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Los Caballeros del Fuego Frío constituyen una orden de caballería del Imperio; sin embargo, a diferencia de la mayoría de órdenes, son leales al Emperador y no a los Condes Electores. Actúan como un complemento de la más famosa, numerosa y gloriosa compañía personal de guerreros del Emperador, la Reiksguard. Mientras la Reiksguard acompaña al Emperador en las misiones diplomáticas y combate a su lado en el campo de batalla, los Caballeros del Fuego Frío combaten en sus batallas menos llamativas y menos limpias.

La Orden del Fuego Frío no es muy conocida; con frecuencia se requiere cierto secretismo para alcanzar el éxito. Actúan en pequeños grupos, la mayoría de las veces en la periferia del Imperio o en territorios extranjeros. Sus caballeros juran absoluta lealtad personal al Emperador, su credo es "Servicio por encima de todo". En todo momento deben estar dispuestos a actuar con rapidez y una dureza implacable contra los enemigos del Emperador, sean éstos internos o externos.

Historia[]

La orden fue fundada cuando el Emperador Wilhelm ascendió al trono en el 2429; sus miembros fundadores eran nobles que fueron decisivos en las maniobras políticas que condujeron a la expulsión del predecesor de Wilhelm, Dieter IV. Dieter encolerizó a los Electores cuando hizo un trato con los Burgomaestres de Marienburgo que les permitió separarse del Imperio a cambio de oro. Un pequeño grupo de pequeños nobles en torno a Wilhelm de Altdorf tuvieron una importancia clave a la hora de avivar las llamas de este escándalo y de buscar apoyo para un golpe de estado. Cuando Wilhelm accedió al trono, algunos de esos nobles se convirtieron en los primeros Caballeros del Fuego Frío. El nombre recuerda a sus miembros que en ocasiones deben ser tan destructivos como el fuego, pero que también deben mirar el mundo con una mirada fría y calculadora.

Los nobles que no tienen el favor de la corte a veces afirman que la verdadera lealtad de los Caballeros del Fuego Frío es al Príncipe de Altdorf más que al propio Emperador. Hasta la fecha esta distinción no se ha podido comprobar, pues todos los Emperadores desde Wilhelm han sido de Altdorf.

La Orden[]

Emblema Caballeros Fuego Frío Ralph Horsley

El actual Emperador utiliza a los caballeros, al igual que Wilhelm había hecho antes, para cualquier fin que suponga proteger y extender su poder. Distintas unidades de la orden pueden estar al mismo tiempo vigilando atentamente las actividades de los truculentos Electores, sofocando revueltas de campesinos, investigando irrupciones del Caos o asesinando a clérigos desleales. Sus miembros se enorgullecen de su sabiduría política, poder militar e incluso conocimientos ocultos.

La Orden tiene permiso para utilizar la magia al servicio del Emperador. Los practicantes de la magia serán pajes o acompañantes en lugar de caballeros; los auténticos nobles tienen cosas mejores que hacer que perder el tiempo aprendiendo hechicería.

Toda la cultura de los Caballeros del Fuego Frío gira en torno a este principio; los miembros compiten ferozmente entre ellos para mostrar la máxima lealtad hacia el Emperador. Los miembros se ganan el respeto completando con éxito las misiones. Todavía adquieren una mayor posición si lo hacen con una gran pérdida personal o si se ven obligados a emplear una extraordinaria violencia.

Los Caballeros del Fuego Frío cultivan un desagradable sentido del humor; uno de sus chistes favoritos dice que la misión ideal de un caballero es mutilarse a sí mismo de forma horrible mientras empuja un carro lleno de mujeres y niños por un precipicio. Sin embargo, la violencia gratuita no gana admiración; atrae una atención poco deseada hacia la misión y hacia la orden. Si no es del agrado del Emperador, no merece la pena hacerlo. Si agrada al Emperador, no hay excusa para el fracaso.

La Orden del Fuego Frío es inusual, ya que sus miembros son de origen noble pero no son señores feudales; suelen ser los hermanos pequeños que no cuentan en la herencia de la familia. De todas formas, no es posible dimitir de los Caballeros del Fuego Frío y buscar otro oficio, sin más. Los Caballeros del Fuego Frío pueden morir sobre su silla de montar o retirarse, pero aquellos que traten de pasarse a otro oficio serán perseguidos como traidores a sus votos. Sus antiguos colegas mostrarán tanta determinación y tan poca consideración a la hora de perseguidos a ellos como a los otros enemigos del Imperio. Como has podido adivinar, el castigo al que se exponen es de tipo permanente.

Emblema[]

La insignia de la orden es una estilizada lengua de fuego, pintada de color azul en lugar de rojo. Los miembros suelen llevar el símbolo en pequeñas piezas de joyería o diseños en los tejidos en lugar de mostrarlo abiertamente en escudos o estandartes de batalla. La orden sólo llama la atención cuando hay un beneficio directo y práctico al hacerlo. 

