
Emblema de Brionne.
Brionne suele ser apodada la Joya de Bretonia... en boca de los brionnenses. Desde luego es una ciudad extraordinariamente hermosa, construida en una península unida al continente por un estrecho istmo. La península forma una colina, y la ciudad serpentea por su lateral, construida con la piedra blanca local (o con yeso blanco en el caso de los edificios de campesinos). Las arenas de la bahía son extremadamente buenas para fabricar cristal, por lo que prácticamente todas las ventanas de la ciudad están vidriadas, y relucen bajo la luz del sol.
El castillo Brionne está en el centro de la ciudad y sobre la cima de la isla. Es lo que todos los demás castillos brionnenses sueñan con ser: la fusión perfecta de forma imaginativa y funcionalidad intachable. Puede que las numerosas torretas pequeñas parezcan situadas al azar, pero proporcionan zonas de fuego excelentes. De igual modo, sobre las elevadas y esbeltas torres hay puestos de guardia en los que un solo hombre puede rechazar a todo un ejército y controlar gran parte del área circundante. Los muchos jardines del patio pueden ser sellados y convertidos en campos de tiro en los que aniquilar a los invasores.
El Salón de los Juglares de Brionne es el centro más importante de todo el mundo para esos artistas concretos. Se alza sobre una pequeña prominencia en el barrio meridional de la ciudad, y está rodeado por un jardín. El edificio es circular, está construido con piedra blanca y alberga un auditorio con una acústica impecable. Hay juglares actuando en él a todas horas del día o de la noche.