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Bertrand

Las hazañas de Bertrand, también conocido por el sobrenombre de el Bandido, hacen de él un personaje verdaderamente legendario. De hecho, los sucesos reales en los que ha tenido en parte son con frecuencia más extravagantes de lo que cuentan las baladas sobre el bandido. En la actualidad, Bertrand y sus fieles Arqueros de Bergerac, siguen deshaciendo entuertos, castigando sin descanso a los malvados y a los opresores.

Hugo le Petit es famoso por su gigantesco tamaño y su descomunal fuerza. Es la mano derecha de Bertrand, y siempre lucha con un enorme garrote y un gigantesco Arco Largo. Gui le Gros destaca por su enorme barrigón que no deja de estar relacionado con su considerable apetito por el venado, los pasteles de carne, los capones y la cerveza, entre otras cosas. Gui carga a su espalda un gran barril de vino para refrescar a los arqueros en el transcurso de una batalla.

Mientras que la increíble fuerza de Hugo le Petit es admirada por todos los hombres de Bertrand, el vino de su compañero Gui le Gros lleva siempre al campo de batalla es siempre bienvenido. Un trago, y los arqueros se sienten de de nuevo alegres y despreocupados (¡aunque su puntería se resiente un poco por causa de ello!).

Historia[]

La Balada de Bertrand[]

Le buscan por aquí, le buscan por allá: ¡los bretonianos le buscan por todas partes! Esto es lo que se dice de Bertrand el Bandido. Existen tantos rumores contradictorios sobre la identidad verdadera y los orígenes de este famoso villano, que es difícil distinguir la realidad de la ficción. La versión de los hechos que se presentan a continuación es la que cuentan los habitantes de Bergerac, ya que ellos deben ser los que mejor conocen la historia.

Se dice que Bertrand, actualmente conocido como "el Bandido", era originalmente un pobre campesino del feudo de Bergerac, en el área más frondosa de los bosques del centro de Bretonia. Todo iba bien hasta que el viejo Barón de Bergerac partió en busca del Grial y nunca regresó. De esto hace ya mucho tiempo. Mientras el viejo Barón estaba lejos, los Orcos surgieron del bosque y asolaron el reino. La situación de los campesinos era cada vez más desesperada.

Según la tradición de la caballería debía aparecer un Caballero Novel que librara al feudo de los Orcos y demostrara así ser digno sucesor del viejo Barón. La Baronesa tenía el deber de enviar a su hijo a conseguir las espuelas de caballero o, si eso no ocurría, debía ofrecer la mano de su hija a aquel que demostrara que era capaz de defender el feudo con una hazaña de armas. El hijo del Barón era temido y odiado por su crueldad y desdén hacía los campesinos. Además, era un cobarde que temía a los Orcos y no sentía ninguna inclinación por convertirse en Caballero Novel para defender las tierras de su padre. Todos los habitantes del pueblo estaban de acuerdo en que al valiente y apuesto labrador debía concedérsele la posibilidad de demostrar su valor como Caballero Novel. Se rumoreaba que incluso la hija del Barón estaba a favor de Bertrand, pero su malvado hermano la había encarcelado en una torre. Cada día podía verse su cara entre las aspilleras, observando los campos enfangados donde Bertrand araba con su yunta de bueyes. Mientras tanto, los Orcos seguían saqueando el feudo.

Bertrand el Arquero[]

Bertrand pronto asumió el liderazgo de los campesinos. Mientras los Nobles se encerraban en su castillo, él organizaba a los campesinos. Practicaban cada día con el arco hasta que se convirtieron en expertos. Bertrand se aseguró de que todos los caminos de acceso al pueblo estuvieran vigilados, y al cabo de poco tiempo los incursores Orcos se vieron obligados a retroceder con las manos vacías. Algunas veces incluso fueron perseguidos hasta el bosque, mientras los campesinos mataban a los Orcos que huían.

Sin embargo, en vez de reconocer el valor de Bertrand, el hijo del Barón, aconsejado por la Baronesa, exigió a los campesinos mayores impuestos y derechos feudales. En poco tiempo, todas las reservas que habían conseguido salvarse de las incursiones de los Orcos habían sido dilapidadas por las extravagancias de los indignos herederos del Barón. Entre los campesinos empezó a propagarse el rumor de que el viejo Barón en realidad no había desaparecido durante su búsqueda del Grial, sino que había regresado, pero la Baronesa, de la que se decía que era una hechicera, lo había envenenado. ¿Acaso no era una descendiente de los infames Señores de Mousillon? ¿No practicaba como ellos extraños rituales? La verdad era que nunca se la había visto acudir a la Capilla del Grial, y que había permitido que esta se degradara hasta quedar en ruinas. El hijo pronto imitó a su madre, completamente sometido a su voluntad: un simple instrumento de su ambición, fuera cual fuese ésta. Sin embargo, su hija siguió los pasos del viejo Barón, y se mantuvo fiel a su dignidad y a su honor.

El Gran Monstruo Alado[]

Fuera cual fuese el mal que acechaba en el interior del Castillo de Bergerac, conocido en todas partes como "Chateau Mal", pronto provocó la muerte de aquellos que le habían invocado.

