
Los Cantores de los Árboles (Spellsingers en Ingles) es como se denominan a los Magos Elfos Silvanos. Son expertos adivinadores, y son capaces de comunicarse con los árboles. Los Cantores son capaces de despertar a los Hombres Árbol durmientes, invocar a las Dríades y aumentar la velocidad de crecimiento de los árboles, moldeando sus formas a voluntad mediante enigmáticas y arcanas canciones. De todos los Elfos Silvanos, los Cantores son los que mantienen una relación más directa con el bosque y la magia salvaje que fluye por los fecundos y verdes bosques.
Los Magos Elfos Silvanos son seres intrínsecamente mágicos, pero esta bendición no está exenta de peligros: la magia en estado puro es destructiva si se utiliza imprudentemente. Los Aedas Mágicos y los Cantores de los Árboles de Athel Loren unen sus mentes a la conciencia dormida del bosque. Este vínculo les permite estar en comunión con el bosque, y algunos Magos especialmente poderosos pueden utilizarlo para remodelar el propio bosque.
Historia[]
Han pasado más de cuatro mil años desde que los Altos Elfos abandonaran el Viejo Mundo, dejando sólo un escaso grupo de miembros de su raza que no soportaba marcharse de las tierras a las que habían aprendido a amar. Desde entonces los Elfos Silvanos han declinado desde la gran civilización de sus antepasados Asur hasta convertirse en un pueblo que vive en los bosques y que se preocupa más de la tierra que de los grandes logros de sus antepasados. Gran parte del saber mágico de los altos elfos se ha perdido para ellos y su conocimiento mágico se ha vuelto especializado, relacionado con los poderes de sus hogares en los bosques. Aunque recuerdan parte de la magia de sus antepasados (necesaria todavía en una tierra plagada de Goblins y Hombres Bestia), la mayor parte de su sabiduría se ha canalizado hacia el estudio de las fuerzas del mundo natural, de los árboles y de las plantas de su hogar boscoso y de los animales que allí viven.

Como todos los de su raza, los Elfos de Athel Loren son seres de naturaleza mágica y su consciencia reside tanto en el plano físico como en el mágico. En la mayoría de ellos este talento es demasiado tenue y no llega a desarrollarse, sino que se manifiesta sobre todo en forma de presentimiento y premoniciones: pero los que verdaderamente tienen este don pueden llegar a ser herramientas de gran poder. Una capacidad como esta supone ciertos peligros para quien la usa, pues la energía mágica es inconstante y destructiva para quien no la maneja con sabiduría. Los magos de Hoeth de los Altos Elfos se protegen de los estragos que produce la magia mediante complejos rituales y ceremonias con las que intentan controlar a la bestia durmiente. Los Elfos Silvanos, en cambio, se sirven de una protección muy diferente: uniendo sus mentes a la conciencia durmiente del propio bosque. Athel Loren conforma una red natural de formas conscientes que sirven tanto de conducto como de escudo a los cantores de los árboles que extraen energía de esta potente fuerza.
Gran parte de su sabiduría la han adquirido de sus antiguos aliados del bosque, los Hombres Árbol. Aunque ya quedan pocos de estos sabios y legendarios seres, su conocimiento de las cosas vivas data de los orígenes del mundo, cuando los primeros bosques cubrieron la tierra después de que las placas de hielo retrocedieran. Unos pocos de estos hombres árbol son lo bastante ancianos como para recordar la época en la que los bosques cubrían la totalidad del Viejo Mundo, desde las orillas del Gran Océano Occidental hasta las Montañas del Fin del Mundo y más allá.

