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Alith y sus seguidores combatió a los Elfos Oscuros durante años, llegando a ser un verdadero problema para los planes de Morathi, hasta que al final llegaron noticias de que le tendieron una trampa y lograron matarlo. Athielle quedó tremendamente horrorizada y entristecida cuando se enteró de la noticia. |
Alith y sus seguidores combatió a los Elfos Oscuros durante años, llegando a ser un verdadero problema para los planes de Morathi, hasta que al final llegaron noticias de que le tendieron una trampa y lograron matarlo. Athielle quedó tremendamente horrorizada y entristecida cuando se enteró de la noticia. |
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+ | === El Retorno de Malekith === |
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+ | El largo conflicto se prolongo durante años más, en la que ningún bando podía superar al otro; cualquier ventaja que obtuvieran las fuerzas del Rey Fénix no tardaba en ser anulada por los Druchii, y cualquier avance que lograran los guerreros de Morathi era rápidamente respondido por los leales a Caledor I, y durante todo este tiempo Finudel y Athielle continuaron defendiendo su reino de cualquier de cualquier invasión por parte de los Elfos Oscuros, y vigilaban las fortalezas del norte en manos de los druchii y las torres de vigilancia erigidas en los pasos montañosos. |
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+ | Llegó un momento en el que las actividades de las sectas y los grupos leales a Morathi en los distintos reinos se redujeron hasta casi desaparecer. En el consejo de príncipes convocado por Caledor I se discutió esta situación. Finudel fue de los príncipes que vio esto como una gran noticia, pues ahora podría concentrar todos sus esfuerzos contra los ejércitos de los Elfos Oscuros, pero el propio Rey Fénix vio esto como una trampa del enemigo con el que esperasen que bajasen las guardia para volver atacar con fuerza. Para contrarrestar esta posibilidad, Caledor I planeó su propia trampa para engañar al enemigo y poder asaltar la ocupada Tiranoc a través de Ellyrion. |
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+ | El Rey Fénix llevó con la mayor presteza posible el ejército a Ellyrion, uniéndose Finudel y Athielle se unieron a sus huestes. Al norte de [[Ellyrion]], cerca de las estribaciones de las [[Annulii]], el ejército de [[Caledor el Conquistador|Caledor]] se enfrentaron a una gran fuerza naggarothi lideradas por una misteriosa y siniestra figura embozada por completo en una oscura armadura que apestaba a brujería, y que montaba en el Dragón Negro más grande que se había visto hasta el momento. Habiendo esperado esto, el Rey Fénix reorganizó sus fuerzas para hacerles frente. |
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+ | Aunque los dos príncipes ellyrianos mostraron su apoyo a la estrategia de Caledor, también le hicieron saber su preocupación en caso de que fallara, pues si la victoria se les escapa, el enemigo tendría el camino despejado hasta Tor Elyr y destruirla,a demás de proporcionales la posibilidad de atacar el reino de Caledor directamente. El Rey Fénix les respondió que entonces tendrían que asegurarse de fallar. |
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+ | No sin algunas dificultades, el ejercito de Caledor I se hizo con la victoria aquel día, aunque el misterioso comandante Druchii huyó del campo de batalla montado en su dragon sin entrar en ningún momento al combate. Al poco de la victoria, grupos de guerreros naggarothi surgieron de los bosques cercanos. Finudel y Athielle los reconocieron de inmediato como los Guerreros Sombríos de Alith Anar, e informaron rápidamente a Caledor I de ello para que no los atacaran, ya que eran aliados suyos. El propio Alith estaba entre ellos y quería entrevistarse en privado con Caledor I. Aunque estuvo a punto de morir en al trampa que le tendieron los Druchii, pudo escapar con vida gracias al sacrificio de unos de sus guerreros que se hizo pasar por él. Desde entonces había estado espiando a los Druchii durante años hasta que decidió enfrentarse a ellos de nuevo. |
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+ | Alith le pidió a Caledor que informara a Finudel que seguía vivo; dejando a su discreción que Athielle también lo supiera, pues prefería que la princesa no lo viera. Caledor apuntó que mas bien era él quien prefería no ver a la princesa. Alith simplemente le respondió que no podía, habiendo renunciado a esa vida cuando se convertió en el Rey Sombrío. |
