Nostag, campeón de Nurgle miró el Cráneo de la Muerte. Una vez había adornado los hombros de Doras Varn, el más guapo campeón de Slaanesh. Nostag apretó con firmeza el orbe de cera, pensando mientras lo hacía cúanto había perdido el famoso perfil de Doras su encanto juvenil. Lanzó el objeto hacia el aire, observando con satisfacción como navegaba hacia las filas enemigas.
El oscuro objeto voló a través del aire y se estrelló en la mollera desnuda de Gorban, campeón de Khorne, salpicando sangre y pus sobre sus desafortunados seguidores. Gorban se tambaleó mientras algo putrefacto le quemaba la cara.
“¡Khorne”, exclamó, “ten piedad de mi!”. Pero fue demasiado tarde. Sintió que su carne se agitaba con la asquerosa energía del Cráneo de la Muerte y supo que estaba condenado.