El trasfondo que puedes leer en este artículo esta basado en información de la campaña mundial, La Sombra sobre Albión.
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Imagen ilustrativa
De todas las tierras del mundo, la más cercana a Albión es Norsca, así que, cuando las brumas se retiraron, las fuerzas del caos fueron las primeras que descubrieron la isla que había yacido oculta durante milenios. Desde las siniestras tierras marchitas del norte cabalgó una legión de Caballeros del Caos.
Navegaron atravesando los turbulentos mares en naves alargadas movidas por cientos de esclavos remeros a los que sus crueles amos fustigaban para que remasen más deprisa. Empuñando impías espadas labradas con las imágenes de terroríficos Demonios, los Caballeros estaban sedientos de sangre y hambrientos de guerra en nombre de sus inmundos dioses. Los ojos de sus corceles brillaban amenazadores con un resplandor rojizo como una ventana hacia los fuegos de condenación que arden en el interior de sus almas.
Descendieron sobre Albión como una tormenta y al frente del ejército iba un poderoso Señor un campeón mortal reverenciado por sus seguidores. Su armadura estaba forjada con los huesos de los muertos, poderosos héroes y otros campeones del caos que él mismo había abatido personalmente en combate. Su espada brillaba con una llamarada naranja y las llamas lamían su filo. Todos los que han visto a este poderoso guerrero tiemblan de miedo a su paso.
Pocos han vivido para dar fe del paso de esta legión y de su misterioso Señor, pero su presencia en Albión se menciona a menudo entre las historias que se cuentan en torno a los fuegos de campamento de los ejércitos. Han sido hallados ejércitos enteros despedazados, con los cuerpos obscenamente mutilados. Los restos de una hueste entera de Altos Elfos fueron hallados con los cuerpos enterrados hasta el cuello en la arena que rodea la costa, un verdadero festín para los cangrejos y demás bestias que merodean en la playa. Sólo la muerte marca el paso de su legión y pocos han sobrevivido para narrar la espantosa visión de este terrible Señor.
Su nombre y sus orígenes permanecen envueltos en el misterio. Algunos creen que es es campeón de Archaón, mientras que otros opinan que, en realidad, se trata de un Príncipe Demonio disfrazado de mortal. Los valientes exploradores de Albión sólo lo conocen por el nombre de Caballero de la Condenación. Sea cual sea la verdad que oculta este temible guerrero, una cosa es seguro: encontrarle es encontrarse con la muerte. Ningún ejército al que se haya enfrentado ha sobrevivido, los únicos supervivientes a los enfrentamientos con este formidable guerrero han sido los que han huido del campo de batalla en vergonzoso terror.
Si algún héroe tuviera el valor de enfrentarse a este siniestro Señor del Caos, descubriría que resulta fácil descubrir dónde está su ejército: un camino de destrucción yace a su paso y la tierra sobre la cual cabalga se legión se marchita y aja a su paso. Su ejército marcha hacia el temido círculo de piedras de Gran Ogham. Pocos saben por qué intenta alcanzar este lugar sagrado, pero no hay duda de que, a menos que alguien tenga el coraje y el poder necesarios para detenerle, liberará una maldad nunca vista.
Ahora se rumorea que un hechicero de inmenso poder se ha unido a su fuerza.
Este famoso Emisario Oscuro es conocido como Kheciss e incluso los Arúspices enmudecen con la mención de su nombre. Se dice que Kheciss, que una vez fue considerado grande entre los Arúspices, es el líder de esta oscuro legión y sus poderes son inconmensurables. Sólo sirve al mal mayor que es el Señor Oscuro.
Se cree que pretende conducir al Caballero de la Condenación hasta su Señor para que, juntos, formen una alianza que podría remover los cimientos del mismísimo mundo.