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Cazador de Brujas Empire

Unas de las figuras más destacables y características del Viejo Mundo son las de los Cazadores de Brujas. Fácilmente reconocibles por su alto sombrero de ala ancha, su oscura indumentaria, su intransigencia y su afición a arrestar y quemar mutantes, pocos individuos causan más terror en culpables e inocentes por igual que los Cazadores de Brujas. Se ha escrito mucho sobre estos entregados personajes, y los rumores ondean a su alrededor como el humo que brota de sus hogueras. Pero ocultan la verdad tras una máscara de competencia y fanatismo feroz.

Oficialmente los Cazadores de Brujas se denominan a sí mismos como los "Templarios de Sigmar", la "Orden del Martillo de Plata". o la "Antigua Orden Iniciática y Sagrada de los Templarios de Sigmar".

Si los ejércitos del Imperio y los Hechiceros de Batalla son la primera línea de defensa contra las invasiones del Caos que proceden del exterior del país, los Cazadores de Brujas son la defensa contra los ataques del enemigo interior. Sabedores de que la mejor defensa es el ataque, persiguen y neutralizan a los que se alían con el Caos o violan las leyes del Emperador relacionadas con él. Todos los ciudadanos de a pie coinciden en que los Cazadores de Brujas son necesarios y que su trabajo es crucial para la seguridad del Viejo Mundo, pero son muy pocos los que no sienten escalofríos cuando ven a un individuo con el familiar sombrero oscuro, la túnica con hebillas y la capucha.

La Verdad sobre los Cazadores de Brujas[]

Cazador de Brujas contra Fanático del Caos

Temidos y respetados, apreciados y odiados, los Cazadores de Brujas son tanto un azote como una salvación para la civilización. Son asesinos despiadados que sirven a los intereses del Imperio quemando la corrupción con sus antorchas allí donde la encuentran. Se oponen a todo lo que encuentran antinatural, sea cosa o persona. Brujos y Brujos Oscuros, hechiceros vulgares, mutantes, Hechiceros del Caos, sectarios, engendros del Caos, No Muertos, nigromantes, vampiros y cualquier otra cosa que no se ajuste a lo que es bueno y virtuoso es aniquilada, convirtiéndose en una víctima más de sus purgas.

La práctica de cualquier brujería ajena al auspicio de los Colegios de la Magia se considera abominación dentro del Imperio. La muerte en la hoguera es el castigo prescrito por este crimen concreto, y los Cazadores de Brujas no son nada quisquillosos a la hora de administrarlo. Recientemente, tras la Guerra del Caos en el norte, los leñadores y Cazadores de Brujas están muy ocupados, pues cada vez hay más gente que abraza supuestamente las artes oscuras. Todos los ciudadanos ordinarios están de acuerdo en que los Cazadores de Brujas son necesarios, y que el trabajo que desempeñan es crucial para la seguridad del Viejo Mundo, pero prácticamente todos palidecen de terror cuando ven a una figura ataviada con el familiar sombrero de ala ancha, una túnica con hebillas y un largo manto negro.

Para ser Cazador de Brujas, la persona debe recibir una autorización especial de un sacerdote de rango superior perteneciente al templo de Sigmar. Estas autorizaciones no se conceden a la ligera, pero es más fácil que obtener de una licencia para practicar la magia y no tienen que ser renovadas cada año. Algunos templos entrenan a Cazadores de Brujas y les tienen controlados; otros conceden licencias a cualquiera que parezca cualificado o motivado. Los Cultos de Ulric, Verena y Morr también están autorizados a ordenar a sus propios Cazadores de Brujas, pero su poder e influencia no es comparable a los de Sigmar.

Cazador de Brujas por Eric Lofgren

Los Cazadores de Brujas varían de los fríos e indiferentes, que creen que lo que hacen no es más que un trabajo, a los fanáticos cuyo ardor por dar caza a los siervos del Caos y nigromantes no conoce límite, reduciendo a cenizas una aldea hasta los cimientos si fuera necesario antes que arriesgarse a que un sectario escape sin castigo. Conforme los Cazadores de Brujas se van haciendo viejos y más experimentados, y crece la cantidad de horrores que han presenciado, muchos adoptan perspectivas más radicales, muy parecidas a las de los arquetípicos Templarios de Sigmar de hace tres siglos, que creían que todo el mundo es culpable; lo único que cambia es cuánto. Algunos eruditos se han preguntado si es posible que los Cazadores de Brujas que siguen este camino se hayan asociado inadvertidamente con el propio Caos (claro que no se lo preguntan en voz alta).

Encontrar traidores, disidentes y revolucionarios no es responsabilidad de los Cazadores de Brujas, y la mayoría no tienen interés alguno para ellos (a no ser que estén confabulados con el Caos). Un Cazador de Brujas escrupuloso podría mencionarle a un amigo de la guardia que hay un grupo de antimonárquicos o separatistas fomentando revueltas en una universidad, por poner un ejemplo... aunque la mayoría de los Cazadores de Brujas no tienen amigos.

En el Imperio todavía hay Cazadores de Brujas independientes, que se erigen a sí mismos y actúan según sus propias reglas y sin autorización oficial. Algunos de ellos son renegados o fanáticos que siguen cruzadas personales, mientras que hay otros que son corruptos que acusan a gente rica con el objetivo de confiscar sus posesiones. Sin embargo, tal es el terror que el nombre "Cazador de Brujas" despierta en las mentes de los campesinos del Imperio, que éstos creerán a cualquiera que asegure ser un exterminador del Caos. Los líderes de las comunidades, los sacerdotes, los abogados y burgomaestres pueden ser más escépticos, pero posiblemente no quieran enfrentarse a un orador con antorcha en mano por si acaso son acusados también de aliarse con las fuerzas de la oscuridad.

