
Los enfermos no son bienvenidos a donde sea que vayan. Un guardia de ojos agudos puede negarles la entrada a la ciudad, y los aldeanos cierran sus puertas a los extraños que se ven enfermos, por una buena razón. Grupos de personas enfermas podrían ser expulsados de una ciudad, antes de que un brote pueda realmente afianzarse, por el bien de todos los ciudadanos. Y muchas víctimas de enfermedades se les abandona en las zonas salvajes para que mueran.
Pero algunos sobreviven. Rechazados por la sociedad, deambulan, mendigan y roban y arañan lo que pueden, resintiendo su rechazo al aceptar sus aflicciones. Estas personas errantes se encuentran con otros en condiciones similares y pronto nace una comunidad: una caravana de carros que se mudan de pueblo en pueblo, temidos por la gente normal, haciendo lo mejor que pueden, incluso glorificándose en su situación.
Este es el principal caldo de cultivo para los seguidores de Nurgle. La gente encuentra socorro solo en su devoción y significado solo en sus enseñanzas, porque todos los otros dioses les han abandonado. A los viajeros a menudo se unen los demonios de Nurgle en sus cabalgatas, burlando abiertamente las leyes del Imperio. Pocos son lo suficientemente valientes como para intervenir. Incluso algunos cazadores de brujas dejarán a esta gente en su declive inexorable a menos que puedan convocar el poder y los recursos para purgarlos con espada y fuego. Desafortunadamente, estas víctimas encuentran vitalidad en su mortalidad y las dulces y enfermizas bendiciones de Nurgle les dan la voluntad de continuar.
Pero hay algo aún más extraño sobre las Cabalgatas de Nurgle. Se dice que cuando Morrslieb está alto en el cielo nocturno, la gente de un pueblo ve la procesión como si se acercara un carnaval, en vez de ver a los patéticos enfermos acercándose en sus andrajosas carretas tiradas por bestias demacradas, ven un alegre y risueño carnaval de artistas. Ven bailarines y músicos saltando, llenos de alegría. Las puertas de la ciudad se abren, y la cabalgata cabalga dentro.
La Cabalgata de Nurgle es una variedad casi infinita de caravanas de circo y vagones gitanos, todos cubiertos con estandartes y banderas, y acompañados por hordas de mendigos, lisiados y otros desafortunados. Por supuesto, están raídos y deteriorados, como uno esperaría del Señor de la Peste. La Cabalgata está infestada de Nurgletes y también puede haber varios Portadores de Plaga presentes por los diversos campeones, para que Nurgle pueda decidir cuáles son dignos de recompensas. Los carros son conducidos por extraños personajes con máscaras de carnaval, y pueden ir acompañados por cualquier cantidad de enfermos, mendigos o dementes.