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El trasfondo que puedes leer en esta sección o artículo se basa en la campaña mundial de La Tormenta del Caos, que ha sido sustituida por la de El Fin de los Tiempos.
Reunion caos y skavens

Muy al norte del Imperio, más allá de las tierras de Kislev, se extiende el terrible Territorio Troll. Esta tierra está repleta de todo tipo de bestias deformes y monstruos espantosos, ya que se encuentra cerca de la frágil frontera de los Desiertos del Caos, donde abundan las mutaciones. En las profundidades de las montañas del margen norte del Territorio Troll se encuentra el Pozo Infernal, la guarida de uno de los principales clanes Skavens: el Clan Moulder.

El Clan Moulder es especialmente próspero, puesto que sus miembros son maestros de la mutación que se dedican a vender sus creaciones biológicas a los demás clanes, con lo que obtienen grandes beneficios. Las montañas y las llanuras que rodean el Pozo Infernal están a rebosar de piedra bruja y es precisamente esta sustancia verde y brillante lo que supone la clave del éxito del Clan Moulder. En los últimos meses, la piedra bruja extraída alrededor de Pozo Infernal ha resultado ser de una potencia especialmente elevada y reluce mucho más como si toda la zona estuviera bañada en oleadas de energía cada vez más grandes.

El Clan Moulder emplea la piedra bruja para crear las terroríficas abominaciones por las que es tan conocido, aunque para crear una criatura algo mejor que un montón de carne lloriqueante sigue haciendo falta contar con un Skaven especialmente ingenioso. La mayor parte de las creaciones acaban viviendo tan solo un par de horas, que pasan chillando de dolor y de cólera incoherentemente hasta que sus lastimeras vidas llegan a su fin. Sin embargo, los maestros de este maligno arte saben cómo equilibrar el uso de piedra bruja y de alteraciones físicas y son capaces de dar a luz espantosas máquinas de matar biológicas que tienen una gran demanda entre los Señores de la Guerra más acaudalados.

El más célebre de todos los maestros de la mutación del Clan Moulder es Throt el Inmundo, un genio corpulento y totalmente demente.

Las tierras alrededor de Pozo Infernal han estado rebosantes de actividad últimamente, cosa que ha irritado mucho a Throt. No hay nada que lo enfurezca más que el que interrumpan sus experimentos y últimamente ha sido interrumpido con bastante frecuencia. Throt no ha sido nunca un individuo demasiado cuerdo, ni siquiera en sus mejores tiempos, por lo que sus seguidores viven temerosos de su cólera (que a menudo desemboca en devorar a uno o dos de ellos o en echarlos como alimento de su última creación).

Primero se produjo la interrupción del Kaudillo Orco Grimgor Piel'ierro. El Orco Negro lideró a sus chikoz a las profundidades de los túneles del Clan Moulder y masacró a los miles y miles de Skavens que se abalanzaron contra los Orcos. En las profundidades más insondables, Grimgor se abrió paso a través de la marea de Skavens y se fue acercando cada vez más al propio Pozo Infernal, con lo que Throt se vio obligado a dejar de lado sus experimentos (había estado profundizando en sus investigaciones sobre el trasplante de cerebros entre criaturas tan desafortunadas como insólitas, aparte de divertirse pegando todo tipo de apéndices sobrantes y extremidades a animalitos peludos). Lógicamente, no quería que Grimgor y sus salvajes secuaces entraran en su laboratorio y el Orco ya se estaba aproximando peligrosamente. En un arrebato de cólera, Throt lanzó contra Grimgor a sus Ratas Ogro más horriblemente mutadas, unas criaturas de músculos increíbles con un sinfín de "mejoras" de metal oxidado implantadas de mala manera en la carne y en los huesos.

No mucho después de que el peligro de Grimgor hubiera pasado y de que Throt hubiera vuelto a dedicarse de nuevo a sus experimentos, otra interrupción consiguió desconcentrarlo. Siempre se habían dado ataques por parte de los adoradores del Caos del Norte, sobre todo por parte de las crueles y brutales tribus Norses baersonlings. Sin embargo, los ataques se estaban haciendo alarmantemente comunes y también empezaron los ataques de las demás tribus menos conocidas para los Skavens. A medida que fueron pasando los meses, se hizo evidente que las tribus del Caos se estaban reuniendo en masa, preparándose para alguna cosa. El Paso Elevado del Este se vio plagado de adoradores del Caos y el Clan Moulder montó barricadas en los túneles que conducían a sus bastiones subterráneos en previsión del ataque.

Con cada puesta del sol, los Skavens surgían de las profundidades de los túneles y caían sobre los incursores acampados cerca de ellos para tratar de expulsarlos. Al no ser gente que se retira fácilmente de una refriega, los brutales guerreros del Norte respondieron con sus propios ataques después de descubrir varias de las entradas ocultas a los complejos subterráneos de los Skavens. No siendo alguien demasiado preocupado por sus secuaces, pero firme en el convencimiento de que él era el único que tenía permiso para liquidarlos, Throt se preparó para atacar.

