Wiki La Biblioteca del Viejo Mundo
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Príncipe demonio warhammer total war por jan drenovec

"No puede haber victoria duradera contra los siervos de los Dioses Oscuros. Cuando vengan a por ti, la supervivencia deberá ser tu única meta."

Jostro el Hereje.

Mucho más allá de los límites del mundo mortal hay un reino imposible de magia y maravillas siniestras. Una pesadillesca extensión de terreno hecha de deseo, odio, vanidad y terror. En este lugar no se aplican las leyes físicas, salvo aquellas impuestas por las criaturas que lo habitan. Es el Reino del Caos, el hogar de los Dioses Oscuros y los Demonios del Caos.

Vienen del Reino del Caos para conquistar y destruir, criaturas de magia al servicio de los dioses más oscuros. Los ejércitos huyen ante su llegada, pues ninguna criatura mortal podría esperar sobrevivir ante enemigos inmortales. Lo devastan todo a su paso, y esa destrucción es como un regalo que otorgan a los guerreros de todas las razas, causas y credos. Son los Demonios del Caos, sirvientes de dioses locos y blasfemos, y no descansarán hasta que el mundo entero comparta esa locura.

Terror desde el Más Allá[]

Demonios principal

Nadie sabe desde cuándo existe el Reino del Caos, ya que el paso del tiempo tiene poca importancia en este lugar maldito. Es posible que sea tan antiguo como la propia historia, que se formara antes de que las estrellas cobraran vida y el mundo fuera creado. Sin embargo, también hay que tener en cuenta que el Reino del Caos y todos sus habitantes son la manifestación de las esperanzas y miedos de las criaturas vivas, así que, ¿cómo podría existir antes de que apareciesen las primeras razas inteligentes? Sea como sea, poco importa: lo único importante es que los Dioses del Caos existen, y que tienen un ansia permanente por devorar las almas de los mortales.

Hay cuatro Dioses del Caos: el iracundo Khorne, el ladino Tzeentch, el pestilente Nurgle y el cruel Slaanesh. Son deidades envidiosas y engreídas, y cada una de ellas cree estar destinada a ser el amo supremo de la existencia. Luchan constantemente entre sí por el control del Reino del Caos, pero rara vez se rebajan a enfrentarse en confrontación directa, pues esa no es la tarea de entidades omnipotentes como ellas, sino de sus legiones de siervos. Por ello, cada Dios del Caos envía a sus poderosos ejércitos de demonios a que presenten batalla en su nombre. 

Las Huestes Demoníacas y la Forja de Almas[]

Hueste Demoníaca

De igual modo que los Dioses del Caos son seres de magia, también lo son sus sirvientes demoníacos. Cada demonio es como una astilla de su maestro divino, una imagen distorsionada de los anhelos, emociones y deseos más oscuros de los mortales, que ha tornado forma y tiene licencia para destruir. Así pues, cada demonio es un reflejo de la presencia y personalidad de su amo. Los demonios de Khorne son musculosos, brutales, y proclives a la masacre indiscriminada, mientras que aquellos que sirven a Tzeentch son taimados y arteros, dados a evitar el combate y optar en su lugar por la magia que tanto detesta Khorne. Los demonios de Nurgle son con mucho los más resistentes, aunque también algo aletargados a la hora de pensar y actuar. Por su parte, los demonios de Slaanesh son tan gráciles y rápidos físicamente como salvajes de temperamento. Pero con independencia de su forma física, todos los demonios son de una dureza sobrenatural, capaces de encajar golpes que destruirían a cualquier otra criatura. Además, ningún demonio puede ser destruido por completo. Su cuerpo físico sí que puede aniquilarse, pero lo único que eso logrará será expulsar su espíritu hasta el torbellino de energía mágica conocido como la Forja de Almas. Una vez allí, el Demonio se ve inmerso en el proceso de tener que crearse un cuerpo nuevo que habitar, mientras sueña con vengarse de quienes lo han reducido a ese estado.

Aunque los demonios comparten numerosas características, no existen dos que sean completamente iguales, pues entre los guerreros de las huestes demoníacas puede encontrarse toda la variedad infinita de la que hace gala el Caos. Muchos demonios están dotados de extremidades adicionales, armas mágicas u otras características y poderes aún más extraños. Dichos rasgos son regalos y bendiciones concedidos por el patrón de dicho Demonio, ya sea como premio por algún servido especialmente exitoso o como castigo por un fracaso ignominioso (y en ocasiones, ni siquiera es posible diferenciar un supuesto del otro). Por lo general, los Dioses del Caos prestan la misma escasa atención a sus demonios que a las criaturas mortales que persiguen sus favores, y a veces dicho desinterés puede llevarles erróneamente a premiar o ascender de rango a siervos que no lo merecen, o a castigar de firma injusta a sus más útiles y meritorios esbirros.