Los Elfos Silvanos aseguran que los hombres árbol pueden hablar con los árboles y comprender su idioma extraño, susurrante y lento. Sea cierto o no, los Cantores de los Árboles han aprendido un secreto que ningún otro hechicero ha dominado: las Canciones de los Árboles, que les permite comunicarse con los árboles y las plantas, aprender cosas de ellos y afectar a la forma y velocidad con la que crecen. Los magos Elfos Silvanos más poderosos son capaces incluso de invocar Dríades, poderosos espíritus arbóreos, para que les ayuden en tiempos de necesidad.
Como resultado de esta conexión, los magos Elfos Silvanos gozan de una relación única con el bosque. En cierta manera forman parte de una consciencia y una inteligencia mayores, como las dríades, los duendes y los Hombres Árbol, aunque retienen su individualidad y libertad, a diferencia de los espíritus del bosque. Este lazo les permite comulgar con el bosque, hablar con él y pedirle ayuda para sus damas y señores élficos; plegarias que en otro caso pasarían desapercibidas. Solamente los mejores cantores de los árboles pueden despertar a un hombre árbol antes de que su tiempo haya llegado. Los magos más poderosos pueden incluso utilizar su lazo para reformar el bosque, aunque esto implique cambiar el curso de crecimiento de un árbol o, lo que es peor, alterar las sendas que recorren el bosque, ya sea para ralentizar el avance enemigo o favorecer el de los Elfos. Sin embargo, los resultados de un proceso tal nunca son seguros porque, habitualmente, el bosque será reticente a satisfacer tales peticiones, o debe ser persuadido o engañado para que obedezca.
La habilidad para dar forma al bosque y guiar su crecimiento resulta muy útil no solo para los Elfos. Las hadas proscritas del Bosque Salvaje, pese a despreciar a los Asrai, desean para sí las habilidades de los cantores de los árboles y recorrerán la distancia que sea necesaria para tentar a estos magos con promesas que los atraigan a su servicio. Es raro que un cantor de los árboles sucumba a la voluntad de las hadas sombrías. Aun así deben permanecer alerta y proteger sus mentes de los susurros constantes de estos seres y sobre todo en invierno, cuando el poder sobrenatural del Bosque Salvaje alcanza su punto culminante.
Al igual que el resto de aspectos de la vida de los Elfos Silvanos, la senda de la magia la recorren ambos sexos por igual, pese a que los cantores, conocidas como doncellas de Ariel son generalmente magos más poderosos que ellos; algo que se debe al lazo único existente entre Ariel y el bosque de Athel Loren.
Aprendizaje de la Senda del Elfo Silvano[]

Los Cantores de los Árboles sienten su vocación a muy temprana edad. Incluso entre un pueblo con profundo respeto y reverencia por el mundo natural, un niño que es propenso a convertirse en Cantor de los Árboles siente estas pasiones de forma más intensa que el resto. Estos niños pasan gran parte de su tiempo solos en el bosque, comunicándose con el mundo natural, durmiendo en las ramas de los árboles. Aprenden a ser tan silenciosos que los animales les ignoran y se aproximan a ellos sin miedo. Incluso las dríades, que normalmente nunca se dejan ver por los mortales, no se asustan de estos niños.
Los padres de estos niños se asustarán, como es normal, cuando desaparezcan durante largos periodos de tiempo en los bosques. Hay muchos peligros que acechan en las sombras y no sólo bestias salvajes. Más de uno de estos niños ha sido capturado y muerto por Orcos, Goblins, Hombres Bestia, hambrientos Grifos, o incluso por los espíritus y seres más fieros y crueles de Athel Loren. Pero aquellos con mayor conocimiento de la vida en el bosque sobreviven, y finalmente encuentran el camino hacia lo más profundo del bosque, donde habitan los Hombres Árbol. Allí, si el niño elfo tiene buena voluntad y el necesario respeto por el mundo natural, será acogido por el hombre árbol quien le enseñará algo de las Canciones de los Árboles.
En general, los aprendices Elfos Silvanos permanecerán con su maestro Hombre Árbol durante varios años. Quizás regresen para visitar a su comunidad durante ese tiempo, pero estarán casi siempre lejos de casa, aprendiendo a escuchar los sonidos de la naturaleza y sintonizándose con los flujos de la magia que impregnan todas las cosas vivas. Al final de su aprendizaje regresarán con su pueblo, tras haber dominado las técnicas esenciales de canto de las Canciones de los Árboles, aunque todavía con mucho por aprender. Entonces pasarán varios años más estudiando con un mago Elfo Silvano.
La Vida de un Cantor de los Árboles[]