Historia[]

Cazador de Brujas por Darkeen

Durante cientos años, el Imperio ha languidecido en declive. Aparecían demonólogos, nigromantes y sectas con una frecuencia alarmante. y a pesar de todo lo que era el Imperio, no tenía forma alguna de evitar su multiplicación. Al no poder contar con el débil e ineficaz líder que se sentaba al trono, el pueblo acudió al culto de Sigmar en busca de ayuda. Para satisfacer las necesidades de las atormentadas provincias, el Gran Teogonista Siebold II fundó la Orden del Martillo Plateado en el año 1682 CI, un grupo de Sacerdotes Guerreros e investigadores comprometido con la erradicación de los agentes del Caos. Portaban un mandato con el sello del Gran Teogonista, por el cual ningún lugar ni persona se hallaba fuera de su alcance.

Durante los sesenta años siguientes estos Cazadores de Brujas no se consideraron una amenaza significativa, pero fueron expandiéndose poco a poco, tejiendo una red de espías y confidentes. Su reputación creció, y la gente empezó a temer su poder. En respuesta a la temeraria destrucción causada por demonólogos y nigromantes, en 1913 CI el Gran Teogonista concedió un fuero especial a la Iglesia para que erradicara la plaga de la demonología y de la adoración al Caos. El trabajo se encomendó a los Templarios (como se les llamaba), autorizándoles a los Templarios a emplear la fuerza para poner freno a la práctica de toda magia, algo a lo que se dedicaron con entusiasmo, en muchos casos con demasiado entusiasmo, lo que trajo consigo una nueva era de represión brutal contra todo tipo de hechiceros. Los Cazadores de Brujas más moderados nombrados o contratados por los templos de Solkan, Ulric y Verena, quedaron al margen.

Con el paso de los años, la dureza y crueldad de los Templarios se hicieron legendarias, así como la perversidad de sus tácticas, la brutalidad de sus torturas y las atrocidades cometidas en la ejecución de sus tareas. Las bases y normas de raíces militares originales de su fuero fueron ampliadas, hasta que los "Cazadores de Brujas" (como se les llegó a conocer) tuvieron permiso legal para detener, juzgar y quemar a "brujos, brujas, hechiceros, adivinos, nigromantes, adoradores de los dioses oscuros, pervertidos, mutantes, herejes, blasfemos, pecadores, pregoneros de temas profanos, siervos de los demonios o compositores de música corrupta". Los practicantes de la brujería eran los blancos principales: a cualquiera que usase magia se le consideraba confabulado con el Caos.

Mordheim-Witch-Hunter-and-Priest

Pero el poder corrompe. Los Cazadores de Brujas engrosaron sus escasas filas aceptando en ellas a cualquiera con devoción religiosa. Y así, en los años siguientes, reclutaron fanáticos incontrolables y hombres de mala catadura en su lucha contra el Caos. Y fue entonces cuando el Gran Teogonista envió a los Templarios a que purificaran la pecaminosa ciudad de Mordheim. Creyendo que las Hermanas de Sigmar (la única orden de sacerdotisas que alguna vez hayan servido oficialmente a Sigmar) eran herejes y estaban corrompidas por el mal que anidaba en la ciudad, el Gran Teogonista marcó a las herejes y las excomulgó del culto. La guerra prosiguió ferozmente durante un año más, hasta que un cometa de colas gemelas cayó del ciclo y arrasó la Ciudad de los Condenados.

A lo largo de los tres siglos siguientes, los Cazadores de Brujas continuaron con su labor, pero la propagación del Caos demostró ser demasiado peligrosa para contenerla ellos solos. La influencia de las Fuerzas Malignas era tan terrible que, en el año 2111 CI, el Gran Duque de Middenheim, que también era Cazador de Brujas, mandó ahorcar a todo el pueblo de Rotebach tras acusarlos de adorar al Caos. Los demás cultos montaron en cólera ante este suceso, y los de Ulric, Myrmidia y otros más fundaron sus propias organizaciones para proteger a sus congregaciones (aunque nunca fueron más que algunas bandas de fanáticos con apenas recursos).

Sin embargo, en el año 2301 CI, el mundo cambió con la llegada de Asavar Kul, iniciándose así la Gran Guerra contra el Caos. Cuando Magnus y sus ejércitos lograron rechazar a la horda, se enfrentó a la tarea de volver a unificar el Imperio, pues a lo largo de los siglos anteriores se había desintegrado en su mayor parte. Para reunir a las díscolas provincias bajo el estandarte imperial, sometió a todos los Cazadores de Brujas bajo el control del Lord Protector. Este hombre debía responder tanto ante el Emperador como ante el culto de Sigmar. Mediante esta secularización parcial del cuerpo de Cazadores de Brujas, Magnus alivió el terror que provocaba la existencia de un cuerpo policial descontrolado y la posibilidad de que condenan a los seguidores de otros dioses a la misma muerte ardiente que a los mutantes y los de su especie.

Cazador de Brujas por Russ Nicholson

Igualmente, se crearon los Artículos de la Magia Imperial y entre 2304-2307 se reformaron las leyes relacionadas con la magia. Por aquellos tiempos los Templarios de Sigmar se habían convertido en una de las fuerzas más odiadas del Imperio. Estaban fuera de todo control y eran temidos incluso por los propios sacerdotes de la Iglesia de Sigmar. Era evidente que se debía limitar su poder, pero no estaba tan claro cómo se podía hacer: cualquiera que criticara a los Templarios era inmediatamente denunciado como antisigmarita (un hereje) y por tanto era ejecutado.

Magnus resolvió el problema, pero no redujo el poder de los sigmaritas, sino que lo aumentó. Ratificó el fuero de 1913 CI a la Iglesia de Sigmar, pero también responsabilizó a la Iglesia de hacer cumplir los Artículos, incluido el que decía que los Templarios eran unidades militares y religiosas y que por lo tanto debían lealtad al Imperio, a sus Electores y a los comandantes de sus ejércitos así como a su dios.

