La historia de Kislev alcanza casi los 1000 años, desde los tiempos en que hordas de gospodares finalmente llegaron sobre las Montañas del Fin del Mundo. El Imperio inmerso en una guerra civil estaba demasiado debil como para defender sus provincias norteñas. Cuando por fin el Imperio se recuperó, los Gospodares ya se habían establecido. El emperador Dieter III se dio cuenta de lo conveniente de una alianza con este reino, y pactó con el zar Alexandr I. Desde entonces Kislev y el Imperio han disfrutado de una alianza fuerte, y a menudo se envían tropas para ayudar a sus amigos en hora de necesidad.
Tanto los Bárbaros de Norsca y como las hordas del Caos amenazan sus fronteras, por eso el ejército de Kislev es fuerte y numeroso, y los mercenarios siempre son bien recibidos. El Reino esta en continuo estado de guerra, y la gente que lo habita son duros y hábiles guerreros.
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