Guardián de los Secretos by columbussage Demonios Caos

Al igual que los demonios son parodias retorcidas de criaturas mortales, sus ejércitos tienen similar aspecto a las de los planos materiales. Las huestes demoníacas de mayor tamaño son lideradas por Grandes Demonios, monstruosos avatares de los Dioses Oscuros cuyo poder eclipsa fácilmente el de cualquier señor de la guerra mortal. Las tropas de a pie de estas fuerzas son los Demonios Menores, antinaturales guerreros que marchan bajo siniestros estandartes, ya sea a pie o montados sobre rugientes bestias de guerra y carros de aspecto infernal. 

Los Dioses del Caos están siempre enzarzados en guerras entre ellos por hacerse con el control de toda la existencia, y el poder de cada uno (y de sus huestes demoníacas) aumenta y disminuye según su nivel de éxito en este Gran Juego. Dichos enfrentamientos se libran sin cuartel ni convenciones de ningún tipo: cualquier táctica, artificio o artimaña se consideran lícitos. Las alianzas son frecuentes y cambiantes, y la traición es común. Y sin embargo, por mucho que los Dioses del Caos discutan y se peleen entre ellos, hay una causa en la que se muestran unidos: la condenación del reino mortal y de todas las criaturas que habitan en él. Con tal de lograr este objetivo, los cuatro Poderes Ruinosos se mantienen hombro con hombro (aunque vigilándose mutuamente por el rabillo del ojo), y sus esbirros marchan como una sola voluntad para aplastar a los insignificantes defensores de los reinos mortales.

Aun así, cuando tengan la victoria en la palma de la mano volverán a luchar entre ellos, buscando reclamar el control de las tierras conquistadas. Demonios que un momento antes luchaban unidos contra un enemigo común volverán sus espadas, hechizos y garras unos contra otros sin dudarlo. Dicho conflicto cobrará tal ferocidad, que cualquier ganancia que puedan haber conseguido de forma conjunta será barrido por completo. Un paraje que crepita con el poder de la Magia Oscura volverá casi a la normalidad en cuestión de horas pues las hordas enfrentadas de demonios consumirán toda esa energía para poder seguir adelante con la lucha, y en cuanto no quede magia para sustentarlos serán inevitablemente reabsorbidos por el Reino del Caos.

Gracias a eso, el mundo mortal está relativamente a salvo de la destrucción total, no por la fuerza de las armas sino por la propia codicia divina que inició la matanza. Ya sea mediante el conocimiento erudito o la superstición primitiva, saben que es solo cuestión de tiempo que los Dioses Oscuros se unan de nuevo, y que los Demonios del Caos vuelvan otra vez a asolar el mundo mortal.

El Reino del Caos[]

Reino Caos

El Reino del Caos, la dimensión de la que proceden los demonios, es un lugar de sueños y pesadillas, donde una causa no siempre tiene el efecto esperado. Dentro de sus confines todo es posible, pues no existen leyes físicas comparables a las del mundo mortal. En el Reino del Caos, las esperanzas y los miedos se hacen realidad, y la realidad se reconstruye como una febril alucinación. La fuerza de gravedad, las formas, el espacio y la razón cambian constantemente según la voluntad de los Dioses del Caos. Pocos mortales son capaces de percibir este dominio en todo su esplendor, pues la mente mortal se evade de sus paisajes ultraterrenos. Por ello no solo no existen dos visiones iguales del Reino del Caos, sino que de hecho la mayoría de ellas son contradictorias. 

Regiones del Reino del Caos[]

Lenguaje Demoníaco[]

Magia[]

El Nombre de los Demonios[]

Portada libro de Ejército Demonios del Caos 7ª edición por Adrian Smith

El verdadero nombre de un demonio comúnmente es una oleada de sílabas guturales que escapan a la comprensión de la mayoría de los que las leen e intentan pronunciarlas. Prácticamente todos los demonios procuran mantener en secreto sus verdaderos nombres. El conocimiento del nombre verdadero proporciona una ventaja, y los demonios no renuncian a ese poder fácilmente. Solo los Grandes Demonios más poderosos y que no temen que otra criatura los domine no se preocupan por ocultar sus verdaderos nombres. Al ocultar sus verdaderos nombres, los demonios utilizan una serie de nombres y títulos falsos que varían en función de la circunstancia, ya que como estos nombres no importan a los demonios, no proporcionan beneficio alguno a quien los conozca. 