Una vez que el Gran Teogonista accedió (tras muchas discusiones), Magnus declaró que los jefes de los Colegios de la Magia Imperiales tenían el rango de Comandantes Militares. Los Templarios, tras verse bajo el mandato de sus antiguos enemigos (quienes no sólo tenían derecho de darles órdenes y someterles a su disciplina, también el poder real de reprimir cualquier desobediencia) no tuvieron más remedio que someterse a unas leyes que gobernaban sus acciones y el reclutamiento de nuevos miembros. Esto permitía a los que no fueran templarios y a miembros cualificados de la población convertirse también en Cazadores de Brujas, y se concedió el mismo rango a los Cazadores de Brujas de los templos de Solkan, Ulric, Verena y Morr. Una vez que el poder de los Templarios quedó roto, Magnus retiró el rango de comandantes a los Grandes Hechiceros, aunque amenazó con reinstaurarlo en cualquier momento.

Sin embargo, Magnus fue posiblemente el último Emperador firme en un periodo de casi doscientos años, y debido a la ineptitud o la ignorancia de sus sucesores, los Templarios volvieron gradualmente a sus antiguas costumbres. Al cabo de una generación, la Orden de Sigmar quemaba y mataba a todo el que deseaba sin reparo alguno por la ley, y volvió a escapar del control del Emperador. La situación continuó así hasta que Volkmar van Hindenstern fue seleccionado como sucesor del Gran Teogonista Yorri XV.

Cazador de Brujas por tycarey

Gracias a los esfuerzos de los miembros más puros de la orden de los Templarios, la corrupción interna de la organización de Cazadores de Brujas le fue revelada a Volkmar el Adusto, quien asumió inmediatamente el control de la rebelde y violenta facción. Algunos murmuran que el Lord Protector había estado bajo la influencia de una secta oculta, responsable de las desenfrenadas matanzas que habían sobrecogido al Imperio durante años. Sea cual sea la verdad, el Gran Teogonista anuló el cargo de Lord Protector y creó tres cargos distintos, denominados General del Sur, General del Norte y General del Este. Estos generales de Cazadores de Brujas controlaban sus territorios con puño de hierro, y enviaban a sus Cazadores de Brujas a los confines más recónditos del Imperio.

Cuando Magnus el Piadoso hubo reconocido la legitimidad de la Orden del Martillo Plateado y la sometió al trono además de al Gran Teogonista, nombró a los Cazadores de Brujas inquisidores oficiales del Imperio, sancionados y subvencionados por el estado. Esto concedió a los Cazadores de Brujas un poder considerable, situándolos por encima de sus contrapartidas de otros cultos. Aunque ejercen una autoridad increíble, ahora están obligados por la ley y deben operar dentro de sus límites. Los Cazadores de Brujas ya no son libres de quemar a quien se les antoje.

Cazador de Brujas de Warhammer Quest por Dave Gallagher

Ahora pueden arrestar a cualquier ciudadano imperial sospechoso de relacionarse con el Caos. También tienen el derecho de interrogar a dichos sospechosos, empleando la tortura si fuera necesario. Y en caso de conseguir una confesión, están en su derecho de quemar al individuo en el acto. De lo contrario, deberán juzgar al acusado frente a un jurado paritario. Pero al no haber leyes sobre la presentación de pruebas, los Cazadores de Brujas son libres de utilizar cualquier técnica a su disposición para convencer al jurado de la culpabilidad del sospechoso. Suelen ganar en casi todos los casos.

Tras dos siglos, los Templarios de Sigmar todavía forman la base de los Cazadores de Brujas, pero sus filas están llenas de templarios y antiguos clérigos de otras órdenes, así como por ex-soldados, campeones judiciales, personas que quieren vengarse del Caos e incluso algunos antiguos lanzadores de hechizos. Los Cazadores de Brujas siempre son tratados con cierto respeto y, a menudo, con aversión temerosa: los recuerdos de sus atrocidades y las quemas en masa de los antiguos días de los Templarios todavía viven en algunas partes del Imperio y también en las mentes de algunos Cazadores de Brujas. Quizá hayan prometido servir a las leyes de Magnus, pero algunos creen que el Emperador y sus lacayos no entienden el verdadero poder que se esconde tras el Caos y añoran el regreso de las antiguas formas de actuar.

El Verdadero Origen de los Cazadores de Brujas[]

Los Cazadores de Brujas guardan celosamente el secreto de sus orígenes, y muy pocos más allá de la orden conocen este secreto. Según sus registros, la Sagrada Orden de los Templarios de Sigmar remonta su pasado a Wolfgart Krieger, un hombre que estuvo al lado de Sigmar Heldenhammer cuando el fundador del Imperio luchó contra Nagash, el poderoso Señor de la No Muerte que fue el creador de la nigromancia. Por su valentía y determinación inquebrantable, Sigmar encargó a Krieger que cazara a los seguidores de Nagash y a todos los que usaran la Magia Oscura para amenazar al recién nacido Imperio.

Así fue como se creó la Orden del Martillo de Plata, y hasta el año 1682 CI permaneció en las sombras, siendo de ella de donde salió el germen de lo que serían los Cazadores de Brujas modernos.

Hombres de Acción[]

Cazador de brujas comic por Chad Hardin

En términos generales, los Cazadores de Brujas están acostumbrados a la lucha. Son individuos robustos y bien armados. Prefieren usar mantos con capucha y sombreros para ocultar su aspecto de miradas curiosas. Algunos llevan cadenas de plomo alrededor de la garganta que les recuerdan a sus camaradas caídos, y también (o eso afirma la superstición) porque el plomo protege contra la brujería. Los seguidores de los Cazadores de Brujas (la chusma que suele acompañarles) son una visión aún más ominosa: hombres dementes y automutilados que han perdido o renunciado a todos sus bienes materiales y, probablemente, también a su razón.

Con una considerable presencia en los temores del Imperio, los Cazadores de Brujas imponen respeto desde hace mucho; de hecho, la naturaleza de su trabajo exige que así sea. Se cuchichean cientos de historias sobre sus hazañas, algunas poco más que leyendas, otras aterradoramente recientes. Los diversos grupos de Cazadores de Brujas fomentan la imagen popular del torvo protector del Imperio; de ahí la creencia popular en una agencia de cazadores del Caos cohesiva y misteriosa, dispersa por todo el Imperio (y más allá).

