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Miembro a cargo: Adeptus Hispanus Fecha de inicio: 8/4/16 Estado: Esperando revisión


Catapulta lanzacraneos

“Los verdugos que cortan las cabezas de los rebeldes. Los que arrojan las aún gimientes cabezas de los enemigos del rey”.

Inscripción encontrada en la entrada de una tumba donde se guardaban lanzacráneos, en Zandri.

Las catapultas del ejército de un Rey Funerario son equivalentes a las catapultas de otras razas, sólo que en vez de arrojar piedras al enemigo, le arrojan calaveras flamígeras. Los Sacerdotes Funerarios lanzan terribles maldiciones sobre cada uno de estos cráneos, encantándolos para que profieran desagradables gritos mientras vuelan por los aires, gritos que van subiendo de volumen hasta que el cráneo impacta a su blanco. Se trata de los gritos de agonía de los antiguos poseedores de los cráneos, aquellos enemigos de los Reyes Funerarios que un día fueron asesinados en el campo de batalla, o fueron hechos prisioneros y ejecutados. Muchos guerreros veteranos que dicen haberlo visto todo son llevados al borde de la locura por este sonido escalofriante. Cada vez que la terrible munición del Lanzacráneos es disparada, queda cubierta al instante por una capa de etéreas llamas mágicas, que van dejando tras de sí un rastro de fuego y humo verduzco a medida que vuelan por el aire. La mayoría de estas calaveras explotan al primer choque, mandando fragmentos de hueso en todas direcciones, y engullendo, todo lo que hay cerca suyo en un baño de fuego infernal. Otras atraviesan las líneas de tropas enemigas con una fuerza devastadora, destrozando las armaduras, la carne y los huesos con igual facilidad

Cada Lanzacráncos está operado por un trío de Guerreros Esqueletos, que cargan y operan la máquina de guerra con silenciosa eficiencia, imperturbables ante los gritos de los cráneos que utilizan como munición. Los artesanos de la antigua Nehekhara diseñaban los Lanzacráneos para que tuviesen un aspecto imponentemente agresivo. Los soportes de la catapulta parecen huesos retorcidos, el brazo lanzador es como una garra esquelética (que recibe el nombre de “mano de la muerte”), y el chasis imita el esqueleto de un salvaje depredador del desierto. Buena parte de la superficie del Lanzacráneos está decorada con los restos de campeones enemigos, capturados y clavados a los mástiles como escalofriantes trofeos de guerra, gimiendo en perpetuo tormento hasta que la tripulación los arranca de allí para utilizarlos como munición contra el enemigo. Hasta los corazones más endurecidos tiemblan de miedo al saber que tal es el destino que aguarda a quienes caen en combate contra los Reyes Funerarios.

Und SkullCatapult1

Se dice que Behedesh, Rey de Zandri, se jactaba de haber inventado este tipo de catapulta, y durante su reinado mandó construirlos en gran número. Utilizó el lanzacráneos en muchas batallas y todas sus galeras llevaban al menos uno, lo que le otorgó el dominio del gran río Vitae cuando aún vivía. Cuando consiguió hacerse con el poder absoluto de la orilla oeste del río, alineó cientos de lanzacráneos y disparó contra los reyes y rebeldes apostados en la orilla este del río las miles de cabezas que había seccionado al enemigo. Esto desmoralizó al ejército enemigo, cuyas líneas se rompieron durante la carga definitiva debido al pánico que sentían sus soldados. El rey quiso utilizar esta táctica contra todo aquel contra el que se enfrentara. Ordenó a los sacerdotes que inscribieran jeroglíficos y que conjuraran un hechizo sobre los cráneos decapitados para que estos infundieran el más puro terror en sus enemigos. Y así lo hicieron. Hechizaron los cráneos y las cabezas para que diesen alaridos cuando eran proyectados por el aire, los mismos alaridos que lanzaron en el momento en el que fueron separados de sus cuerpos. El hechizo también hacía que las calaveras ardiesen en llamas etéreas y extrañas. El rey quedó tan impresionado que ordenó que todas las cabezas de sus enemigos fuesen recolectadas como munición para el lanzacráneos.

Los utilizó de manera extensiva en muchos conflictos armados, el más famoso de los cuales fue la victoria sobre los gobernantes de Arabia que se habían rebelado contra él. Estos traicioneros reyes se negaban a someterse a la voluntad de Behedesh, hasta que sus ejércitos fueron bombardeados con los cráneos de sus propios camaradas. Entonces huyeron, y sus ciudades fueron saqueadas y quemadas. Al final de cada batalla, las dotaciones de los Lanzacráneos recorrían el campo de batalla buscando los cuerpos de los enemigos muertos, para decapitarlos y llevar las cabezas cortadas a los Sacerdotes Funerarios de Zandri, a fin de que las encantaran y las convirtieran en más munición para los Lanzacráneos. Sin embargo, los reyes de Arabia que habían desafiado a Behedesh no corrieron esa misma suerte: el Rey de Zandri decretó que fuesen momificados vivos y clavados en lo alto de sus Lanzacráneos, para que pudiesen contemplar la destrucción de sus ciudades desde un lugar privilegiado. Incluso hoy, muchos siglos después, algunos Lanzacráncos siguen teniendo clavados en sus mástiles los restos de atrofiadas momias, aunque ya nadie recuerda si se trata o no de los mismos reyes traidores que se opusieron a Behedesh. Ocasionalmente, de sus cadavéricos labios parece un sonido apagado, tan leve como el crujido de un pergamino viejo al doblarse, pidiendo clemencia. Lamentablemente para ellos, la dotación de los Lanzacráneos se mantiene completamente ajena a dichas súplicas. Y aunque no fuera así, tampoco podría oírlos nadie debido al ensordecedor griterío que sueltan constantemente las calaveras flamígeras.

Cuando el rey estaba a punto de morir, dio instrucciones de que estas catapultas se enterrasen como parte esencial del ejército de su necrópolis, ya que le habían proporcionado muchas victorias en vida y esperaba que se las proporcionasen una vez muerto. Los sucesores de Behedesh siguieron su ejemplo. Siglos después, gobernantes de Zandri profanaron la tumba de Behedesh y encontraron las fosas en las que descansaban estas máquinas de guerra. Las robaron y las utilizaron para enterrarlas en sus propias tumbas, junto con los pergaminos que contenían los Cánticos del Despertar y los jeroglíficos que debían ser inscritos en los cráneos.

Miniatura

Imágenes

Fuentes

  • Ejercitos Warhammer de sexta edición, Reyes funerarios de Khemri
  • Ejercitos Warhammer de octava edición, Reyes funerarios de Khemri