Un día, los campesinos se despertaron al oír unos desesperados gritos de auxilio procedentes de la torre donde estaba encerrada la hija del Barón. Podía verse como las piedras del castillo estaban agrietándose y caían a su alrededor. Entonces, de repente, perfilada contra el cielo oscuro, una gigantesca y maligna criatura se abrió paso entre los restos de la torre, como un monstruo en el momento de salir del cascarón. En su boca podían verse los ensangrentados cadáveres de la Baronesa y su hijo. Nadie sabe qué extraño ritual habían llevado a cabo, pero les había llevado a la muerte. Al oír los gritos de la hija del Barón, la criatura, que tenía una altura de más de treinta metros, un único ojo rojo, y unas gigantescas alas, ¡olió más comida! Se abrió paso a través del tejado de la torre, y se dirigió directamente hacia la aterrorizada doncella.

Cuando la bestia estaba a punto de tragarse el delicioso bocado, una flecha disparada por el arco de Bertrand impactó de lleno en su ojo. El monstruo vaciló y soltó a la doncella, que fue recogida por los fuertes brazos del fiel compañero de Bertrand, Hugo le Petit. Mientras el monstruo lo destruía todo, arrancando grandes fragmentos de las murallas, incapaz de liberarse de la torre que le aprisionaba, Bertrand disparó flechas incendiarias hacia el castillo hasta que éste quedó envuelto en llamas, y la terrible criatura murió abrasada. Más tarde, los campesinos apilaron las piedras del castillo sobre sus restos, construyendo un túmulo donde antaño se había erguido el castillo.

En Bergerac ya no había ningún Barón. Su hija declaró, como era su derecho, que la hazaña de Bertrand era digna de un caballero y ambos se casaron. Sin embargo, no existía ningún castillo que Bertrand pudiera proclamar como propio, y todo el feudo estaba rodeado de Orcos, por lo que Bertrand no podía ser ordenado Caballero del Reino como indica la tradición, pero se llevó a los campesinos lejos de aquél pueblo maldito, trayendo consigo únicamente unas pocas reliquias del Santuario del Grial.

Bertrand el Bandido[]

Bertrand no tenía ningún deseo de convertirse en caballero y pasar a ser miembro de la nobleza, y sus compañeros estaban hartos de las obligaciones feudales. Les gustaba la idea de conservar para ellos todo lo que cultivaran.

Además, si Bertrand hubiera sido ordenado caballero habría tenido que dejar para siempre su querido Arco Largo, considerado un arma deshonrosa, y eso era algo que no estaba dispuesto a hacer jamás. Por tanto, Bertrand y sus hombres se dedicaron a viajar por las regiones más salvajes de Bretonia, deshaciendo entuertos y ayudando a los campesinos oprimidos siempre que era necesario. Muchas veces esto significaba luchar contra incursores y Orcos, ¡pero a veces también tenían que castigar a un Barón o a un caballero poco honorables!

Por lo que respecta a la nobleza de Bretonia, aproximadamente la mitad consideran que Bertrand es un héroe y la otra mitad que no es más que un bribón. De todos es conocido que el Rey Louen Leoncoeur desea encontrarse con él, ¡pero no se sabe si para recompensarle o para castigarle! A veces, algún Caballero Novel es enviado en su busca, pero el astuto Bertrand siempre consigue esquivarle. Aquellos Barones y Duques que ayudan a Bertrand siempre pueden contar con su apoyo en caso de necesidad. Bertrand y los Arqueros de Bergerac pueden surgir de repente del bosque. Nunca pide grandes recompensas, excepto algunos barriles de vino de la mejor cosecha del señor para Gui le Gros, ¡y exigen a todos los nobles por los que luchan que eximan a sus campesinos de sus obligaciones feudales durante un año! Bertrand es un hombre muy popular entre los campesinos de Bretonia.

Compañeros[]

  • Hugo le Petit - Hugo le Petit es famoso por su gigantesco tamaño y su descomunal fuerza. Es la mano derecha de Bertrand, y siempre lucha con un enorme garrote y un imponente y gigantesco Arco Largo, con el lanza flechas grandes como jabalinas.
  • Gui le Gros - Gui le Gros destaca por su enorme barrigón, que no deja de estar relacionado con su considerable apetito por el venado, los pasteles de carne, los capones y la cerveza, entre otras cosas. Gui carga en su espalda un gran barril de vino para refrescar a los arqueros en el transcurso de la batalla, lo que les hace entrar en un estado de euforia, pero desafortunadamente su puntería también se vera afectada negativamente.

Objeto Mágico[]

  • La Flecha Negra - La punta de la Flecha Negra es un diente de Dragón, y las plumas de la cola son plumas negras de cuervo. Bertrand sólo utiliza una Flecha Negra en cada batalla, que se reserva para el objetivo apropiado.

Curiosidades[]

  • Es probable que Bertrand y sus arqueros estén basados en la leyenda de Robin Hood y sus Hombres Alegres, un grupo de forajidos que robaba a los ricos para dárselo a los pobres.
  • Existe otro gran grupo de vigilantes campesinos bretonianos que son denominados Herrimaults, los cuales comparten esta inspiración con Bertand y sus arqueros.
  • Los Forajidos de Ennar son otra banda de habilidosos arqueros campesinos que también se inspiraron en Bertrand y sus hombres.

Miniaturas[]

Fuentes[]