Un demonio siempre elige un nombre que refleje su naturaleza. Grauhilatarak, un Devorador de Almas de Khorne, ha ostentado títulos como el Asesino Despótico de la Inocencia, Despojacarnes o Arrancacráneos. Del mismo modo, el Guardián de los Secretos Lachirelarian'sithelme se regocija usando nombres que reflejen las obsesiones de Slaanesh, como Grito Infame, Bailarín del Pecado y Saqueador Acechante. 

En otras ocasiones, un demonio se ve tan complacido por un epíteto adjudicado por los enemigos a los que se ha enfrentado, que adopta el nombre para si. H'guturhtuk Urg'pelagua tenía el apelativo de Flujo Pútrido hasta la Batalla de las Colinas Baldías. Los soldados de la Milicia Imperial que consiguieron no ahogarse en el vómito pútrido arrojado por esta Gran Inmundicia lo denominaron Avalancha de Bilis mientras huían de la oleada de bilis viscosa y borboteante. Como a H'guturhtuk le complació esta descripción basada en el pánico, decretó que desde ese instante se le debería denominar Padre de la Avalancha de Bilis.

De todos los demonios, los alados Señores de la Transformación son los que suelen adoptar títulos más habitualmente. Como alteran su color, tamaño e incluso la forma constantemente y de forma caprichosa, estos vigilantes alados no quieren restringirse a sí mismos con un único nombre. Por este motivo, los Señores de la Transformación pueden tener un centenar de títulos y usarlos todos a la vez en un momento determinado: algunos de ellos los comparten entre una docena o más de otros Grandes Demonios. Estas prácticas laberínticas entorpecen la identificación de un Señor de la Transformación y lo convierten en un proceso de lo más irritante y complicado.

Invasiones Demoníacas[]

Cruzada Negra Tzeentch by Jason Juta

Desde su oscuro dominio en el Reino del Caos, los servidores de los Dioses del Caos vigilan, a la espera de una oportunidad para desatar toda su furia primaria sobre los desventurados mortales del mundo de Warhammer.

Aunque los demonios pasan la mayoría de su existencia encerrados en el conflicto interminable que se libra dentro del Reino del Caos, ¿qué es el tiempo para un ser que ha visto el nacimiento y la muerte de estrellas? Los años, las décadas y los siglos son fugaces y efímeros para los que han presenciado el ascenso y la caída de civilizaciones. Esta es la visión que tienen los Demonios del Caos del mundo; se trata de algo pasajero, un patio de recreo en el que satisfacer sus deseos y un campo de batalla en el que representar todos los horrores, el sinsentido y la crueldad que buscan.

Los mortales del mundo no significan nada para los demonios, ya sean los nobles Elfos, los testarudos Enanos, los valientes humanos del Imperio, los bárbaros pieles verdes o los imponentes Ogros. El desdén que siente un demonio por todo tipo de criaturas equivale a la indiferencia con la que un niño cruel observa a unas hormigas mientras las atormenta con una lupa o un cazo de agua caliente. Para él solo son juguetes, cuyo único valor es la diversión que proporcionan con sus frágiles y patéticos cuerpos. Cuando los demonios lanzan incursiones desde el Reino del Caos, irrumpen en el plano mortal para llevar a cabo los horrores oscuros que dominan sus corazones.

Estas invasiones son sangrientas y brutales, porque ninguna preparación basta para contener el monstruoso poder del Reino del Caos. Cuando las legiones demoníacas se desbordan en el plano mortal, Nurgle extiende sus mayores plagas y sus resultados son estallidos gloriosos de pestilencia y muerte agónica. Entre la multitud de mortales, los demonios de Slaanesh se deleitan con los excesos de la guerra y la brutalidad, regodeándose en la masacre y la crueldad de la guerra, mientras los ensangrentados soldados de a pie de Khorne prueban su superioridad marcial frente a cualquiera que se cruza en su camino. Incluso los servidores de Tzeentch se complacen en la destrucción, provocando cambios y mutaciones en los desprevenidos y los reacios, disfrutando con el infierno que causan.

