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Aunque no participó en la primera expedición de Malekith a [[Nagarythe]] y los 10.000 lanceros que Yvresse y Eataine enviaron no llegaron desde el [[Mar Interior]] antes de la huida de Malekith de [[Ealith]], si le acompañó en la invasión de Nagarythe desde [[Ellyrion]] cruzando el Paso del Dragón la primavera siguiente. Él y sus 2000 lanceros ocuparon el flanco derecho en la Batalla de Anlec.
 
Aunque no participó en la primera expedición de Malekith a [[Nagarythe]] y los 10.000 lanceros que Yvresse y Eataine enviaron no llegaron desde el [[Mar Interior]] antes de la huida de Malekith de [[Ealith]], si le acompañó en la invasión de Nagarythe desde [[Ellyrion]] cruzando el Paso del Dragón la primavera siguiente. Él y sus 2000 lanceros ocuparon el flanco derecho en la Batalla de Anlec.
   
Mientras las fuerzas terrestres de Malekith marchaban ordenadamente contra la puerta oriental de Anlec, Bathinair se alzó hacia los cielos con su grifo encaminándose hacia una de las torres del perímetro exterior de Anlec. Lanzándose en picado sobre la torre, Bathinair envistió a los elfos traidores de Nagarythe con Nagrain; su pica mágica de hielo que emitió un destello de energía y atravesó los pechos de los traidores, mientras su grifo masacraba ferozmente a los enemigos descuartizándolos y desgarrándolos con su pico y sus garras de ave rapaz. Al mismo tiempo, los magos Thyriol y Merneir atacaban sobre sus pegasos otra torre exterior, haciendo explotar la parte superior de la torre, mientras sus enemigos eran quemados y lanzados contra el suelo junto a trozos de granito de la estructura. Gracias a Bathinair y los magos de Saphery pudo abrirse un brecha de seguridad entre las torres exteriores de Anlec, por la que pasaron las tropas terrestres encabezadas por Malekith mientras lanzaban estruendosas ovaciones y agradecimientos a Bathinair y los magos que les sobrevolaban en circulo.
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Mientras las fuerzas terrestres de Malekith marchaban ordenadamente contra la puerta oriental de Anlec, Bathinair se alzó hacia los cielos con su grifo encaminándose hacia una de las torres del perímetro exterior de Anlec. Lanzándose en picado sobre la torre, Bathinair envistió a los elfos traidores de Nagarythe con Nagrain; su lanza mágica de hielo, atravesando a algunos de estos, mientras su grifo masacraba sangrientamente a los enemigos con su pico y sus garras de ave rapaz. Al mismo tiempo, los magos Thyriol y Merneir atacaban sobre sus pegasos otra torre exterior, quemando a sus enemigos con su magia y haciendo explotar la parte superior de la torre. Gracias a Bathinair y los magos de Saphery pudo abrirse un brecha de seguridad entre las torres exteriores de Anlec, por la que pasaron las tropas terrestres encabezadas por Malekith mientras lanzaban estruendosas ovaciones y agradecimientos a Bathinair y los magos.
   