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+ | Aclarado esto, Alith le informó que el misterioso comandante del ejército enemigo era en realidad Malekith, quien sobrevivió milagrosamente a las llamas de Asuryan, y que logró recuperarse y volver a la batalla gracias a la Magia Oscura de su madre [[Morathi]] y a la armadura mágica que portaba. Malekith simplemente había sacrificado sin inmutarse aquel ejercito formado por tiranocii asustados y obligados a luchar, solo para medir las capacidades de Caledor como general, estratega y guerrero. Por si esto no fuera suficiente, el ahora conocido como Rey Brujo tenía a su a disposición de un ejército mucho mayor y más peligroso. |
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+ | Antes estas agoreras revelaciones, Caledor se vio obligado a replantear su estrategia, convocando un nuevo Consejo de Príncipes para discutir la situación. No fue una sorpresa que muchos de sus aliados se dejaran llevar por la desmoralización y derrotismo. Pese a esto, Caledor consiguió subirle la moral a su aliados, asegurando que por muy extraordinario que fuera Malekith, se le podía derrotar. Su nueva estrategia plan consistía en negarle una victoria definitiva al Rey Brujo, para que la frustración se apoderará de él y cometiera errores, momento en el que lanzarían el ataque definitivo. Si los Druchii atacaban desde una dirección, ellos atacarían por otra. Había que acosar a sus fuerzas constantemente y oponérsele con toda resistencia posible allí donde él y sus ejércitos acometieran un avance, pero sin arriesgarse a comprometerse en una batalla abierta. |
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+ | La estrategia de Caledor funcionó. Los ejércitos del Rey Brujo empezaron a verse minado por esta guerra de ataques relámpago de “golpear y huir”, haciendo que vacilasen cuando atacaban. Los druchii carecían de las unidades necesarias para lanzar una ofensiva total sobre Ulthuan. Negando a Malekith la batalla que necesitaba para proclamar su victoria, el Rey Fénix y sus príncipes aliados consiguieron suavizar las ofensivas Druchii al tiempo que minimizaban sus bajas. Malekith y Morathi trataron por todos los medios de acabar con el Rey Fénix, ya fuera mediante emboscadas o intentos de asesinato, pero todos ellos fracasaron, y Caledor persistió en su desafío. |
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+ | De esta manera el conflicto se prolongó durante diez largos años, donde ambos ejércitos se acosaron mutuamente, sopesado las fuerzas del rival con el poder de sus respectivos ejércitos, pero sin que la victoria definitiva estuviera a mano para ninguno de los contendientes. Todo esto llegaría a su fin en Maledor. |
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Revisión del 10:37 8 sep 2024
NO TOCAR, PENDIENTE DE MEJORA
Athielle fue princesa soberana de Ellyrion y señora de los caballos. Gobernó este reino de Ulthuan junto a su hermano Finudel, tanto durante la época de gobierno del Rey Fénix Bel Shanaar como en la de Caledor I, a lo largo de la Guerra de la Secesión.
Descripción
Con un gran parecido físico a su hermano, la princesa Athielle era un elfa Asur realmente hermosa. De esbelta figura, su cabellera se precipitaba por sus hombros y su pecho hasta la cintura en lustrosos tirabuzones dorados, con algunos mechones recogidos en trenzas tejidas con cintas con incrustaciones de rubíes. Sus ojos eran de un extraordinario color verde oscuro con briznas marrones, y su piel tenía un tono dorado que resplandecía al sol.
Al contrario de Finudel, que sentía auténtica devoción por ella, Athielle sabía cuando anteponer el orgullo y la seguridad de su pueblo a su hermano, aunque el afecto que sentía por su hermano era realmente fuerte. A pesar de que a veces se exaltaba en exceso, la princesa entendía mejor que el resto de los príncipes los sacrificios que debían hacerse para detener a Nagarythe y a sus aliados.
Pese a su belleza y condición, Athielle no tenía reparos en presentarse en el campo de batalla, liderando escuadrones de Guardianes de Ellyrion al combate. Athielle era aun mejor amazona y guerrera que su hermano Finudel, y se la consideraba el verdadero corazón de los ellyrianos.
Equipamiento
Cuando acudía a la batalla, Athielle iba embutida en una armadura de plata con incrustaciones de zafiros, y con su larga cabellera revoloteaba sacudida por el viento como si fuera una capa. En la mano derecha empuñaba la espada mágica Amreir, mientras que en el brazo izquierdo sostenía un escudo en forma de cabeza de caballo, cuya crin era una sinuosa mata de hilos de oro. Como todo habitante de Ellyrion que se precie, Athielle siempre combatía montado en su corcel Crin Plateada, hermano de Casco de Nieve, la montura de Finudel.
- Amreir - Resplandeciente hoja invernal que perteneció originalmente a su madre.