La Invocación de un Demonio[]

Gran Inmundicia de Nurgle por Jon Hodgson

A lo largo de los siglos, mortales de todas las razas han invocado demonios. Lo han hecho para lograr sus propios objetivos, usando el conocimiento que adquieren en textos heréticos como el Grimorio Daemonicus, el Pandemonius y el Liber Maleficus. Algunos buscan un poderoso protector; o un asesino implacable para eliminar a sus enemigos. Otros ansían conocimientos mágicos o ver el porvenir. Al ser atemporales, los demonios tienen una perspectiva única del mundo real y pueden vaticinar a los mortales lo que sucederá en el lejano futuro. 

Por su parte, los demonios ansían seguir el conducto mágico de una invocación hasta su fuente, aunque no tienen ninguna intención de darle las gracias a quien abrió esa puerta. Es entonces cuando el invocador descubre lo eficaces que son realmente sus hechizos de protección. Cualquiera que tenga protecciones con la más mínima falla, es devorado rápidamente y sus habilidades mágicas y su esencia sirven como sacrificio para que el demonio sobreviva en el mundo real. Si el invocador está protegido por encantamientos de una complejidad y poder tal que el demonio no puede romper, podrá ejercer cierto dominio sobre la criatura. 

Incluso un demonio sometido es el más peligroso de los sirvientes, y siempre tratará de romper sus ataduras. Cualquier consejo o sabiduría que imparta será una apuesta demoníaca por su libertad, aunque lo presentará en términos que parezcan beneficiosos para el invocador. Las bestias más astutas consiguen llegar a un acuerdo con su captor; según el cual, el demonio se ofrece a servirle una temporada que puede ser de días, años o hasta siglos aunque el final de todos ellos es el mismo: el demonio sale triunfante, y el mortal acaba devorado. 

Tipos de Demonios[]

Demonios del caos2

Aunque nacen del Caos, parece haber un curioso orden entre los engendros demoníacos de los Dioses Oscuros. Los eruditos han identificado varios tipos distintos de demonios, categorizados según sus niveles relativos de poder, y en cantidades innumerables. Cada uno de ellos parece único en su monstruosidad, pero al mismo tiempo son todos similares. Existen algunos tipos específicos que aparecen de vez en cuando para atormentar al Viejo Mundo y más allá, cada uno de los cuales desempeña un papel concreto en algún plan maestro desconocido. Nadie puede comprender las razones que mueven a estos demonios; los caminos del Caos son sencillamente inescrutables.

Existen tras amplios grupos de demonios: las Bestias, los Demonios Menores y los Grandes Demonios. No obstante, si bien es cierto que esta clasificación no engloba a todas las entidades demoníacas, es la categorización más aceptada por los demonólogos.

Las Bestias[]

Las Bestias son demonios de baja ralea que existen solo para satisfacer los deseos y necesidades de los sirvientes mortales de los Dioses del Caos. Los paladines a veces los usan como corceles o tropas de línea. Su escasa inteligencia no los hace menos peligrosos, a veces incluso lo contrario, pues no se preocupan por su propia salud y seguridad.

Aunque es posible invocar a una de estas criaturas, con mayor frecuencia son enviadas al mundo de los mortales a instancias de los Dioses Oscuros. Cuando están vinculados al servicio de un Campeón del Caos o amo similar, parecen ser capaces de cruzar las fronteras entre los Desiertos del Caos y el Reino del Caos con impunidad, entrando y saliendo de las diferentes dimensiones a voluntad.

Los Demonios Menores[]

Los Demonios Menores poseen la capacidad del pensamiento y el racionamiento, y conspiran en su esfuerzo constante por socavar la moral de la humanidad y de las demás razas mortales. Aunque son horribles y poderosos, la mayoría de los mortales pueden enfrentarse a ellos durante breves periodos de tiempo sin comprometer su cordura o sus vidas.

Los Grandes Demonios[]

Los Grandes Demonios son heraldos de la fatalidad, los sirvientes más poderosos de los Dioses Oscuros. Se encuentran entre las criaturas más poderosas de todo el mundo, y cuando aparecen, chamuscan la misma tierra en kilómetros a la redonda con su corrupción.

Otros Demonios[]

Príncipe demonio de khorne chaos and conquest por Brett Tucker

Existen otros demonios que se encuentran fuera de la anterior categorización.