Función[]

Los ejércitos invasores del Caos suponen la mayor amenaza para el Imperio y Karl Franz ha llegado a depender de los Caballeros del Fuego Frío para investigar los pequeños brotes del Caos que aparecen tanto dentro del Imperio como fuera de él. Los Caballeros del Fuego Frío no son la típica banda de fanáticos anti-Caos, y es eso exactamente lo que encuentra positivo Karl Franz. Han refinado su propia forma de fanatismo, una forma que suele dar mejor resultado que el típico fanatismo irracional. No consideran que luchar contra el Caos sea una obligación religiosa o un gran imperativo moral. En su particular fría forma de pensar, los Caballeros del Fuego Frío consideran el Caos como un enemigo más al que hay que exterminar con rapidez.

Hay otros que se especializan en destruir al Caos y a menudo se obsesionan con él, empezando a ver su rastro por todas partes. Pronto se encuentran clavando estacas y quemando a todo el mundo que ven, dejando con frecuencia que los verdaderos sectarios y mutantes se escabullan sin sufrir molestias. Los Caballeros del Fuego Frío miran a estos fanáticos con desprecio, considerándolos simples "caza-brujas". Si una banda de los Caballeros del Fuego Frío se encontrara a uno de estos, sin duda le ridiculizarían y posiblemente le dieran una paliza con el objetivo de sacarle información de utilidad. Luego le tirarían al suelo y seguirían su camino.

Los Caballeros del Fuego Frío se enorgullecen de mantener la sangre fría y la calma mientras dan caza al Caos, y de generar un mínimo de histeria mientras lo hacen. La cultura del Fuego Frío da valor a los caballeros que adoptan una actitud burlona frente a Tzeentch y sus secuaces; no dejan de prepararse para la lucha contando chistes verdes sobre los Dioses del Caos. Una de las primeras cosas que un novato de la orden debe aprender es que el Caos medra con el miedo y con los falsos rumores sobre sus poderes. El entrenamiento tiene por objeto que los caballeros se asusten más del ridículo de sus camaradas que del Caos. Esto es más fácil decirlo que hacerlo. Cuando por primera vez llega el momento definitivo de enfrentarse cara a cara con el Caos, los caballeros novatos se asustan como cualquier otro, a pesar de su entrenamiento. Los pocos que son capaces de mantener el ideal de la orden de compostura frente al Caos son los que progresan en ella, convirtiéndose en sus líderes.

Estructura[]

La mayoría de las misiones de la orden requieren pequeños equipos no mucho mayores que el típico grupo de aventureros. Sólo en raras ocasiones el equipo entero está compuesto de Caballeros del Fuego Frío consagrados. El número de miembros de la orden ronda los cincuenta y no todos los miembros están en activo.

Algunos caballeros, al hacerse mayores, descubren que deben aceptar las obligaciones personales que se esperan de los aristócratas del Imperio y han de retirarse del servicio activo para dirigir las propiedades de su familia. Siguen siendo miembros de la orden, pero sólo son llamados al servicio en caso de emergencia. Otros son asignados de forma permanente a las cortes de distintos Condes Electores u otras organizaciones necesitadas de un representante imperial capaz de llevar a cabo investigaciones y romper algunos huesos cuando sea necesario.

Los aspirantes a la orden no son aprobados de manera automática; deben superar un riguroso procedimiento de examen y luego sobrevivir a dos años de servicio activo como novicios antes de llegar al rango de caballero.

La mayoría de las misiones están dirigidas por uno o dos caballeros veteranos o más experimentados que los demás. En el caso de misiones menos delicadas, uno o dos novatos acompañarán y ayudarán a los caballeros, con el objetivo de probar su valía y aprender las habilidades que se esperan de un caballero. Los caballeros también son atendidos por una serie de pajes.

Los caballeros seleccionan a sus propios escuderos (que siempre son plebeyos) y son responsables de su pago. Cuando comienzan su servicio, los escuderos juran lealtad al Emperador por encima de todo, y luego a sus amos. Los caballeros suelen tener a sus escuderos a corta distancia, tratándolos con brusca autoridad. Los escuderos de otros caballeros son los principales objetivos de abusos y burlas.

A los escuderos que cumplen bien con sus obligaciones a veces se les concede un rango oficial, mediante una ceremonia en la que son nombrados Acompañantes de la Orden del Fuego Frío se les concede un sueldo adicional del tesoro imperial. Continuarán sirviendo a la organización después de que su amo original se retire o muera, pero no serán tratados como iguales por los demás caballeros.

En muy raras ocasiones, aquellos acompañantes especialmente valiosos son ascendidos al rango de caballeros, a pesar de su condición de plebeyos. 

Miembros conocidos[]

Caballeros de Pleno Derecho[]

Asociados[]

Fuente[]