
Bhagar, la Necrópolis Eterna, es una ciudad de la antigua Nehekhara. La ciudad sureña de Bhagar, situada al borde del Gran Desierto, había sido una ciudad próspera, pero bastante pequeña, poco más que un pueblo comercial.
En la actualidad, la ciudad no es más que un conjunto de ruinas conocida como la Necrópolis Eterna.
Descripción[]
En la antigüedad, los príncipes mercaderes de Bhagar habían sido bandidos que asaltaban las caravanas nehekharanas y regresaban a las dunas como si fueran fantasmas. Los bhagaritas eran parte de las tribus nómadas que conformarían la Arabia moderna, y utilizaban su conocimiento del desierto para saquear todo cuanto rondaba por sus tierras. Pero en tiempos de Settra los habían domado y les habían dado la bienvenida al imperio. Desde entonces, habían prosperado como comerciantes, aunque nunca habían olvidado sus costumbres bélicas. Los príncipes no tenían nada que temer de los bandidos y nunca había sido tan rica como para llamar la atención de las ciudades más grandes, situadas al norte y este. Por ende, sus dirigentes nunca habían visto la necesidad de gastar sumas exorbitantes en construir una muralla alrededor de la ciudad.

En épocas de guerra, los jinetes de Bhagar conocían el Gran Desierto igual que un hombre conoce a su primera esposa. Sabían de sus modos cambiantes y su temperamento salvaje, sus dones ocultos y sus oscuros secretos, y se les consideraban los mejores jinetes en toda la Tierra Bendita. Su dios principal era Khsar, el dios sin rostro de los vientos del desierto.
Aunque pequeña, al igual que Rasetra era famosa por sus riquezas exóticas. Como su ciudad homóloga, la mayor parte de sus ingresos provenía del oro y de las gemas que encontraban en las montañas. De las densas junglas llegaban caravanas comerciales repletas de todo tipo de joyas y de extraños amuletos y abalorios de tierras lejanas. Los jeroglíficos antiguos parecen indicar que estos reyes comerciaban con un gran número de civilizaciones, incluidas la nación élfica y una extraña raza de criaturas parecidas a lagartos. Mucho de su comercio llegaba por el sur, desde el Golfo de Medes, pues sus intercambios con la ciudad de El-Kalabad eran constantes.
Cuando Bhagar se opuso al gobierno de Nagash de Khemri, Arkhan el Negro dirigió una expedición de castigo que esclavizó a la mayoría de los bhagaritas, matando a casi todos sus preciados rebaños de caballos, lo cual provocó que cientos de refugiados buscaran asilo en las otras ciudades, difundiendo la noticia de los crímenes de Nagash. En tiempos muy posteriores, del 120 al 170 CI, el Rey Setep de Bhagar llevó a cabo grandes incursiones en los Reinos Fronterizos.