Las fuerzas terrestres debieron hacer frente más adelante a un obstáculo más exigente; el puente fortificada que protegía el paso por el foso de fuego mágico de Anlec. Un bastión imponente de cuatro torres fortificadas inmensas posicionadas en parejas, cada una de las cuales tenía una de las partes de la pasarela que permitía el paso por el foso de fuego. Adelantándose a sus tropas, Malekith encaró las puertas fortificadas del foso, utilizando su poder mágico incrementado por cinco por la Corona de Hierro, y su conocimiento de las palabras de poder que regían el foso de fuego mágico para lanzar un hechizo que volviera las llamas del foso contra los defensores de Anlec. Estas se oscurecieron hasta adquirir un color negro y adquirieron una altura de treinta metros, ondulándose y para formar dos olas a cada lado del puente del foso. Juntando sus manos las olas de fuego mágico con un ruido ensordecedor convergieron atropelládamente sobre el puente envolviendo a sus defensores en las barbacanas y las torres en fuego mágico negro, siendo los soldados y las máquinas incinerados fulminantemente en los adarve por llamas azabaches, convirtiéndose en nubes de cenizas que quedaron flotando sobre el puente, hasta que Malekith cuando comprobó que los añejos tablones del puente levadizo empezaban a ser chamuscados por el fuego, puso fin al hechizo separando los brazos y las llamas recuperaron su altura y disposición inicial, recuperando su color verde original, mientras el fuego perdía su fuerza. Con el puente fortificado despejado, Malekith ordenó a su tropas reanudar el avance. El siguiente paso sería la parte más difícil del asalto; el ataque contra las muralla. Bathinair y los magos prestarían un apoyo vital en esta fase contra los enemigos en las murallas, pero la rapidez para el ejército de Malekith sería esencial. Aun así las bajas era serían cuantiosas.
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Las fuerzas terrestres debieron hacer frente más adelante a un obstáculo más exigente; la puerta fortificada que protegía el paso por el foso de fuego mágico de Anlec. Un bastión imponente de cuatro torres fortificadas posicionadas en parejas, cada una de las cuales tenía una de las partes de la pasarela que permitía el paso por el foso de fuego. Adelantándose a sus tropas, Malekith encaró las puertas fortificadas del foso, utilizando su poder mágico incrementado por cinco por la Corona de Hierro, y su conocimiento de las palabras de poder que regían el foso de fuego mágico para lanzar un hechizo que volviera las llamas del foso contra los defensores de Anlec. Estas se oscurecieron hasta adquirir un color negro y adquirieron una altura de treinta metros, ondulándose y retorciéndose para formar dos olas a cada lado del puente del foso. Juntando sus manos las olas de fuego mágico convergieron atropelládamente sobre el puente envolviendo a sus defensores en las barbacanas en fuego mágico negro, quienes fueron quemados en los adarves entre gritos de agonía, convirtiéndose en polvo dispersado con el viento, hasta que Malekith cuando comprobó que los añejos tablones del puente empezaban a ser desgastados por los efectos del fuego, puso fin al hechizo separando los brazos y las llamas recuperaron su altura y disposición inicial, recuperando su color verde original. Con el puente fortificado despejado, Malekith ordenó a su tropas reanudar el avance. El siguiente paso sería la parte más difícil del asalto; el ataque contra las muralla. Bathinair y los magos prestarían un apoyo vital en esta fase contra los enemigos en las murallas, pero la rapidez para el ejército de Malekith sería esencial.
   
 
Apoyando a los lanceros encabezados por Yeasir que se dirigían a pie por un campo de exterminio hasta la puerta oriental, los magos de Saphery y Bathinair acosaron a las tropas enemigas sobre las murallas que quedaban fuera del alcance de las tropas con ballestas y paveses que proporcionaban apoyo desde tierra los lanceros. El Príncipe de Yvresse y Garraroja fueron dejando un rastro de cuerpos decapitados y desmembrados a lo largo de un tramo del muro norte de la entrada hasta que la intensidad de las ráfagas de flecha que les arrojaban los forzó a remontar el vuelo, vertiendo sangre por numerosas heridas. Finalmente, con el apoyo de los jinetes de Ellyrion, los lanceros de Yeasir llegaron hasta los inmensos muros del saliente de la muralla, seguidos de los cracianos y los lanceros de Yvresse. Gracias a los sombríos de la Casa de Anar que se inflitraron en Anlec, Yeasir y sus lanceros no fueron atacados en su avance entre las murallas hasta las puertas, las cuales fueron abiertas mientras los lanceros de Yeasir avanzaban hacia ellas, permitiendo el acceso a la ciudad a las tropas a la carrera.
 
Apoyando a los lanceros encabezados por Yeasir que se dirigían a pie por un campo de exterminio hasta la puerta oriental, los magos de Saphery y Bathinair acosaron a las tropas enemigas sobre las murallas que quedaban fuera del alcance de las tropas con ballestas y paveses que proporcionaban apoyo desde tierra los lanceros. El Príncipe de Yvresse y Garraroja fueron dejando un rastro de cuerpos decapitados y desmembrados a lo largo de un tramo del muro norte de la entrada hasta que la intensidad de las ráfagas de flecha que les arrojaban los forzó a remontar el vuelo, vertiendo sangre por numerosas heridas. Finalmente, con el apoyo de los jinetes de Ellyrion, los lanceros de Yeasir llegaron hasta los inmensos muros del saliente de la muralla, seguidos de los cracianos y los lanceros de Yvresse. Gracias a los sombríos de la Casa de Anar que se inflitraron en Anlec, Yeasir y sus lanceros no fueron atacados en su avance entre las murallas hasta las puertas, las cuales fueron abiertas mientras los lanceros de Yeasir avanzaban hacia ellas, permitiendo el acceso a la ciudad a las tropas a la carrera.
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