La verdad es, desde luego, mucho más compleja que la realidad. Los Cazadores de Brujas no son los infalibles hombres de hierro de los mitos populares. Aunque la mayoría poseen un mandato "oficial" para perseguir lo sobrenatural, una gran cantidad de ellos no son más que justicieros rebeldes o fanáticos obsesivos. Tan variados como el Imperio al que protegen, la apariencia más o menos uniforme de los Cazadores de Brujas traiciona sus distintas motivaciones y afiliaciones.

Tácticas de los Cazadores de Brujas[]

Wich hunter

La mayoría de las personas consideran a los Cazadores de Brujas poco más que alborotadores autorizados por el estado (o el culto), que controlan a las muchedumbres instigando el miedo y la sospecha; y no les falta razón. Los Cazadores de Brujas utilizan los recursos disponibles en una comunidad, apropiándose de los soldados y la milicia locales para que le ayuden contra cualquier amenaza a la que se enfrenten. Si no hay un cuerpo de guardia competente, echan mano de los campesinos si hace falta.

Normalmente estas actividades suelen emprenderse en los tramos finales de sus investigaciones. Los Cazadores de Brujas no capturan a su presa sin aguardar pacientemente a haber recopilado todos los datos necesarios. Así, a no ser que la amenaza sea inmediata y evidente, el cazador husmea por la comunidad, atento a cualquier pista o conducta sospechosa. Mientras tanto, va reuniendo a un grupo de ayudantes, lugareños que conozcan a la gente y sus idas y venidas dentro de la comunidad.

También calibran la pureza de sus ayudantes manteniéndolos cerca. Los Cazadores de Brujas suelen trabar "amistad" con los sospechosos para vigilarlos más de cerca. Una vez descubierta la corrupción, el Cazador de Brujas explota el miedo del resto del pueblo, con lo que logra reunirlo para que le ayuden a capturar a los mutantes o sectarios. Luego, una vez aprehendidos, el Cazador de Brujas los interroga (torturándolos si fuera necesario) para sacarles la información que necesita y descubrir a sus posibles cómplices. Los prisioneros que no mueren durante el interrogatorio son purificados en el fuego, y todo el que los haya ayudado es torturado o ejecutado en público para disuadir a los demás de prestar ayuda a los agentes del Caos.

La Marca de la Bruja[]

Los Cazadores de Brujas usan muchos métodos diferentes para determinar si un sospechoso es culpable de ser una bruja. Cada Cazador de Brujas tiende a desarrollar sus propios métodos, pero dos se han convertido en una práctica común y han ganado la infamia en todo el Imperio:

Obligaciones y Poderes[]

Cazador de Brujas 1

El Cazador de Brujas ha jurado proteger al Imperio y a sus ciudadanos contra el "Caos, sus aliados y aquellos que le sirven", entre los que se incluyen demonios, demonologistas, sectarios del Caos, hechiceros del Caos, nigromantes, practicantes mágicos sin licencia, mutantes y Hombres Bestia. Muchos Cazadores de Brujas se especializarán en un campo concreto de investigación, y muchos pasan años, o incluso décadas, viajando por el Imperio para dar caza a los miembros de un determinado culto o tras el rastro de algún sacerdote de un dios oscuro. A los que se especializan en la persecución de nigromantes y demonologistas se les recluta a veces para convertirse en exorcistas.

La mayoría de los Cazadores de Brujas trabajan solos, a veces de incógnito, pero casi siempre lo hacen sin ocultarse, uniformados con su sombrero y la túnica negra para infundir el miedo en los corazones de la gente y la confusión en sus cabezas. Pueden recurrir a los servicios de la milicia o la guardia local, los sacerdotes de los templos de Sigmar, Ulric, Verena y Morr y de todos los "ciudadanos de bien" para que les ayuden en la ejecución de sus tareas. La intención de Magnus era que los Cazadores de Brujas trabajaran juntos y con sus templos, pero las tensiones entre los cazadores de distintas fes y entre aquellos con distintas actitudes hacia la magia hace que sean pocas las veces las que unen sus fuerzas. No obstante, hay conciliábulos y organizaciones de Cazadores de Brujas, con frecuencia en los altos niveles, tales como los Buscadores de la Verdad y la Justicia con sus propias viviendas y casas en diferentes ciudades. Un par de las más poderosas tienen abadías o castillos donde los miembros se reúnen para dar informes, entrenarse o rezar juntos.

Cazadora de Brujas Warhammer Quest The Adventure Card Game por Ilich Henriquez

Uno de los más controvertidos Artículos de la Magia Imperial estipula que la propiedad de cualquiera que se encuentre culpable de asociación con las fuerzas del Caos pasa a depender del templo del Cazador de Brujas que lo llevó ante la justicia. En muchos casos esto ha hecho que a los Cazadores de Brujas se les acuse de corrupción, o de falsificar pruebas que evidencian una relación con el Caos para derribar a un rival comercial o para restaurar el equilibrio de poder en la situación política de la zona. De cuando en cuando, un templo local con un puñado de sacerdotes descubre de repente que se ha hecho con un castillo, unas tierras o, como en un caso en 2495 CI, una compañía mercante con almacenes a lo largo de todo el Reik y una flota de veinte barcazas.

Algunos Cazadores de Brujas prefieren trabajar al margen de la ley. Algunos saben que nunca serán capaces de detener a su presa y llevarla ante la justicia, otros creen que la justicia de Sigmar es demasiado benévola con la escoria a la que persiguen, y unos pocos comienzan a ver signos del Caos por todas partes. Si se les coge, estos renegados serán tratados con la misma dureza que si fueran adoradores del Caos. Algunos individuos se hacen pasar por Cazadores de Brujas: visitan comunidades aisladas, fomentan la histeria contra inocentes, consiguen que les quemen en la hoguera, confiscan sus posesiones y huyen antes de que su crimen sea descubierto. Si se les prende, su castigo será duro: hacerse pasar por un Cazador de Brujas es un delito gravísimo.

