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"Miserables haraganes, que no servís para nada, traidores... Hasta tal punto hemos llegado que un honrado terrateniente no puede apropiarse de la cosecha de un puñado de campesinos sin que alguien meta sus sucias narices. Pandilla de piojosos, apestosos, NO, NO TENGO ÚLTIMAS PALABRAS."

Últimas palabras de Bernado el Rata

A pesar de sus modestos orígenes, la Compañía de Alcatani es una compañía de mercenarios que ha demostrado su valía contra los incursores orcos en las tierras salvajes cerca de Buccolia y se están ganando una reputación por sus eficaces y asequibles falanges de piqueros, y su lealtad hacia los más desfavorecidos que reclaman su protección.

Historia[]

Desesperado, Rodrigo Delmonte recorrió los restos de su cosecha. Ayer había estado en el mismo lugar, y había admirado las fértiles hectáreas de uvas Alcatani madurando bajo el tórrido sol de Tilea. Hoy, donde antes crecían manzanas y limones, viñedos y olivares, no quedaban más que troncos chamuscados sobre el devastado paisaje. El paso del ejército de El Cadavo le había convertido en un hombre desmoralizado y pobre. Los esfuerzos de toda una larga y dura vida habían demostrado ser completa y cruelmente inútiles.

The Alcatani

La vida del campesino, aunque sea un rico propietario, nunca fue fácil en una Tilea devastada por las guerras. Cuando Rodrigo Delmonte se vio desposeído de esta forma se embarcó en la única posibilidad que le quedaba: se convirtió en soldado. Su cuadrilla de trabajadores, enfrentada a la inapelable opción de morir de hambre, se alistaron sin preguntar. En Remas, Rodrigo vendió su última y favorita mula, y con el dinero compró algunas viejas armaduras, unos cuantos cascos de segunda mano y un puñado de picas ligeramente dobladas. Con un poco de esfuerzo, unos cuantos martillazos y la ayuda de una olla humeante, los hombres de Rodrigo se prepararon para su primera batalla. Cuando acabaron, ¡no tenían mal aspecto!

El primer trabajo de la Compañía Alcatani no fue especialmente lucrativo o glorioso: escoltar un cargamento de estiércol hasta un cultivador de ruibarbos en las afueras de Remas. Pero en poco tiempo Rodrigo empezó a labrarse una reputación por su fiabilidad. Los ricos y poderosos estaban dispuestos a pagar altos precios por las mejores tropas... pero por cada rico mercader había diez negociantes a baja escala que no podrían pagar los servicios de los mercenarios más caros. ¡La Compañía Alcatani había encontrado su lugar!

A pesar de sus orígenes bastante modestos, la Compañía Alcatani ha demostrado su valía en más de una ocasión. Su primera batalla mostró su tendencia habitual. Los habitantes de Buccolia, una pequeña y floreciente comunidad agrícola en la falda de los Montes Apuccini, se vieron amenazados por una horda de Orcos especialmente violenta. Estos pieles verdes habían llegado a Tilea como mercenarios, pero habían demostrado ser de tan poca confianza que nadie quería reclutarlos, así que se convirtieron en bandidos, saqueando pequeñas granjas y pueblos y en general haciéndole la vida imposible a los pobres y trabajadores campesinos. En Buccolia, los habitantes reunieron todos sus ahorros para reclutar mercenarios para que les ayudasen, pero, por desgracia, nadie estaba dispuesto a combatir por siete ducados, tres peniques y una cabra.

Piquero por Álvaro Jiménez

Incluso los prestamistas se negaron a tratar con ellos. Cuando Rodrigo Delmonte se enteró de sus situación, ¡se enfureció e indignó! Lo sucedido a los habitantes era la historia habitual de gente honesta y trabajadora (algo bastante raro en Tilea) que no encontraba justicia porque no tenían poder y dinero. Rodrigo conocía muy bien el tema. Aunque no era precisamente que se hubiera hecho rico como mercenario, tenía suficiente dinero, así que decidió ayudar a los desesperados habitantes del pueblo.

La Compañía Alcatani llegó en mitad de la noche, después de una larga marcha bajo una lluvia torrencial. Desde la carretera podían ver las antorchas humeantes de los incursores Orcos mientras subían por las laderas de detrás del pueblo. Cansados y hambrientos como estaban, los valientes piqueros se prepararon para el combate. Para los Orcos fue toda una sorpresa. Se habían esperado encontrar con unos pobres campesinos suplicando por sus vidas. En vez de ello se encontraron enfrentados a unos ceñudos hombres armados con picas de punta de acero, ¡que luchaban con la determinación de los posesos! Después de un corto combate, los incursores Orcos yacían muertos y dispersos. Rodrigo había triunfado. A cambio no pidió dinero alguno, sólo el agradecimiento de los habitantes del pueblo, ¡algo que ellos estaban más que dispuestos a dar!

Desde ese día la Compañía Alcatani ha librado muchas batallas, para muchos patrones, incluidos muchos de los generales mercenarios más ricos y famosos de toda Tilea, pero aún hoy en día, están dispuestos a combatir por los pobres y desamparados por unos precios muy por debajo de la mayoría de los mercenarios. Aunque nunca llegará a enriquecerse, entre el pueblo llano del campo, Rodrigo Delmonte es el capitán mercenario más popular de toda la tierra. Es vitoreado y aclamado por dondequiera que va, y las historias de sus desinteresadas hazañas se cuentan delante de todas las chimeneas de la gente sencilla del campo de toda Tilea.

Miniaturas[]

Fuentes[]