
Los caballos de los Elfos son famosos por su estampa y su velocidad. Todos ellos descienden de los caballos conocidos por los hombres como Corceles Élficos. La mayoría de los corceles utilizados por los Altos Elfos son grises o moteados, pero los Elfos Oscuros prefieren los caballos completamente negros. Dicen que el arisco temperamento de los Corceles Oscuros, y su odio hacia todos los seres vivos sólo es superado por los de sus jinetes Elfos Oscuros.
Descripción[]
Cuando los ejércitos de Nagarythe invadieron el resto de Ulthuan, capturaron a muchos de los famosos caballos de Ellyrion. Los mejores corceles élficos fueron llevados a Anlec y allí fueron alimentados con los caballos nativos y fueron corrompidos con Magia Oscura que los convirtió en unos asesinos de lomo negro. No puede considerarse verdaderamente un caballo, pues un Corcel Oscuro puede correr más que los corceles de otras razas, galopando durante días sin descansar.
Cuando Malekith fue expulsado de Ulthuan a raíz de La Secesión, muchos de estos corceles fueron aniquilados, pero unos cuantos sobrevivieron a bordo de las Arcas Negras. En los oscuros y fríos bosques de Naggarond, los druchii usaban a los esclavos como pasto para sus monturas y dejaban que miles de esclavos murieran para cubrir el suelo de alimento para sus preciadas criaturas. Los corceles oscuros se alimentaron de los huesos y de la carne de los cautivos, de manera que los esclavos muertos servían de utilidad a las criaturas vivas.
Sin embargo, cuando el número de corceles oscuros empezó a crecer, fueron descubiertos los gélidos en el Mar Subterráneo y los nobles de Naggarond decidieron abandonar sus viejas monturas en favor de las nuevas bestias reptiles de las cavernas. En la actualidad, los corceles oscuros son utilizados casi exclusivamente por los Jinetes Oscuros para patrullar delante del ejército, y por heraldos o mensajeros que van de una ciudad a otra.
Imágenes[]
Fuentes[]
- Ejércitos Warhammer: Elfos Oscuros (4ª Edición), pág. 35.
- Ejercitos Warhammer: Elfos Oscuros (7ª Edición), pág. 56.