Cazadores Devotos[]

Cazador de Brujas por Toby hynes

Los Cazadores de Brujas devotos son los pocos motivados por el saber de su culto, un llamamiento personal de su dios, o simple preocupación por su rebaño. Estos hombres y mujeres religiosos "luchan de parte de los buenos" contra cualquier corrupción del Caos, usando fe, miedo y fuego a partes iguales. Algunos son contratados al servicio de un noble y operan de forma muy parecida a la de los Cazadores de Brujas mercenarios. De vez en cuando, los Cazadores de Brujas de alquiler se ven atraídos hacia la religión tras un incidente particularmente horrible, convirtiéndose así en devotos. Otros son sacerdotes locales que han adoptado el papel de cazadores por algún terrible estallido de brujería. Sea cual sea su historia, estos Cazadores de Brujas están unidos en su servicio a uno o varios de los dioses del Imperio.

Los Templarios de Sigmar[]

Buscadores de la Verdad y la Justicia[]

Organización de los Cazadores de Brujas[]

Los Cazadores de Brujas son en realidad verdaderos templarios imperiales y miembros de la Sagrada Orden de los Templarios de Sigmar, más a menudo conocida simplemente como la Orden de Sigmar. La Orden de Sigmar sirve como uno de los brazos militantes del Culto de Sigmar y como una especie de organización de aplicación de la ley para el Imperio en su conjunto. Como tal, la Orden de Sigmar opera bajo la supervisión conjunta del Gran Teogonista de la iglesia sigmarita (aunque los muchos deberes del Gran Teogonista a menudo hacen que este puesto sea más teórico que práctico cuando se trata de la política del día a día) y el Emperador.

Este acuerdo evita que la Iglesia o el Estado obtengan demasiado poder mediante el mal uso de los Cazadores de Brujas. Hasta la destitución de Thaddeus Gamow, la orden estaba dirigida por un oficial conocido como "Lord Protector". Tras la destitución de Gamow por sospechas de herejía, la Orden de Sigmar se reorganizó según un plan más descentralizado; se dividió en los Distritos Norte, Sur y Este, y cada distrito estaba comandado por un oficial conocido como "General Cazador de Brujas" o "General Buscabrujas".

Es necesario destacar que la sede de la Orden de los Cazadores de Brujas es el Gran Templo de Sigmar en Altdorf (que no debe confundirse con la cercana Catedral de Sigmar). El Gran Templo fue construido entorno al año 1220 CI y contiene espacio para albergar a muchos Cazadores de Brujas, con áreas para entrenar el cuerpo, el alma y la mente, así como para llevar a cabo el funcionamiento administrativo y político de la orden.

Si bien cada distrito y las casas capitulares en que se divide son semiautónomos en su actividad, la orden está generalmente dirigida por una jerarquía paramilitar cuyos títulos están determinados por sus responsabilidades. Estos títulos son, de mayor a menor, los siguientes:

  • General Cazador de Brujas - el General Cazador de Brujas es uno de los tres oficiales de mayor rango de la Orden de Sigmar, responsable de supervisar un distrito entero de casas capitulares.
  • Capitán Cazador de Brujas - un Capitán Cazador de Brujas es un oficial de la Orden de Sigmar que es responsable de mantener una sola casa capitular de Cazadores de Brujas dentro de su distrito.
  • Templario Cazador de Brujas - un Templario Cazador de Brujas es un agente de la Orden de Sigmar y, en esencia, es el arquetipo del Cazador de Brujas alabado y temido en la cultura imperial. Los agentes de campo operan de forma bastante autónoma, cazando por su cuenta cualquier objetivo que intenten destruir, a menudo acompañados por un pequeño séquito de seguidores. Sin embargo, los templarios utilizan las casas capitulares de la Orden de Sigmar con regularidad como lugares para descansar, reabastecerse, compartir información, albergar prisioneros, cooperar con otros hermanos o hermanas de la orden que necesiten ayuda y recibir nuevas órdenes de sus superiores.
  • Aprendiz – Un Aprendiz es un aprendiz de la Orden de Sigmar, asignado a un Templario Cazador de Brujas completo o a una casa capitular para aprender las habilidades físicas, la disciplina espiritual y el conocimiento esotérico necesarios para buscar y destruir al Caos y a otros sirvientes del mal como un Cazador de Brujas completo.

Además de los aprendices, un Cazador de Brujas puede tener muchos tipos diferentes de seguidores en su séquito. Los seguidores pueden incluir:

  • Mercenarios - los Cazadores de Brujas contratan mercenarios para que actúen como guardaespaldas y proporcionen apoyo militar adicional.
  • Magos Colegiados - los Cazadores de Brujas están bastante divididos sobre el uso de la magia. Muchos de los Cazadores de Brujas más conservadores ven toda la magia como obra del Caos y piensan que el Imperio sería un lugar mejor si todos los hechiceros fueran quemados. Sin embargo, los Cazadores de Brujas más radicales argumentan que es necesario combatir el fuego con fuego y llevar a magos imperiales en su séquito para ayudarlos a luchar contra las amenazas sobrenaturales del Caos.
  • Fanáticos, Flagelantes y otros seguidores - similares a sus hermanos de armas, los Sacerdotes Guerreros de Sigmar, los Cazadores de Brujas a menudo atraen y hacen uso de creyentes particularmente piadosos (o desquiciados) de Sigmar en su séquito, tanto para ayudar a difundir las doctrinas correctas de la fe con respecto al Caos, mutantes, herejes, etc., y también para prestar su frenesí de batalla único a la causa.

