Un Caldero de Sangre es un ancestral y poderoso artefacto, un gran recipiente de latón cubierto de runas arcanas que se estremecen y brillan con una extraña luz mágica, que se llena con la sangre de las víctimas de los sacrificios rituales de las Elfas Brujas. La magia y el poder de los sacrificios de sangre saturan este artefacto con gran presencia, y se dice que contiene el secreto de la eterna juventud y belleza.
Todos los Calderos se mantienen siempre llenos de la sangre de incontables víctimas propiciatorias de las Elfas Brujas, que son sacrificadas a cientos. Curiosamente, nunca se llena tanto como para que rebose, y siempre mantiene su nivel, por muchos litros de sangre de desafortunadas víctimas que se viertan en él, como si el propio metal del caldero la absorbiese.
Descripción[]
Las leyendas de los Elfos Oscuros cuentan que los Calderos de Sangre fueron un regalo de bodas de Khaine, el Señor de la Muerte, a sus esposas, las Elfas Brujas, como recompensa por la devoción obsesiva hacia su causa; al menos eso dijo Morathi cuando entregó el primero de estas marmitas de latón al Culto de Khaine. Los pocos Calderos que han sobrevivido al paso de los milenios se conservan en el gran Templo de la Sangre de la ciudad de Ghrond custodiados por las Grandes Sacerdotisas del Culto.
Cada Caldero de Sangre está encantado por sortilegios oscuros que, con el conocimiento adecuado, una Sacerdotisa puede emplear para otorgar las muchas bendiciones de Khaine. La principal de ellas es la capacidad del Caldero para restaurar la juventud y el vigor de quienes se bañan en él. Durante la Noche de la Muerte, las Reinas Brujas se bañan en el Caldero de Sangre para recuperar su juventud perdida. Una vez al año, en la Noche de la Muerte, tras largos y sangrientos ritos en honor a Khaine, los Calderos se llenan con la sangre de todos los sacrificios de los Elfos Oscuros. Las más ancianas de las Reinas Brujas se bañan en esa sangre, y el ritual le devuelve la juventud y la belleza, emergiendo desnudas y cubiertas de sangre, ágiles y fuertes una vez más.
Sin embargo, esto sólo es temporalmente, dado que Morathi se guardó los secretos más íntimos de los calderos para sí misma, afirmando que es un regalo personal para ella. Esto le permite mantener su belleza durante mucho más tiempo, mientras que las demás Brujas que aprovechan esta bendición deben repetir el proceso con frecuencia para no regresar a su estado de vejez y decrepitud. Así, la Hechicen Bruja se asegura la lealtad de las Elfas Brujas mediante la tentación de la belleza eterna.
Igualmente, durante la Noche de la Muerte, un cierto número de bebés Druchii se ofrecen periódicamente a Khaine, arrojándolos ritualmente al hirviente Caldero. Las razones son muchas: algunos niños son ofrecidos, ya que nacen mutilados. La mayoría acaban muertos en medio de una indescriptible agonía, pero milagrosamente unos pocos sobreviven a la terrible prueba. Estos pocos son consideran elegidos de Khaine, y son entrenados para convertirse en Asesinos Elfos Oscuros.
De tanto en tanto, es posible llevar uno de estos Calderos a la batalla, siendo protegido por una Elfa Bruja Paladín denominada Guardiana del Caldero, acompañada por una escolta de dos Elfas Brujas, pero normalmente esto sólo se hace en tiempos de gran mortandad, cuando la secta de las Elfas Brujas lucha con más fuerza.
Atraído por las expectativas de una masacre, el malicioso espíritu del Señor del Asesinato instigará en los Elfos Oscuros cercanos una belicosidad febril que solo cesará cuando no haya sangre que verter. Durante la batalla, el Caldero aumenta aún más la furia asesina de las Elfas Brujas, mientras que sus propiedades mágicas sirven para proporcionarles confianza y protección. Después de cada confrontación se da un diezmo de prisioneros de guerra, que serán entregados a las Elfas Brujas para que puedan sacrificarlos en nombre de Khaine.
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