por las montañas durante 35 millas hasta la cueva. Las laderas son escarpadas y están sembradas de rocas sueltas y pedregosas. Durante el día, el sol ilumina el arroyo poco profundo que baja para llenar la poza de la cascada. El valle está salpicado de escasa vegetación: robustos arbustos y pinos de montaña se aferran a las paredes inclinadas.

Secciones

El Desfiladero Inferior — 20 millas

El tramo inferior del desfiladero es demasiado abierto para que los Goblins Nocturnos pasen aquí el tiempo durante el día. Un pequeño grupo de exploradores vigila desde la ladera superior, escondidos en un saliente de piedra para protegerse del sol. Cuando queda claro que un grupo de intrusos está subiendo por el desfiladero, esperan a que anochezca para actuar.

Antiguo desprendimiento de rocas

En el lado del desfiladero de la mina, la antigua barrera forma una presa. El amplio estanque es poco profundo y es fácil vadearlo hasta tierra firme. Una roca sobresale de la superficie del agua, con una tosca cabeza de pájaro pintada en ella, marcando el territorio de los Panzaloca. Hay merlanes plateados nadando perezosamente en las aguas poco profundas, los cuales tienen un rostro ligeramente humano y escamas violáceas.

Grupo de pedruscos

A diez millas por el desfiladero, hay un grupo de enormes pedruscos en la parte inferior de la ladera norte. Hay un pozo chamuscado en el centro y montones de estiércol de Goblin. En las sombras de las rocas crecen setas del color de la carne pálida.

Trampas

Los Goblins han colocado trampas sencillas en varias secciones del desfiladero. Se trata de simples trampas de foso, rellenas de palos afilados y ocultas con piedras sueltas apiladas sobre una malla de ramitas.

Punto de pinzamiento

El tramo inferior del desfiladero termina cuando las paredes se vuelven vertiginosas y se elevan desde el fondo del valle. Finalmente, los acantilados se acercan hasta un punto en el que casi se encuentran: los dos lados están separados por poco más de seis pies. El arroyo se precipita en un torrente. Las primeras pinturas de Ezcupecarcajadaz están pintadas en las paredes alisadas por el agua. Son imágenes toscas pero asombrosas, en muchos tonos de verde, rojo, blanco, amarillo y marrón. Entre los desorientadores remolinos y patrones hay varias escenas discernibles.

• Un corpulento hombre con barba lucha con un pájaro humanoide. Ezcupecarcajadaz tuvo esta visión durante un trance: es Sigmar luchando contra Sheerargetru.
• Una pequeña multitud de figuras verdes postradas con túnicas rodean a un chamán verde resplandeciente sobre una gran seta: es el propio Ezcupecarcajadaz, gobernando sobre la tribu.
• Varias figuras caminan penosamente por un estrecho hueco entre acantilados. Por sus armas, armaduras y ropas, los intrusos se reconocen, la pintura está seca y ligeramente descolorida, porque Ezcupecarcajadaz vio su llegada en sus visiones hace varios años.

El Barranco Profundo — 5 millas

Más allá del punto de pinzamiento el barranco se abre unas 10 yardas de ancho, con acantilados escarpados a ambos lados. Incluso durante las horas más luminosas del día, este tramo está en una penumbra permanente. Con el odiado sol oculto, los Goblins Nocturnos pueden moverse por aquí durante el día, refugiándose sólo durante las 2 a 3 horas alrededor del mediodía, cuando el sol está en lo alto. Los acantilados gotean humedad y el sombrío suelo alberga colonias de setas y hongos de soporte que brotan de la musgosa superficie rocosa.

Las pasarelas

Aquí los acantilados están plagados de túneles de Goblins Nocturnos y unas toscas plataformas de madera sobresalen de la roca para dominar el desfiladero. Hay algunos puentes desvencijados que unen los dos lados del desfiladero en los puntos más estrechos. Por la noche, los Goblins corretean por las plataformas y de vez en cuando intentan tirarse unos a otros por el borde. Durante el día, suele haber algunos Goblins ocupándose de sus asuntos.

Los murales

Esta parte del desfiladero conserva muchas de las pinturas rupestres de Ezcupecarcajadaz. Hay muchos motivos abstractos, imágenes de rostros lunares lascivos, soles malignos y escenas que representan a los Goblins Panzaloca derribando fortalezas humanas y masacrando Enanos y Skavens. Hay dos pinturas de especial interés: Un martillo rodeado de luz multicolor y retorcidas cabezas de pájaros y peces, y el hombre barbudo de los murales anteriores, acompañado de un jabalí y un lobo

El agujero de entrada

Rocas caídas cubiertas de setas y hongos ensombrecen una oscura entrada a las cavernas de los Panzaloca. Suele estar custodiada por dos skargobbos.

