Cuando el invierno se convierte en primavera, los campesinos de Bretonia cierran las puertas y ventanas de las casas pues Orión, Rey del Bosque, despierta de su letargo y da comienzo la Cacería Salvaje.
El poder de Orión crece y disminuye en función de las estaciones del año: cuando el invierno llega a Athel Loren su cuerpo se consume en una pira funeraria en espera de renacer en el equinoccio de verano renovado y en el punto álgido de su poder una vez más. Todos los habitantes del bosque sienten la llegada de Orión, pues sus sueños se llenan de imágenes de guerra y venganza. Nada más salir Orión del Roble Eterno, un espíritu belicoso se apodera de los Elfos de Athel Loren y el sonido de un cuerno resuena por todo el bosque cuando Orión invita a las bestias del bosque a su cacería. A continuación se escuchan los aullidos de los sabuesos y los graznidos de negros pájaros de presa que responden a la llamada de su señor.
Orión recorre el bosque con la velocidad de un rayo y sus pezuñas dejan una estela de fuego, mientras las nubes de tormenta le persiguen desde el cielo. Los jinetes de Kurnous galopan a su lado con los ojos iluminados por un fuego mágico; ya no son Elfos, sino algo más ancestral y terrible. En el día en el que despierta Orión, el bosque es un lugar extremadamente peligroso, pues la ansia por destruir con que despierta y su carácter caprichoso le harán dar muerte a todos los desafortunados que se crucen en su camino. La Cacería Salvaje recorre el bosque enloquecida e incluso puede llegar a abandonar Athel Loren en los años en los que la primavera es especialmente verde. En esos días, la Cacería Salvaje de Orión puede causar estragos en las tierras circundantes.
La Noche del Cazador[]
En las tierras de Bretonia y del Imperio se cuentan historias de exuberantes primaveras tras inviernos benignos en los que la Cacería Salvaje ha llegado hasta sus hogares y ha devastado un pueblo tras otro en mitad de los aullidos de las bestias, a las que acompañaban enloquecidos jinetes sedientos de sangre. Los supervivientes de estos ataques hablan de cielos de color violeta y extraños fenómenos lumínicos que se producen antes de que las nubes de niebla cubran la tierra.
En la oscuridad provocada por la tormenta se oye el soplido de un cuerno junto con el distante sonido de unas pezuñas que hacen temblar el suelo y los exultantes aullidos de los perros de caza. Los cielos se oscurecen debido a la gran cantidad de cuervos que vuelan en el cielo y la densa niebla toma el suelo mientras el bramido del cuerno de caza de Orión se escucha más y más alto, y más cercano y más cercano. En pocos minutos, la cacería cae sobre sus desventuradas víctimas y los pájaros atacan a todos los que no se hallen en sus casas. Mientras tanto, las jaurías de perros de presa van de un lado para el otro acabando con todo el que se interpone en su camino. Orión es una aterradora figura, mucho más alto que un Elfo y con una afilada cornamenta que corona su cabeza llena de ramas, al igual que su cuerpo (de un bello color verde esmeralda). Su bramido, como el de un poderoso ciervo, es tan potente que puede ser escuchado en todo Athel Loren y quiebra los retoños de las plantas y rompe rocas. Junto con los jinetes de Kurnous, otros Elfos y las criaturas del bosque, Orión carga por el cielo, en el que sus flamígeras pezuñas dejan un rastro que ponen de manifiesto el nacimiento de la primavera. La Cacería Salvaje corre en estampida y efectúa una fantasmagórica carga en picado para desmembrar a sus víctimas desde las alturas.
La Cacería Salvaje deja por donde pasa un rastro de devastación, villas desprovistas de vida y una destrucción total. Los cadáveres quedan diseminados por el campo o a muchos kilómetros de sus hogares, y pasan muchas horas antes de que los que han sido lo suficientemente afortunados como para sobrevivir se atrevan a salir de sus escondites. Una vez saciada su furia, la Cacería Salvaje vuelve a Athel Loren. Su sed de sangre se ha aplacado y las bestias vuelven a sus guaridas. Durante el solsticio de verano es cuando la fuerza de Athel Loren está en su punto álgido, y las gentes de Bretonia y del Imperio deben andarse con cuidado y cargarse de fetiches y amuletos para evitar la furia de la Cacería Salvaje.
Fuente[]
- Ejércitos Warhammer: Elfos Silvanos (6ª Edición), págs. 29, 70, 77.