Los Príncipes Demonio son poderosas entidades que dejaron atrás su mortalidad para convertirse en seres ascendidos a la demonicidad y alcanzando la inmortalidad, sirviendo a uno de los Dioses del Caos en concreto o a todos por igual; es el objetivo final de todos los siervos mortales del Caos, y algunos son tan o más poderosos que los Grandes Demonios.

Además de transformarse en un Príncipe Demonio, un sirviente de los Dioses Oscuros puede llegar a ser poseído por el espíritu de un demonio. Estas criaturas no son tan poderosas como los Príncipes Demonio, pues deben emplear gran parte de su energía en mantener su vínculo con el reino mortal. Se les denomina Demonios Exaltados y suelen acompañar a los Príncipes Demonio y a los Grandes Demonios en la batalla, aunque también suele ocurrir que un paladín del Caos de órdenes a un demonio mayor. Los Príncipes Demonio y los Demonios Exaltados son tan variados como los mismos paladines del Caos.

Dentro de los Demonios Menores se pueden encontrar entidades que perfectamente pueden agruparse en su propia subcategoría dada sus características. Entidades parasitarias diminutas moran en el Reino del Caos, algunas acompañando a las huestes demoníacas como insectos o criaturas antinaturales que fácilmente pasarían desapercibidas ante ojos inexpertos, pero otros consiguen adentrarse de alguna forma al mundo material y nutrirse lentamente de las almas y energías mágicas de los mortales como diminutos parásitos intangibles e invisibles, siendo únicamente perceptibles por aquellos con la Visión Bruja.

Semi-Demonios[]

Beastfiend

Por último cabe mencionar a los semi-demonios. Existen criaturas que a través de una forma u otra, tienen la mitad del poder de un demonio puro. Son una mezcla mestiza de la esencia demoníaca de los Dioses Oscuros y algo más. A veces esto significa una entidad que porta el espíritu de un demonio, mientras habita un cuerpo mortal.

Otros son fusiones antinaturales demoníacas y otras criaturas, como las Bestias Demonio, que son mitad demonio y mitad Hombres Bestia. Algunos semi-demonios, sin embargo, son engendrados o condenados por monstruos del Caos; el Bestia Demonio Ograx el Grande se proclamó engendrado por un Devorador de Almas, y se rumoreaba que Orghotts Vómito de Demonio era el resultado de la unión profana entre entre una Gran Inmundicia y una bruja humana. El propio Archaón es secretamente el hijo del primer Príncipe Demonio, Be'lakor, y una mujer humana común. De hecho, Be'lakor lo proclamó como "el Hijo en la Sombra".

Nacimiento y Muerte de los Demonios del Caos[]

Forja de almas total war warhammer 3

La Forja de Almas es el destino de los demonios cuando mueren en el mundo de los mortales, y a veces su última morada antes del vacío final.

Los Demonios del Caos son entidades mágicas, nacidas como fragmentos de uno de los Dioses del Caos, una imagen distorsionada de los anhelos, emociones y deseos más oscuros de los mortales, que ha tornado forma y ansía corromper y destruir. Si bien tienen personalidades y son relativamente independientes entre sí, en última instancia son una extensión de uno de sus amos progenitores. Dada su antinatural existencia, necesitan de grandes cantidades de energías mágicas para materializarse en el mundo de los mortales, y una vez allí solo se valen de la magia para subsistir. No requieren de ningún otro elemento para vivir en el plano físico, y ni siquiera el tiempo parece afectarles; independencia de su forma física, todos los demonios son de una resistencia sobrenatural, capaces de encajar golpes que destruirían a cualquier otra criatura

Teóricamente, ningún demonio puede ser destruido por completo; su cuerpo físico sí que puede destruirse, pero lo único que eso logrará será expulsar su espíritu a su dimensión de origen, el Reino del Caos, y más concretamente hasta el torbellino de energía mágica conocido como la Forja de Almas. Una vez allí, el demonio se ve inmerso en el proceso de tener que crearse un cuerpo nuevo que habitar. Sin embargo, si el demonio termina aquí en repetidas ocasiones puede terminar por no tener otra alternativa que ser convertido en un Aplastador de Almas. El demonio, puede entregar su nombre verdadero a la Forja de Almas, lo que cierra un oscuro pacto: su maltrecha esencia queda vinculada a una poderosa mole de metal de Disformidad y renace como un Aplastador de Almas. Las leyendas dicen que si un Aplastador de Almas puede conseguir suficientes almas mortales, la Forja de Almas libera al demonio de su prisión mecánica y lo devuelve a la existencia que conoció una vez. Por desgracia, como tantas otras deudas en el Reino del Caos, esta deuda no se paga tan fácilmente. Muchos Aplastadores de Almas estuvieron a una muerte de pagar su deuda, por lo que fueron destruidos. Peor aún, si un Aplastador de Almas es vencido debe regresar a la Forja de Almas o ir al olvido. Si un demonio se ve convertido en Aplastador de Almas durante un largo tiempo, su identidad original se desvanece perdiéndose en la máquina a la que sirve. Tras varios milenios, se pierde por completo. Y, de esa forma, un demonio se condena eternamente mientras busca dar ese mismo destino a los mortales.