Snotrroms y champiñónidos

El suelo del desfiladero está cubierto de un vasto cultivo de hongos, dividido en dos por el arroyo. Los hongos y las setas varían en color y tamaño y algunos alcanzan la altura de la cintura. Los más grandes tienen caras en los tallos y algunos se mueven lentamente sobre dos pies. Son fáciles de cortar y los ‘snotrroms’ en movimiento no pueden defenderse.

Túneles de los Panzaloca

Las cavernas y túneles donde habitan los Goblins Nocturnos cortan una ruta confusa a través de la roca, pero hay varios lugares notables en su interior:

• La cueva de Ezcupecarcajadaz: donde el chamán se sienta en lo alto de su trono y contempla el infinito, da órdenes sobre su séquito y hace promesas temerarias sobre el futuro. Es una cavidad de bóveda alta dominada por la seta de Ezcupecarcajadaz. Hay un olor rancio con un ligero y penetrante aroma a ozono.
• Cueva de los skargobbos: los Goblins más duros duermen y comen aquí, atendidos por pequeñuelos. Suele haber algunos skargobbos holgazaneando sobre pieles y riñendo.
• La caverna principal: la mayor galería de la red de cuevas. La mayoría de la tribu se reúne aquí alrededor de un gran fuego alimentado por hongos secos y cualquier Goblin lo suficientemente desafortunado como para aventurarse demasiado cerca.
• Las cuevas enanas: estrechas y escuálidas incluso para los estándares Goblin, es en estas cuevas más profundas donde los miembros más pequeños del clan regresan después de un día buscando comida o corriendo detrás del resto del clan. Gruñevoleo tiene su propia y cálida cueva en las cercanías.
• La poza: los Goblins no son muy exigentes con el lugar en el que defecan, pero la poza es un lugar ideal para charlar con los demás mientras alivian sus tripas. Se trata de un profundo pozo repleto de hongos y un sinfín de horrores debajo.
• Las cuevas de los hongos: las cavernas más profundas albergan el misterioso proceso por el que los Goblins vienen a este mundo. El suelo está cubierto de guano de murciélago, del que brotan altas setas marrones.

El Desfiladero del Norte — 10 millas

Una roca caída salva el arroyo al final del territorio de los Panzaloca y, una vez más, el desfiladero se abre en un valle más amplio con matorrales ralos y hierba de montaña. Los Goblins Nocturnos evitan este lugar ya que les produce malestar. El Viejo Gruñevoleo obliga a sus pequeñuelos a pasar junto a la roca en busca de los sombreros púrpuras que Ezcupecarcajadaz consume para sus visiones, pero por lo demás suele haber Goblins por aquí.

Desde que Sigmar atrapó a Sheerargetru, la influencia de una presencia del Caos suprimida ha afectado al desfiladero aquí. Los extraños peces prosperan en el arroyo y las rocas han sido desgastadas en formas extrañas por el clima. Algunas parecen cabezas humanas con bocas abiertas. Otras proyectan sombras que son normales cuando se las observa directamente, pero que parecen retorcerse en la visión periférica.

Campamento abandonado

Un poco más allá de la roca caída hay dos viejas tiendas cubiertas de lona enmohecida. Hay restos de una hoguera, trapos y huesos humanos esparcidos por el lugar. Es imposible decir cuánto tiempo han estado aquí, pero hay un monedero con 21 monedas, la más reciente de estas fue acuñado en Averheim en el 2234 CI. Una tienda contiene dos sacos de dormir empapados y una copia barata y dañada por el agua de La vida de Sigmar impresa en el 2184 CI en Nuln.

La otra tienda está ocupada. Dentro, un hombre yace de espaldas, bloqueado en un grito silencioso. Gran parte de su cuerpo está cubierto de un hongo carnoso de color amarillo lívido que de algún modo le ha mantenido con vida durante siglos. Su mano visible araña desesperadamente los crecimientos de su carne. Dirige a quienes lo vean una mirada suplicante, pero no puede hablar. Si se eliminan los hongos, no queda casi nada de su cuerpo.

Colonias de sombreros púrpura

En varias zonas sombrías y húmedas hay grupos de las setas púrpuras preferidas por Ezcupecarcajadaz.

Las cascadas

En el punto más alto del desfiladero, el grupo encuentra la fuente del arroyo: un anfiteatro natural con cascadas que brotan de los acantilados. Algunas parecen retorcerse o desafiar la gravedad, fluyendo en distintas direcciones a la vez.

La entrada a la cueva

Detrás de la cascada hay una entrada rocosa que penetra en el acantilado. A un lado se alza una torre de piedra lisa con una figura acorazada fundida en la roca. Es esquelética, con la piel translúcida ceñida al cráneo. Cuando se acercan, les susurra en idioma clásico. Los que entienden esta lengua saben que está diciendo: ‘Abandonad la esperanza, todos los que entréis. Los piratas siempre se arrepienten de explorar los túneles. Resistid el impulso’.

Fuentes

• Warhammer Fantasy JdR: Imperio en Ruinas (4ª Ed. Rol), págs. 134-138.