Mediante intimidaciones, Throt se hizo con la ayuda de varios Señores de la Guerra Skavens. Tras reunir a legiones enteras de experimentos mutantes, tanto los exitosos como los que no, Throt marchó a la batalla.

Dichas monstruosidades cayeron sobre los baersonlings y sus oscuros aliados abriéndose un camino sangriento a base de ir destripando y destrozando los guerreros del Norte. Detrás de ellas acechaban filas y filas de Ratas Ogro del propio Throt, las más feroces y malvadas de su especie, y junto a ellas avanzaban las hordas de las ratas del Clan Moulder, que saltando ágilmente contra las ensangrentadas fuerzas del Caos se retiraron para reagruparse y siguieron haciéndolo incluso cuando los Skavens descendieron de nuevo a su reino cavernoso.

Ambos bandos estaban bañados en sangre y se podría decir que se alcanzó un punto muerto. En una noche muy negra, un par de hechiceros de los Dioses Oscuros muy acorazados y de complexión fuerte pidieron hablar con Throt el Inmundo. Este les permitió penetrar en su guarida subterránea, aunque miles de ojos maliciosos seguían todos sus movimientos.

Los horrores de la guardia de Throt no parecieron afectar mucho a los dos hechiceros. Estos pasaron sin inmutarse junto a criaturas tentaculadas que se arrastraban por el suelo y cabezas humanas con patas arácnidas que gritaban obscenidades y apartaron tranquilamente de sus armaduras negras brillantes los montones de ratas negras y pringosas que se les echaron encima. Afirmaron ser los emisarios del Señor del Fin de los Tiempos, el temible Archaón. Throt les escuchó con desconfianza, murmurando para sí todo el rato mientras su astuta mente iba pensado lo que podría ganar de ellos antes de matarlos. No obstante, cuando uno de los hechiceros mencionó la palabra pacto, abandonó sus diabólicos pensamientos: como símbolo de sello del pacto, Archaón quería regalarle a Throt algunas de las tribus bárbaras que le habían fallado. Los hechiceros le dijeron que Throt podría hacer lo que quisiera con los miembros de dicha tribu y sus bestiales seguidores y, al oír aquello, Throt se llenó de regocijo.

La posibilidad de experimentar con nuevos especímenes despertó la avaricia de Throt, así que accedió a la propuesta de los hechiceros. Y así fue como los Skavens del Clan Moulder y las fuerzas de Archaón se convirtieron en aliados y cesaron los ataques. Desde aquel entonces, Throt se ha lanzado de lleno a realizar nuevos experimentos. Ha creado cierta cantidad de nuevas criaturas y cientos y cientos de experimentos fallidos, los cuales añade a las tropas de choque de abominaciones de su ejército.

Throt ha descubierto que los bárbaros son muy buenas cobayas, ya que son de raza Kurgan y guerreros especialmente vigorosos. Como son más resistentes a los efectos mutantes del Caos (y, por consiguiente, a la piedra bruja) que los demás humanos, Throt ha descubierto que es capaz de usar grandes cantidades de dicha sustancia brillante sin que se le mueran, de modo que ha conseguido efectuar mutaciones mucho más acuciantes. Hay quien cree que incluso ha empezado a trabajar en retorcidos humanoides con unas garras largas y ennegrecidas con las que pueden escalar superficies verticales y seres grotescamente deformes mezcla de humano y Rata Ogro, cuchilla metálica y masa carnosa. Ha mezclado los malignos mastines de guerra de la tribu con ratas gigantes para crear unos enormes mastines rata. Además de ser capaces de derribar fácilmente grandes presas, los mastines rata parecen ser más inteligentes que ninguna de sus razas madre y son más fáciles de adiestrar para el combate.

Archaón también dispuso que se le entregaran a Throt varias jaulas con monstruosas bestias de los lejanos Desiertos del Norte, con las que ha conseguido completar finalmente un gran proyecto en que el que ha estado trabajando durante años: una criatura gigante y cavatúneles de proporciones y temperamento descomunales. A pesar de que al principio le supo muy mal tener que separase de esta criatura porque se había encariñado con ella, tras ciertos estímulos acabó vendiéndola a los adeptos del Clan Eshin. Throy no sabe ni tampoco le importa lo que el clan tenga planeado hacer con dicho monstruo cavador.

Pero todavía es más inquietante el hecho de que uno de los hechiceros de Archaón se haya quedado con Throt y que juntos hayan logrado mezclar la Magia Oscura y la mutación de piedra bruja. Al unir la esencia de un Demonio con el cuerpo de una Rata Ogro, se ha dado a luz una nueva forma de criaturas poseídas. Al contar con la fuerza bruta, la rapidez y la astucia de una Rata Ogro y la inteligencia, el poder y el odio infernal de un Demonio, estas criaturas son un adversario verdaderamente peligroso para los enemigos de Archaón y del Clan Moulder. No pasará mucho tiempo antes de que estas aberrantes creaciones lleguen a formar parte de los ejércitos del Clan Moulder y posiblemente incluso de las fuerzas de Archaón...

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