
Imagen ilustrativa.
Las desgastadas formaciones rocosas del Cerro del Orco es una cadena montañosa que se alza en el centro de Bretonia, dominando el norte del ducado de Quenelles, y en la que nace el río Gilleau. Sus acantilados se elevan por encima del Bosque de Chalons, desprovistos de vegetación excepto por algún aislado pino retorcido que crece desesperadamente entre las rocas.
Descripción[]
El Cerro del Orco es un lugar árido y desolado, una región enferma casi desprovista de vida. Raquíticos pinos se aferran a algunas de las cúspides, y zarzas de aspecto igualmente malsano se arrastran por las laderas inferiores intentando vanamente extraer algo de agua de la fina capa de tierra que espolvoreaba las rocas. Es una región miserable evitada por los hombres de Bretonia. Allí había apenas presas para cazar, ni riquezas minerales que arrancar a las montañas, ni fértiles tierras que reclamar para construir sobre ellas.
Sólo Orcos y Goblins llaman hogar a aquel sitio. Cuando los antepasados de los bretonianos no eran más que un pequeño grupo de tribus salvajes divididas por luchas internas, esta región era el refugio de numerosas tribus de Orcos y Goblins, a los que pronto se le unieron los asquerosos restos de las grandiosas hordas que habían sido exterminadas de la zona cuando se fundó el reino. Todavía hay tribus de Pieles Verdes ocultas entre las montañas y las ruinas de las viejas fortificaciones destruidas por los Caballeros Bretonianos en sus esfuerzos por limpiar la región de Orcos.
De alguna forma, los Orcos y otras criaturas malignas consiguen siempre esconderse en las montañas, relanzando una y otra vez sus incursiones por mucho que la poderosa Caballería de Bretonia entre a sangre y fuego en sus territorios para exterminarlos. A veces aparecen a la vista las ruinosas almenas de atalayas y alcázares construidos como protección contra la amenaza de los pieles verdes, que ahora se desmoronan lentamente sobre las lejanas cumbres de las colinas, abandonados recordatorios de una época en que los goblins aún podían reunir, de vez en cuando, grandes ejércitos para saquear las tierras de Quenelles y Bastonne.
Las montañas del Cerro son relativamente bajas, redondeadas y horadadas por innumerables cuevas conectadas entre sí, algunas tal vez excavadas por los Enanos en un pasado remoto. Estas cavernas están habitadas por un gran número de pieles verdes que efectúan incursiones frecuentes contra los asentamientos periféricos. En estas montañas se ocultan no sólo Orcos y Goblins, sino que también se cree que existe una guarida Skaven. Los Nobles Bretonianos han batido muchas veces la región de Skavens para poner fin a las incursiones de estas repulsivas criaturas.
Pocos humanos viven en el Cerro por decisión propia, aunque los duques propugnan la creación de asentamientos humanos con la esperanza de debilitar a los orcos. La mayoría de las aldeas son saqueadas al cabo de pocos años, por lo que los pueblos y castillos en ruinas son una visión habitual. Sin embargo, algunas han logrado sobrevivir, y actualmente están muy bien fortificadas.
Fuentes[]
- Ejércitos Warhammer: Bretonia (5ª Edición), pág. 5.
- Warhammer Fantasy JdR: Caballeros del Grial (2ª Ed. Rol), pág. 88.
- Novela: La Sangre del Dragón, por C.L. Werner.
- Capítulo 11.