Espejo del Deseo Kelsydra Liber Ecstatica

Determinados objetos mágicos pueden aprisionar a demonios, como le sucedió a Kelsydra.

Así pues, los demonios pueden obtener una muerte verdadera bajo determinadas circunstancias muy poco usuales, pero incluso entre ellos saben que existen destinos peores que la inexistencia. Muchos demonios fracasados o vencidos son aprisionados por los de su clase dentro de artefactos y armas demoníacas para con sus energías incrementar el poder y capacidades de estos objetos, vinculados al metal y aprisionados por toda la eternidad, atrapados en el artefacto que es ahora su prisión. Cada artefacto sirve únicamente a los intereses de su Dios del Caos, cosechando almas para mayor gloria de su amo. Si bien estos demonios harán todo lo posible por escapar de su prisión, no resulta tarea sencilla liberarse, y además algunos incluso se ofrecen voluntarios para semejante destino, ya que tal vez gocen de la protección de un amo mucho más poderoso que ellos y mientras sufren de su nueva existencia incrementan lentamente su propio poder. Llegado el día, tal vez empiecen a maquinar para zafarse de semejante destino, habiendo ganado en el proceso.

Algunos de los hechiceros más habilidosos han podido aprisionar demonios dentro de objetos para evitar que estos regresen a su dimensión, buscando someterlos y aislarlos para que poco a poco sus energías se desvanezcan hasta extinguirse. No obstante, este proceso es ineficiente y podría durar incontables años, además de que la influencia del demonio capturado nunca se rompe del todo con el mundo exterior.

Galería[]

Estandartes Demoníacos[]

Khorne[]

Tzeentch[]

Nurgle[]

Slaanesh[]

Curiosidades[]

  • Los Demonios del Caos se denominan a sí mismos como los "No Nacidos", los "Nunca Nacidos", o los "No Natos" entre otros nombres, pero abrazan gustosamente el término "demonio" para poder atormentar a los mortales.
  • El nombre por el que es conocido cada demonio no es su verdadero nombre. Los demonios se otorgan un nombre que resulta ser de su agrado, y además suelen recibir varios nombres de sus aliados y enemigos, habitualmente usando uno o varios de ellos para identificarse a sí mismos entre sus semejantes. Sin embargo, sus verdaderos nombres son conocidos por muy pocas criaturas. Esto es debido a que la forma más eficaz de someter o expulsar a un demonio es conocer y usar el nombre verdadero de un demonio contra él. Así pues, estos suelen ser el mayor de los secretos para cada demonio, y estos resultan ser casi impronunciables por las personas en la mayoría de los casos, ya que la lengua de los mortales no está hecha para pronunciarlos correctamente.
    • Los nombres verdaderos tienen salvaguardas mágicas proporcionales al poder de cada demonio, y las cuales resultan fatales para los mortales que quieran usarlos contra el demonio en cuestión y no sean pronunciados correctamente.
    • Los nombres verdaderos de cada demonio fueron otorgados por los propios Dioses del Caos que los crearon para vincular a cada entidad con su amo y como una forma sencilla de ser sometidos a su voluntad.
  • En teoría todos los demonios pueden poseer a los mortales, pero la mayoría de ellos no se molestan en intentarlo ya que les resulta mucho más divertido matar. Si bien algunos son más proclives a proponerse la posesión que otros, como las Diablillas o los Príncipes Demonio, el demonio debe estar en un estado incorpóreo y ser invocado para entrar en una persona, aunque también puede elegir su objetivo si esta guarda una especial relación con la magia y le resulta de interés.
  • Según los Hechiceros de la Luz, cuando un demonio es desterrado de forma correcta no puede volver al plano material en al menos 1000 años.

Fuentes[]

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