Además de los séquitos itinerantes de los Cazadores de Brujas, las casas capitulares de la Orden de Sigmar requieren un gran personal para que la organización funcione sin problemas. Algunos de estos asistentes civiles son:

  • Preceptores - los preceptores suelen ser sacerdotes o monjes de Sigmar, que ayudan a enseñar y entrenar a los aprendices de Cazadores de Brujas.
  • Bibliotecario jefe, escribas y sacristanes - estos eruditos son individuos responsables de registrar, mantener e investigar la gran cantidad de registros escritos que recopila la Orden de Sigmar. Todo, desde textos prohibidos que enumeran los verdaderos nombres de los Grandes Demonios hasta las transcripciones de interrogatorios, los informes de misión de los templarios que regresan y muchos otros documentos mundanos, se almacenan en las bibliotecas de las casas capitulares de la Orden de Sigmar. Estos depósitos de información son una de las armas más poderosas que posee la orden para blandir contra los esbirros de los Poderes Ruinosos.
  • Hermanas ayudantes, artesanos, trabajadores y domésticos - las hermanas ayudantes son las enfermeras, a menudo sacerdotisas o monjas de Shallya, que brindan atención médica a los Cazadores de Brujas heridos o enfermos y a sus empleados; los artesanos y trabajadores mantienen los edificios de la Orden de Sigmar en buen estado, y los domésticos los mantienen limpios.
  • Bodegueros y entrenadores de animales - los bodegueros son responsables del abastecimiento de las casas capitulares de la Orden de Sigmar y del mantenimiento de sus celdas, y los entrenadores de animales son responsables del mantenimiento de los diversos caballos, palomas mensajeras, perros de caza y otros animales útiles que necesitan los Cazadores de Brujas de la orden.

Jerarquía Superior[]

Capitanes de Cazadores de Brujas[]

Los Capitanes de Cazadores de Brujas, imparten órdenes y controlan las actividades de los Cazadores de Brujas que realizan trabajo de campo. Disponen de doce Cazadores de Brujas a su servicio, que han sido designados como tales por el Gran Teogonista, un Conde Elector o el mismísimo Emperador.

General Buscabrujas[]

Victor Saltzpyre Cazador de Brujas Arte Conceptual Warhammer Vermintide

Un Cazador de Brujas entrenado y autorizado puede llevar una orden con el sello del General Buscabrujas. Dicho mandato es lo más alcanzable dentro de las prácticas de Cazadores de Brujas legalmente capacitados y autorizados que operan abiertamente en el Imperio. Llevar tal orden le da a un Cazador de Brujas permiso para investigar la mácula del Caos en cualquier lugar dentro del Imperio y actuar en consecuencia si la encuentra.

En teoría, un Cazador de Brujas solo responde al General Buscabrujas, que a su vez solo responde al Emperador. En la práctica, por supuesto, todavía debe soportar a la autoridad local, y los nobles locales y los agentes del orden público aún pueden cuestionar sus métodos y decisiones, aunque generalmente lo hacen con mucha cautela. Sin embargo, la verdadera restricción que controla a un Cazador de Brujas autorizado es la propia orden. Y pocos criminales son tratados tan severamente como un Cazador de Brujas deshonesto.

La historia de la posición del General Buscabrujas está envuelta en el misterio. No existe ninguna doctrina o evidencia oficial de que exista, ni mención de ninguna persona que haya ocupado el puesto, ni información sobre dónde está estacionado, y no hay pruebas de si la orden está oficialmente reconocida o no por el Emperador. Sin embargo, la mayoría de las personas ignoran estas incoherencias o temen demasiado a la ira de un Cazador de Brujas como para exigirle pruebas de la autenticidad de un mandamiento sellado por el General Buscabrujas.

Otros Cazadores de Brujas[]

Cuando alguien piensa en un Cazador de Brujas, se imagina dos cosas: a los Templarios de Sigmar y a los Cazadores de Brujas laicos de las provincias. Ambos grupos son veteranos curtidos impulsados por su compromiso de exterminar al Caos. Sin embargo, hay muchos más dedicados a la persecución de mutantes y demás engendros.

Los Cazadores de Brujas oficiales desaprueban el ejercicio de su oficio sin la autorización del culto de Sigmar. La razón es bien sencilla: para cazar mutantes y demás miembros de su calaña hay que infringir la ley a menudo, lo que crea más problemas de los que resuelve, a no ser que se respete un cierto protocolo. Más aún, sin la formación especial que reciben los Cazadores de Brujas, los independientes son más vulnerables al Caos y a su corrupción. Hay demasiados que llegan a creer que la mano de los Dioses Oscuros lo alcanza todo, y acaban quemando a inocentes por un inoportuno sentido de la justicia. En consecuencia, todo individuo que sea descubierto haciéndose pasar por Cazador de Brujas se enfrenta siempre a una pena de muerte.

Cazadores Mercenarios[]

El tipo más común de Cazadores de Brujas (en los diversos sentidos de la palabra) son los contratados. Posiblemente son los más fáciles de comprender; casi todos son simples mercenarios sumamente especializados. Estos espadas de alquiler utilizan su talento para el combare para eliminar los peligros de una comunidad. Por la cantidad pertinente de oro patrullarán por la finca de un noble, eliminando a todos los individuos sospechosos, peligrosos y problemáticos. Dependiendo de la naturaleza del terrateniente, estos hombres y mujeres podrían ser investigadores extremadamente profesionales o sanguinarios asesinos a sueldo. De vez en cuando renuncian a su indumentaria habitual para investigar de incógnito, pero por lo general suelen aprovecharse del miedo y pánico que suscita el uniforme característico de su oficio.

Aunque matan mutantes, no son tan rigurosos en sus esfuerzos corno los Cazadores de Brujas legítimos, y lo que es más, son más receptivos a la corrupción y el soborno. Se han producido muchos escándalos de corrupción entre estos cazadores mercenarios. Abundan las historias de sobornos; de hecho, más de un magíster ha escapado a la hoguera conjurando apresuradamente algo de oro. Ciertos nobles sin escrúpulos han llegado a conceder órdenes judiciales y encomiendas no oficiales a sus cazadores, lo que ha provocado desalojo de terrenos, confiscación de propiedades e incluso quemas "accidentales". Gran parte de la aristocracia tacha tan extremas acciones de "toscas" (suelen llamar la atención del culto de Sigmar), por lo que es poco frecuente, aunque posible, que se den.

