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Príncipe de Yvresse

Bathinair, fue un Príncipe de Yvresse durante el reinado de Bel Shanaar el Explorador. Montaba en batalla a Garraroja; un monstruoso grifo capturado cuando era una cría en las Montañas Annulii, y adiestrado en Tor Yvresse para convertirse en montura.

Durante la Batalla de Anlec se le describe montando al majestuoso Garraroja. El grifo tenía un enorme cuerpo de gato de caza con franjas blancas y negras que triplicaba las proporciones de un caballo. Tenía cabeza de águila, con una cresta alta compuesta por plumas rojas y azules, y sus garras carmesíes de poderosa ave rapaz parecían espadas curvadas. De sus robustos hombros partían unas amplias alas de plumas grises y negras, entre las cuales se había instalado el trono de madera blanca que alojaba a Bathinair y en cuyo respaldo revoloteaban los estandartes de Yvresse y de su linaje. El príncipe blandia la lanza de hielo Nagrain, cuya asta bañada en plata brillaba con la luz matinal y cuya refulgente punta de cristal superaba en dureza a cualquier metal. Bathinair comandaba el ala sur del ejército de Malekith donde luchaban sus 2000 lanceros de Yvresse con lanzas y escudos azules y togas de luto y los cracianos.

Bathinair participó en las deliberaciones entre los príncipes, cuando Bel Shanaar convocó a los señores de Ulthuan por primera vez en el XIII siglo de su reinado en su palacio en Tor Anroc para tratar el problema de como atajar las sectas del placer y evitar que sus prácticas y ceremonias infames y depravadas y sus sacrificios malignos siguieran atrayendo magia negra y acumulándola en torno al Gran Vórtice. De entre los príncipes presentes ninguno quiso asumir el reto de ocuparse de la erradicación de las sectas del exceso, hasta la llegada de Malekith de su viaje a las tierras septentrionales al norte de Ulthuan, quien asumió el reto sin dudarlo. Bathinair se mostró desde el primer momento partidario de Malekith afirmando que por sus venas corre la sangre más noble y pidiéndole que del mismo modo que luchó junto a su padre contra los demonios devolviera la luz a Ulthuan.

Aunque no participó en la primera expedición de Malekith a Nagarythe y los 10.000 lanceros que Yvresse y Eataine enviaron no llegaron desde el Mar Interior antes de la huida de Malekith de Ealith, si le acompañó en la invasión de Nagarythe desde Ellyrion cruzando el Paso del Dragón la primavera siguiente. Él y sus 2000 lanceros ocuparon el flanco derecho en la Batalla de Anlec.

Mientras las fuerzas terrestres de Malekith marchaban ordenadamente contra la puerta oriental de Anlec, Bathinair se alzó hacia los cielos con su grifo encaminándose hacia una de las torres del perímetro exterior de Anlec. Lanzándose en picado sobre la torre, Bathinair envistió a los elfos traidores de Nagarythe con Nagrain; su pica mágica de hielo que emitió un destello de energía y atravesó los pechos de los traidores, mientras su grifo masacraba ferozmente a los enemigos descuartizándolos y desgarrándolos con su pico y sus garras de ave rapaz. Al mismo tiempo, los magos Thyriol y Merneir atacaban sobre sus pegasos otra torre exterior, haciendo explotar la parte superior de la torre, mientras sus enemigos eran quemados y lanzados contra el suelo junto a trozos de granito de la estructura. Gracias a Bathinair y los magos de Saphery pudo abrirse un brecha de seguridad entre las torres exteriores de Anlec, por la que pasaron las tropas terrestres encabezadas por Malekith mientras lanzaban estruendosas ovaciones y agradecimientos a Bathinair y los magos que les sobrevolaban en circulo.

Las fuerzas terrestres debieron hacer frente más adelante a un obstáculo más exigente; el puente fortificada que protegía el paso por el foso de fuego mágico de Anlec. Un bastión imponente de cuatro torres fortificadas inmensas posicionadas en parejas, cada una de las cuales tenía una de las partes de la pasarela que permitía el paso por el foso de fuego. Adelantándose a sus tropas, Malekith encaró las puertas fortificadas del foso, utilizando su poder mágico incrementado por cinco por la Corona de Hierro, y su conocimiento de las palabras de poder que regían el foso de fuego mágico para lanzar un hechizo que volviera las llamas del foso contra los defensores de Anlec. Estas se oscurecieron hasta adquirir un color negro y adquirieron una altura de treinta metros, ondulándose y para formar dos olas a cada lado del puente del foso. Juntando sus manos las olas de fuego mágico con un ruido ensordecedor convergieron atropelládamente sobre el puente envolviendo a sus defensores en las barbacanas y las torres en fuego mágico negro, siendo los soldados y las máquinas incinerados fulminantemente en los adarve por llamas azabaches, convirtiéndose en nubes de cenizas que quedaron flotando sobre el puente, hasta que Malekith cuando comprobó que los añejos tablones del puente levadizo empezaban a ser chamuscados por el fuego, puso fin al hechizo separando los brazos y las llamas recuperaron su altura y disposición inicial, recuperando su color verde original, mientras el fuego perdía su fuerza. Con el puente fortificado despejado, Malekith ordenó a su tropas reanudar el avance. El siguiente paso sería la parte más difícil del asalto; el ataque contra las muralla. Bathinair y los magos prestarían un apoyo vital en esta fase contra los enemigos en las murallas, pero la rapidez para el ejército de Malekith sería esencial. Aun así las bajas era serían cuantiosas.

Fuente

  • La Secesión: Malekith
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