
Siempre dispuesto para la batalla, Ungrim Puñohierro, partió en busca de Gnashrak Piñozfeoz, un líder Orco cuyo ejército ya había eludido antes a Thorgrim Custodio de Agravios. En tres ocasiones, el clan de Ungrim derrotó al ejército de pieles verdes, pero los Orcos lograron escapar en cada ocasión, en parte debido a la ferocidad del contingente de Ogros Mercenarios de Gnashrak.
Poco después de la tercera batalla, Gnashrak tuvo un enfrentamiento con el capitán Ogro, una bestia temible llamada Golgfag. Tras unirse a los Enanos, Golgfag y sus Ogros entregaron el brazo de Gnashrak como prueba de su nueva lealtad. Ungrim aceptó la oferta de los Ogros y eliminaron juntos a los pieles verdes restantes. Todo habría ido bien si Golgfag, un Ogro codicioso, no hubiese traicionado al Rey Matador. Antes de partir hacia pastos más verdes, los Ogros Mercenarios saquearon el tren de provisiones Enano, robándoles toda la cerveza.
A pesar de que le llevó cinco años, Ungrim finalmente pudo vengarse. Mientras se dirigía hacia el este, Golgfag y sus Ogros cruzaron las Montañas del Fin del Mundo por el Paso del Pico, una ruta que pasaba a la sombra de Karak-Kadrin. Cuando se hallaban en ese paso estrecho, encontraron su camino bloqueado por el Rey Matador a la cabeza de un centenar de sus parientes enojados. Al ver que había más Ogros que Matadores Enanos, Golgfag rio, pero sus carcajadas enmudecieron en su garganta cuando vio la ruina roja desatada por Ungrim y sus tropas con crestas. Con su ejército masacrado, Golgfag fue capturado y arrojado a un Calabozo para que se pudriese hasta el fin de sus días.
Fuente[]
- Ejércitos Warhammer: Enanos (8ª Edición), pág. 18.