Establecidos por Ley y Autorizados[]

Aunque se consideran prácticamente incorruptibles, los Cazadores de Brujas de alquiler disfrutan del firme apoyo de la ley. Como legalmente son agentes de quien los financia, es la nobleza la que les confiere directamente sus poderes. Salvo circunstancias de excepción, todos portan un estatuto que detalla dónde y cómo deben desempeñar su labor. Esta licencia, o mandato como se conoce más apropiadamente, concede al cazador derecho a buscar, detener, juzgar, ejecutar, aprisionar, etc.

Técnicamente, estos cazadores actúan “como si fueran su empleador”, y por tanto se considera que todos los castigos son decretados directamente por el propio noble. Por esta razón, los nobles con gusto son especialmente cuidadosos a la hora de escoger a quién facultan. Después de todo, un cazador insensato posee una capacidad tremenda para agotar la mano de obra y dejar a uno en mal lugar. Casi todos los aristócratas se niegan a autorizar a Cazadores de Brujas religiosos, ya que tienden a introducir convicciones totalmente erróneas en su tarea de limpiar de brujos una propiedad.

Jurisdicción Limitada[]

Los magister astutos se apresuran en señalar que los Cazadores de Brujas a sueldo suelen tener áreas de influencia limitadas. Como reciben sus poderes de un noble, su jurisdicción suele terminar en los límites de la propiedad de su financiador. De vez en cuando, la aristocracia que tiene relaciones verbales con sus vecinos tratará de extender su mandato, pero casi nunca se consigue (más que nada porque los nobles sumisos escasean más que un bretoniano aseado).

Hay algunos Cazadores de Brujas, normalmente ex-soldados, que pese a su disconformidad con la existencia de los Colegios, también comprende su valor. Incluso puede darse el caso de que se acerquen a un magister de una de las Órdenes de la Magia para pedirle ayuda en la captura de un brujo oscuro o hechicero especialmente peligroso que no puede ser llevado ante la justicia sin asistencia mágica.

Cazadores Renegados[]

Caza Vampiros de John Blanche

Mientras que a los cazadores mercenarios les motiva el oro, y a los cazadores devotos la riqueza espiritual, existe una otra clase de Cazadores de Brujas que no encajan fácilmente en una categoría predefinida ya que no actúa por oro, por fe ni por mandato imperial. Estos "renegados" casi nunca tiene una razón sencilla que les motive a emprender la vida de cazadores. Carecen de apoyo por parte de un culto religioso o noble, sino que caminan por un sendero difícil, motivados por la culpa, el odio, la venganza, el honor y demás emociones del estilo. Son lobos solitarios de rostro impasible; a menudo pasan años tras la pista de un único enemigo, persiguiéndolo con un fanatismo sanguinario y obsesivo.

Estos Cazadores de Brujas sedicentes pueden hallarse por todo el Imperio, trabajando por su cuenta y sin autoridad oficial. Algunos de ellos son corruptos y acusan a los ricos para poder confiscarles sus posesiones, pero muchos son rebeldes o fanáticos que han emprendido una cruzada personal. Si bien tienen el mismo fanatismo de la organización respaldada por el culto, carecen de la infraestructura y el apoyo necesarios para ayudarles a vencer a sus enemigos. Así, la mayoría de estos individuos sufren una triste muerte a manos de sus adversarios. Pero algunos, sólo unos pocos, logran dejar huella y ganarse el respeto de sus iguales merced a éxitos imposibles.

Tal es el terror que evoca el término "Cazador de Brujas" en las mentes de los campesinos de las zonas rurales del Imperio que a menudo creen a todo el que afirma dedicarse a purificar el Caos. Los líderes de comunidades, sacerdotes y abogados pueden mostrarse más escépticos, pero posiblemente sean reacios a oponerse a un orador instigador, no vaya a ser que se les acuse de confabularse con las fuerzas de la oscuridad.

Juez, Jurado y Verdugo[]

Cazador de Brujas por Jorge Fares Maese Ramírez - Faroldjo

Varios de estos Cazadores de Brujas prefieren trabajar al margen de la ley. Algunos sospechan que jamás serían capaces de arrestar algunas de sus presas para llevarlas a juicio; otros creen que la justicia de Sigmar es demasiado buena para la escoria a la que persiguen, y unos pocos empiezan a ver señales del Caos en todas partes. Si son atrapados, estos renegados son tratados tan duramente como si fueran auténticos seguidores del Caos. Hay casos de criminales que se han hecho pasar por Cazadores de Brujas itinerantes; visitan comunidades alejadas, despiertan sentimientos de histeria contra un inocente, consiguen que lo quemen, confiscan sus posesiones y huyen antes de que se descubra su crimen. De ser atrapados, les espera un duro castigo: hacerse pasar por cazador es un delito capital.

Cazadores de Brujas de otros Dioses y otras Naciones[]

Cuando Magnus hizo a los Cazadores de Brujas responsables de todos los demás cultos oficiales, no tardaron en aparecer otras facciones. Ahora hay Cazadores de Brujas al servicio de Ulric, Myrmidia e incluso Taal. Aunque son poderosos, carecen del adiestramiento y financiación de los Templarios de Sigmar, y casi nunca se les consideran cazadores auténticos o incluso aprobados, por lo que reciben el mismo trato que los demás renegados.

Se pueden encontrar a los Cazadores de Brujas y sus agente operando por todo el Viejo Mundo (y más allá). En las Tierras Desoladas, todos los Cazadores de Brujas deben tener licencia y existen pautas claras para la realización de juicios de brujas. En consecuencia, muchos Cazadores de Brujas que operan en la ciudad-estado de Marienburgo buscan a sus presas de forma encubierta.