Historia
La amenaza de Nagarythe
Tras la muertes de sus padres, Athielle y su hermano Finudel quedaron como príncipes regentes del reino de Ellyrion. A lo largo del gobierno del Rey Fénix Bel Shanaar, la isla de Ulthuan prosperó considerablemente gracias al comercio con las colonias, aunque Ellyrion no lo hizo en la misma medida que otros reinos. Esto se debía a que, como uno de los Reinos Interiores, tenían que pagar tributos a Lothern para llevar sus flotas al Gran Océano. Esto causó varios resentimientos y discusiones diplomáticas, pero en general en Ulthuan estaba en paz.
Pero esta paz y prosperidad termianría llegando a su fin. Por toda Ulthuan surgieron numerosos cultos y sectas dedicados a la veneración de los Cytharai, algunas de las deidades más siniestras del panteón élfico. Estos cultos tuvieron su origen en Nagarythe, el reino fundado por Aenarion, el primer rey Fénix. Por aquella época, Nagarythe estaba bajo la regencia de Morathi, la viuda de Aenarion, dado que el hijo de ambos, Malekith, llevaba siglos fuera de Ulthuan, explorando y batallando a lo largo del mundo.
Usando su influencia con el objetivo de menoscabar la autoridad de Bel Shannar, Morathi logró que los cultos se extendieran al resto de reinos e incluso llegaron a algunas de las colonias en Elthin Arvan. Al principio fueron tolerados, pero con el paso del tiempo sus ritos se volvieron cada vez mas depravados y atrevidos, e incluso empezaron a realizar actos violentos, al tiempo que Nagarythe se volvía cada vez más aislada con el resto de Ulthuan.
El reino de Ellyrion fueron de los primeros en verse afectados por estos acontecimientos, ya que hacía frontera con Nagarythe. Tampoco la relación entre ambos reinso élficos eran buenas. Debido a que los naggarothi tenían una arrogancia desmesurada, y a que su actitud con las bestias rozaba lo criminal, los príncipes Finudel y Athielle se habían negado a venderles sus preciados caballos. Esto llevó a que cuatreros naggarothi comenzaran a llevase las caballadas cuando nadie las vigilaba, lo cual era el peor robo que podía cometerse en Ellyrion. Finudel y Athielle denunciaron los hechos a Bel Shanaar, pero desafortunadamente no podía hacer nada ya que no podían demostrar que Nagarythe estuviera detrás del robo de caballos.
Pero con el tiempo la situación fue a peor. La violencia de las sectas se fue intensificando, provocando disturbios, levantamiento e incluso asesinatos por toda Ulthuan, desafiando la autoridad de Bel Shanaar y de los príncipes élficos. En Ellyrion empezaron a encontrarse los cadáveres de cuidadores de caballos con signos de violencia, mientras que otros desaparecieron sin dejar rastro. Igualmente, los ancianos de las ciudades remotas habían sufrido acosos o habían sido asesinados. Nuevamente Finudel y Athielle alzaron sus quejas, y con noticias también nefastas en relación a las sectas por toda Ulthuan, en el XIII siglo de su reinado el Rey Fénix Bel Shanaar convocó en su palacio en Tor Anroc a los príncipes más poderosos e influyentes de todos los reinos, excluyendo Nagarythe, para discutir la acción a tomar.
Liberando Nagarythe
Tras días de deliberaciones entre el Rey Fénix y los Principe soberanos, se acordó formar un ejercito integrado por tropas procedentes de todos los reinos de Ulthuan para combatir las sectas y actuar directamente contra Nagarythe, pues todos tenían claro que la raíz del problema se encontraba en Anlec, la capital de Nagarythe, y que Morathi era la responsable de todo. Finudel y Athielle provocaron un gran revuelo con sus promesas de caballería y lanceros para la causa.
Athielle alentó a que la justicia debía caer con toda su fuerza sobre sus líderes de las sectas, que captaban a los desesperados y a los incautos. A sus seguidores, quienes simplemente buscaban un sentido para sus existencias o que se entregan a la vida sin sentido, consideraba que se les podía mostrar lo erróneo de su comportamiento sin necesidad de someterlos a un castigo.
El único problema era a quien elegir comandar aquella fuerza armada. Se le ofreció a diversos príncipes el mando del ejército pero ninguno de ellos quiso asumir la responsabilidad de liderar dicha fuerza e invadir el reino de Aenarion. Las negociaciones persistieron durante semanas en la corte del Rey Fénix hasta que, para sorpresa de todos, Malekith se presentó ante ellos tras haber regresado en secreto tras décadas de ausencia, ofreciéndose voluntario para comandar a los ejércitos del Rey Fénix y liberar el reino fundado por su padre de la tiranía de su madre.
