La más sonada de las fuerzas extraoficiales de Marienburgo son los Caballeros de la Pureza. Aunque públicamente afirma ser un club social dedicado a las obras de caridad, en realidad es un grupo de vigilantes callejeros que a menudo se toma la justicia por su mano. Los Caballeros, adoradores de Solkan el Despiadado según se dice, se han infiltrado en la judicatura, donde aplican la ley al pie de la letra, sin excepción.
También han organizado redadas en todas partes de la ciudad, hasta en la opulenta Goudberg, buscando delincuentes y mutantes. Los bajos fondos del mugriento Doodkanaal son el blanco favorito de sus acciones y, aunque la guardia oficialmente repudia estas actividades, en realidad está encantada de que les ahorren el trabajo. Desgraciadamente, en este filtro, también entran todas las personas no humanas y extranjeras de Marienburgo.