En otras naciones humanas del Viejo Mundo se pueden encontrar individuos que podrían denominarse como Cazadores de Brujas, aunque responden a sus propias organizaciones e intereses. Este es el caso de Estalia y Tilea, donde opera la Inquisición y colabora con los Cazadores de Brujas del Imperio cuando así le conviene en su respectiva área de influencia.

Armas y Equipamiento de los Cazadores de Brujas[]

Eqipo cazador de brujas

Los Cazadores de Brujas son entrenados inicialmente con la espada bastarda, la daga, el sable, el florete, la espada larga, el estoque y la espada de dos manos. Las pistolas de chispa también se consideran un arma invaluable y las armas largas como el trabuco también se usan en situaciones específicas. Las armas más inusuales que se usan incluyen el mazo, el puñal y el rondel. Los perros de guerra son muy valorados y se crían para subyugar a los herejes.

Así pues, los Cazadores de Brujas priman la velocidad y precisión sobre el resto de ventajas en el combate, siendo esta la razón por la que no usan armaduras pesadas ni muy aparatosas por norma general.

Cazadores de Brujas Conocidos[]

  • Alberich von Korden - es un Cazador de Brujas temido y respetado en los asentamientos de todo el Valle de la Oscuridad en Sylvania.
  • Detlef Johannson - el actual líder de los Buscadores de la Verdad y la Justicia. Es un hombre de mirada cruel y cabello canoso, cincuentón cercano a los sesenta y que siempre viste ropas blancas y negras.
  • Gunther Van Hel - un posible antepasado de Johann, Gunther lideró un ejército del Imperio contra Walach Harkon y la fortaleza vampírica del Dragón Sangriento.
  • Hertwig van Hal - es un Cazador de Brujas y un cirujano de batalla de gran reputación que abandonó su lejano hogar en busca de venganza en el Nuevo Mundo.
  • Hoschenfels - Se decía que Hoschenfels había quemado a mil brujas probadas y había desterrado a cien demonios. Escribió un libro que puede ser un estímulo para la fe de un Cazador de Brujas.
  • Johann van Hal - El General Cazador de Brujas, es un hombre oscuro y sombrío cuyo único entusiasmo en la vida es quemar a quienes practican la magia. Posiblemente sea el más famoso de los Cazadores de Brujas de la era actual, y mató al Señor Vampiro Gunther von Bloodfel y purgó el castillo embrujado de Reikwald. Comparte el nombre del antiguo nigromante Frederick van Hal y su familia busca expiar las fechorías de sus antepasados ​​al servicio de la Orden de Sigmar como Cazadores de Brujas. Maneja la estaca de Sigmar y está acompañado por el sacerdote sigmarita Wilhelm Hasburg, que lleva el antiguo tomo "El Martillo de las Brujas" y un bastón rematado con la quijada de un buey que Sigmar usó para matar a un ejército de Skavens.
  • Jurgen Haider - fue un Cazador de Brujas de los tiempos de Magnus el Piadoso, muy próximo a la figura del Emperador.
  • Kriesmann Henckler - bajito, regordete, calvo y con la complexión física de un hombre demasiado dado a la bebida, no coincide demasiado con la percepción común del aspecto habitual de un Cazador de Brujas.
  • Marius van Diesl - fue un Cazador de Brujas temible que persiguió a los enemigos del Imperio durante la Era de los Tres Emperadores.
  • Matthias Thulmann - ha luchado contra enemigos en todo el Imperio, un individuo violento que tiene que equilibrar su conciencia con su deber implacable. El hombre es esposo de una mujer asesinada y padre de un niño asesinado. Está acompañado por su compañero poco higiénico Streng y también ha estado acompañado por un miembro de la Guardia Negra de Morr. Cabe destacar que la pareja persiguió a Herr Doktor Weisch, un científico loco que reclama individuos ingenuos que buscan ayuda médica como sujetos para sus experimentos impulsados ​​​​por piedras de disformidad y deja un rastro de aliados, enemigos y destrucción a su paso. Mientras rastreaban al individuo, se enfrentaron a hordas de zombis, vampiros Necrarcas, un Nigromante, un Gran Demonio de Nurgle, hordas de Skavens, incluidos los poderosos Videntes Grises y un Señor de las Alimañas.
  • Meisser - fue el Capitán de los Cazadores de Brujas de Wurtbad. Considerado corrupto e incompetente y dado a la política, cuando el Cazador de Brujas Mathias Thulmann se dirigió a Wurtbad para continuar la búsqueda del vampiro Necrarca Sibbechai y su grimorio, tuvo que luchar con Meisser para lograr su apoyo.
  • Richt Karver - desarrolló una forma de torturar a los devotos de Slaanesh. Les daba una poción que adormecía todo dolor y luego la ausencia de sentimientos mientras torturaba a sus víctimas hacía que los masoquistas confesaran sus secretos.
  • Rutger Wolfrick - es un hombre obsesionado, al borde de la psicosis, nadie podrá jamás acusar a Rutger de ser una persona racional. Está cubierto de amuletos y pergaminos con hechizos de protección.
  • Thaddeus Gamow - fue el último Lord Protector de la orden antes de que los Cazadores de Brujas fueran reformados.
  • Victor Saltzpyre - es el Cazador de Bruja del grupo conocido como de los Cinco de Übersreik.

Artículos Relacionados[]

Curiosidades[]

  • Existe cierta confusión y redundancia respecto a los Cazadores de Brujas en el trasfondo, y esto es debido a las contradicciones y ampliaciones del trasfondo de los mismos en noveles, libros y demás medios a lo largo de los años y las ediciones. En las ediciones más actuales, los Templarios de Sigmar, la Orden del Martillo Plateado y los Cazadores de Brujas forman parte de la misma organización, y a efectos prácticos son lo mismo (aunque diversas fuentes los diferencian de un modo u otro y por eso tienen sus correspondientes artículos propios).

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Fuentes[]