Wiki La Biblioteca del Viejo Mundo
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Este es el más conocido y habitual de los rituales divinos, y todos los cultos lo utilizan cada vez que fundan un nuevo centro de veneración para su deidad. De tener éxito, a todo sacerdote del dios en cuestión le resulta más fácil tejer magia en sus alrededores. Además, a veces el suelo sagrado ejerce ciertos efectos sobre criaturas demoníacas o no muertas.

Por desgracia, muchos de los templos del Viejo Mundo han sido consagrados por sacerdotes que carecían del talento, y a consecuencia de ello no han sido bendecidos correctamente. Sin embargo, con el paso del tiempo incluso las consagraciones fallidas pueden ser corregidas por los fatigados pies de los fieles. Tras años e incluso décadas de la consagración, casi todos los lugares de culto adquieren cierto grado de santidad.

Para llevar a cabo este ritual, hacen falta un litro de líquido bendecido (cada culto prefiere un tipo distinto, aunque los más comunes son agua fresca, salmuera, sangre animal y cerveza), un símbolo sagrado del culto, un sacrificio (también varía, siendo los más habituales sangre, animales, dinero o incluso tiempo dedicado por los sacerdotes a cuidar el nuevo recinto sagrado) y un lugar apropiado (un santuario o templo recién construido). Aparte de esto, el tamaño del lugar a consagrar y el culto concreto que vaya a realizar el ritual determinarán lo que se necesita. Para bendecir un santuario sólo se requiere lo que se acaba de mencionar. Consagrar un gran templo exige mucho más, incluyendo una amplia variedad de herramientas religiosas y al menos un artefacto sagrado de gran importancia para el culto.

Todos los sacerdotes implicados en el ritual deben purificar sus cuerpos durante todo un día (para un santuario) o hasta un máximo de una semana (para los grandes templos) antes de poder llevarlo a cabo. La forma de hacerlo varía según el culto, y puede consistir en recluirse, ayunar, bañarse, flagelarse, beber, jugar o incluso combatir. Por lo demás, no se necesita nada adicional para consagrar un santuario, pero lugares de mayor tamaño pueden requerir de la presencia de un coro de cantores, portadores de incensarios y demás personal.

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