Una vez transcurrido el aprendizaje, los aprendices son libres para abandonar a su maestro, si así lo desean, y viajar. La mayoría decide quedarse con su maestro unos años más, ya que así es más fácil aprender el conocimiento que buscan. Algunos deciden internarse en los bosques, buscando el saber en otros asentamientos de Elfos Silvanos o de los Hombres Árbol que viven en otra zona del bosque o en algún otro lugar en el Viejo Mundo. Independientemente del camino que escojan, su preocupación primordial será la defensa del bosque y el bienestar de los elfos que en él viven. Algunos terminarán luchando contra los intrusos o aquellos que tratan de dañar al bosque. Cualquier Orco u Hombre Bestia que viva en el bosque será aniquilado sin piedad, mientras que los colonos humanos serán tratados con algo más de compasión.
Con frecuencia, a medida que se extienden los asentamientos del Viejo Mundo, los humanos buscarán nuevas tierras que colonizar y claros donde plantar sus cosechas. Aunque los Elfos Silvanos están en contra de la destrucción de los antiguos bosques, son conscientes de que la mayoría de los humanos no destruyen caprichosamente los árboles y de que no pueden ver la verdadera belleza del mundo natural como la ven los Elfos Silvanos. Por ello, más que matarlos directamente, en general la mayoría de las ocasiones tratarán de asustarles y alejarles de la zona. Empleando su magia, harán que aparezcan misteriosamente muros de espinos durante la noche, que extrañas luces dancen en los bosques y que los árboles crezcan con extrañas y siniestras formas. Esto suele bastar para conseguir que los colonos piensen que el bosque es un lugar encantado y peligroso y que deberían marcharse a otro sitio.

En las contadas ocasiones en las que los Elfos Silvanos parlamentan voluntariamente con otras razas, son los cantores de los árboles quienes desempeñan estos papeles diplomáticos. Los magos se hacen acompañar de un pequeño cotejo hasta la corte de los reyes extranjeros; y para evitar los peligros del camino, entretejen un encantamiento que los proteja a ellos y a sus compañeros de viaje y que les permitirá caminar por encima del reino físico y evitar azares mundanos. Durante esas travesías, la comitiva se convierte en un grupo de siluetas translúcidas que pasan a través de obstáculos físicos como si estos no estuvieran allí. Evidentemente, esto ha dado pie a leyendas que hablan de la existencia de viajeros fantasmales en los alrededores del Bosque Eterno.
Salvo que para que se trate de alguna misión, pocos magos Elfos Silvanos abandonan alguna vez sus bosques. Lo más frecuente es que adopten como hogar una zona concreta del bosque y con el paso de los años se aprendan de memoria cada árbol y arbusto, cada arroyo, cada guarida de cada animal. Los pocos que dejan sus bosques para vivir con los humanos suelen tener alguna tragedia o secreto que esconder. Puede que su parte del bosque fuera destruida por un incendio o un asentamiento humano, o resultara invadida por hombres bestia demasiado numerosos como para ser combatidos. Sea la razón que fuere la que le llevara a abandonar el bosque, no es fácil que se sientan cómodos en las atestadas ciudades de los humanos y aprovecharán cualquier oportunidad para regresar a las tierras boscosas.
Magia de la 8ª Edición[]
Puesto que practican la magia sin estar encorsetados por la moralidad de los Magos de Ulthuan ni corrompidos por el sadismo de los Naggarothi, los magos de los Elfos Silvanos pueden practicar tanto la Magia Oscura como la Alta Magia. La primera es el legado de sus orígenes entre los Altos Elfos y la segunda es una herencia de los años de dominio de Ariel durante la Época de la Retribución. A pesar de los esfuerzos de la Reina Maga, cada generación de Elfos Silvanos desde la fecha ha dado un puñado de magos inclinados a la Magia Oscura. Hasta ahora ninguno ha sucumbido a la locura que poseyó a Ariel en aquel tiempo, pero es imposible decir qué depara el futuro. Entre tanto, Athel Loren no puede permitirse desaprovechar un recurso tan valioso.
He aquí por que los magos suelen ir a la guerra por parejas formadas por un Alto Cantor y un Cantor Oscuro. Mientras el Cantor Oscuro desata tormentas desolladoras, el Alto Cantor protege y refuerza a sus aliados. Pero ese no es su único deber: si el Cantor Oscuro muestra signos de sucumbir a su propia brujería, el Alto Cantor debe aplacar los Vientos Mágicos y cortar el flujo de poder corruptor. De este modo, la incipiente locura que amenazaba al mago queda contenida, al menos por el momento...