El Culto al Placer es un Culto del Caos practicado por los elfos, tanto de Ulthuan como de Naggaroth, dedicado únicamente a la veneración de Slaanesh, el dios del Caos de placer. Tuvo su origen en la época anterior a la guerra civil élfica conocida como la Secesión.
Desde la primera invasión del Caos al mundo, Slaanesh siempre ha tenido un gran éxito infiltrándose entre los elfos, ofreciendo un gran poder a aquellos dispuestos a aceptarlo. A pesar de los esfuerzos de los elfos por erradicarla, la influencia de Slaanesh aún perdura a día de hoy.
Orígenes[]
El culto fue fundado y dirigido por Morathi la madre de Malekith, en el reino de Nagarythe y durante mucho tiempo fue visto como una mera sociedad de pintores, músicos, actores, poetas y otros artistas centrados en la adquisición y producción de obras de arte y a disfrutar de los goces de la vida. Lo que comenzó como una corriente artística durante el reinado de Bel Shanaar, terminó derivando en un pervertido culto de adoración a Slaanesh. El culto se había formado porque Morathi había sido influenciada antes de ser capturada por las fuerzas del Caos dedicados a Slaanesh.
Al principio las autoridades élficas no actuaban contra el culto, pues pensaba que durante años de sufrimiento con las invasiones de los demonios en la época de Aenarion, los elfos merecían disfrutar de la vida y olvidarse de aquella terrible época. Sin embargo pronto empezaron a llegar noticias y rumores perturbadores sobre desapariciones y extraños ritos, y se empezó a llevar a cabo investigaciones acerca de este culto. Finalmente, se descubrió que se dedicaba a la veneración al Caos, y Malekith mismo se hizo cargo de la investigación para erradicar y destruir a los adoradores del Caos en el culto.
Debido a esta posición ventajosa, y a sus deseos por hacerse con el trono de Ulthuan, Malekith aprovechó su situación para deshacerse de enemigos políticos acusándolos de ser adoradores secretos, ejecutándolos en el acto. Finalmente, acusó al Rey Fénix Bel Shanaar de ser un adorador de Slaanesh. Para rematar la pantomima, Malekith envenenó la copa de Bel Shannar y declaró que se había suicidado, por la vergüenza de ser descubierto. El resto de príncipes se negaron a creer en tales acusaciones, pero fueron atacados por servidores de Malekith mientras este se dirigía a la llamas de Asuryan para reclamar el trono. Pero las llamas sagradas rechazaron su corrupto cuerpo y lo expulsaron terriblemente quemado.
Después del Cataclismo, el culto fue prohibido por los Altos Elfos de Ulthuan. En Naggaroth, el culto al placer tuvo que luchar contra el creciente culto a Khaine y hubo asesinatos entre ambos bandos, hasta que el Rey Brujo decretó que el dios principal de los Elfos Oscuros sería sólo Khaine, el dios élfico de la guerra, del derramamiento de sangre y el asesinato. Se proclamó la prohibición de los Cultos al Placer en toda Naggaroth y sus cultistas fueron perseguidos.
Aunque se creía erradicado, en los últimos tiempos el culto está experimentando un renacimiento, de nuevo bajo la dirección de Morathi. Malekith hace la vista gorda a las acciones de su madre, al prometerle esta que le ayudarán a alcanzar su sueño en Ulthuan.
Tormenta del Caos[]
El trasfondo que puedes leer en esta sección o artículo se basa en la campaña mundial de La Tormenta del Caos, que ha sido sustituida por la de El Fin de los Tiempos.
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A pesar de la persecución constante de las Elfas Brujas en Naggaroth, el culto a Slaanesh todavía pervive en la tierra de los Elfos Oscuros. La razón del poder del culto se debe a Morathi, la madre del Rey Brujo. En su interés por salvaguardar el puesto de su hijo como líder de los Elfos Oscuros, ha llevad a cabo pactos con la Serpiente para perfeccionar el arte oscuro.
La tensión reciente de la campaña militar continuada contra Ulthuan ha sumido a Morathi en perversiones aún más profundas. Cree que hay artefactos antiguos ocultos en el interior de Lustria, y que debe recuperar estas reliquias para poder aplastar a los Altos Elfos de una vez por todas. Morathi reunió una élite de hechiceras para una misión en los Desiertos del Caos. Sobrevolaron la región montadas en pegasos oscuros para renovar sus lazos con Slaanesh y hacerse con el control de las tribus del Caos de los Hung.
Cuando llegaron, los hung las estaban esperando, con las armas dispuestas pero reacios a enfrentarse a las hermosas mujeres, pues irradiaban un poder tremendo. Incluso los caudillos, que abandonaron sus consejos para hacer frente a las intrusas, se detuvieron tras oír los gritos de sus propios hechiceros, quienes sabían que Morathi contaba con el favor de Slaanesh, el Príncipe de los Placeres (a quien ellos conocían como Shaarnor). Tras un ritual orgiástico espectacular, Morathi convocó a sesenta grupos de seis diablillas y las envió a destruir a los rivales de los hung: los Kurgan. Las diablillas viajaron hasta sus tierras y despedazaron a los kurgan, obligándoles a huir al oeste, y los Hung juraron lealtad a la hechicera, dando así fin a las incursiones contra el territorio de los elfos oscuros.
Morathi regresó a Naggaroth al frente de su nuevo ejército, dispuesta a llevarlo a las fétidas junglas de Lustria para buscar los tesoros de los Ancestrales. Expuso su plan al Rey Brujo, declarando que recuperaría maravillas y armas que sin duda podrían usarse contra los altos elfos. Su éxito o fracaso en esta tarea aún está por ver, y las implicaciones de la propagación del Caos todavía se ciernen sobre el mundo.
Fuentes[]
- Ejércitos Warhammer: Altos Elfos (5ª Edición), págs. 19-22.
- Ejércitos Warhammer: Altos Elfos (7ª Edición), págs. 19, 37.
- Ejércitos Warhammer: Elfos Oscuros (6ª Edición), pág. 52.
- Ejércitos Warhammer: Elfos Oscuros (7ª Edición), pág. 9.
- Warhammer Fantasy JdR: Tomo de Corrupción (2ª Ed. Rol), pág. 161.
- White Dwarf 75, pág. 22.