Malekith fue reconocido por todos sin objeción como el comandante del ejercito del Rey Fénix, ya que era considerado el mejor estratega y general de su época, además que al ser el príncipe regente de Nagarythe e hijo Aenarion legitimaba la intervención militar en el reino. Athielle y Finudel se ofrecieron con entusiasmo unirse a las huestes de Malekith y apoyarlo en la campaña militar. Así los dos hermanos marcharon hacia Nagarythe a la cabeza de sus jinetes, enarbolando respectivamente las armas mágicas de sus progenitores.
No sin adversidades, el ejercito de Malekith invadió el reino fundado por su padre y avanzó hasta llegar a la capital de Anlec, donde le esperaba las ultimas fuerzas leales a su madre y varios miles de sectarios fanáticos. Los corceles le Ellyrion mostraban su nerviosismo aporreando el suelo y relinchando mientras sus jinetes charlaban distendidamente, sin un atisbo de inquietud por la fortaleza inexpugnable que se levantaba frente a ellos. La estrategia de Malekith para asediar Anlec resultó un éxito y las tropas de Ellyrion tuvieron un papel destacado. Con Finudel y Athielle a la cabeza, y blandiendo sus célebres armas, los Guardianes de Ellyrion causaron estragos entre las filas de los adoradores de Khaine, despejando el camino hacia las puertas para el grueso del ejercito.
El ejército del Rey Fénix obtuvo la victoria aquel día, y Malekith en solitario y sin testigos derrotó y capturó a su madre, llevándola como prisionera ante Bel Shanaar para que fuera juzgada por el Rey Fénix y diversos príncipes. Athielle no estuvo presente en el juicio, aunque su hermano si. Al final, aconsejado por Malekith, Bel Shanaar condenó a Morathi a ser prisionera en su palacio en Tor Anroc y bajo constante vigilancia.
La Gran Traición
Con la derrota de Morathi, la paz pareció volver a Ulthuan. Nagarythe quedó bajo el gobierno de Malekith y las actividades disidentes de las sectas amainaron hasta casi desaparecer. Sin embargo, tras más de dos décadas de relativa calma, la armonía de Ulthuan volvió a hacerse añicos. La sectas resurgieron con más fuerza que nunca y varias ciudades y pueblos a lo largo de toda Ulthuan fueron escenario de numerosos y violentos disturbios causados por los sectarios. Incluso algunos príncipes y nobles de menor rango fueron asesinados o tomados como rehenes.
Por si fuera poco, el propio Malekith perdió el control de Nagarythe y se vio obligado a huir y buscar asilo en Tor Anroc, en la corte del Rey Fénix. Ante esta situación, Bel Shanaar convocó a todos los príncipes para un nuevo consejo en el Templo de Asuryan, en la Isla de la Llama. El Rey Fénix deseaba que aquella nueva revuelta fuera sofocada los mas rápidamente, revisándose la propuesta de un ejército unido bajo su estandarte y se buscaría nombrar al comandante de ese ejército.
Finudel viajó a la Isla de la Llama, mientras su hermana Athielle se quedaba en Tor Elyr para gobernar Ellyrion en su ausencia. Fue una suerte para ella que no asistiera, librándose de ser testigo de la mayor traición en al historia de Ulthuan.
Desde hacia mucho tiempo, Malekith ambicionaba el trono del Fénix, ya que al ser el hijo de Aenarión consideraba que era su legitimo derecho ser Rey Fénix. Por ello, se confabuló con su madre para asesinar a Bel Shanaar, haciéndolo pasar por suicidio por ser descubierto de que era un miembros de los Cultos de los Excesos. Tras esto, viajó al Templo de Asuryan y ante intentó ser proclamado como nuevo Rey Fénix, sin embargo la mayoría de príncipes consideraban que no se podía tomar una decisión como aquella de manera tan precipitada, además de que la muerte de Bel Shanaar todavía albergaba muchas dudas.
Enfurecido de que se le negara lo que consideraba que era suyo por derecho, Malekith y sus seguidores atacaron a los príncipes, asesinando a varios de ellos. Entonces Malekith, al igual que lo había hecho su padre, se introdujo en las llamas sagradas de Asuryan para recibir la bendición del dios, pero por su trangresión fue castigado y acabó con el cuerpo totalmente quemado. Creyéndolo muerto, sus seguidores recogieron su destrozado cuerpo y huyeron del Templo de Asuryan, dejando un montón de cadáveres tras de si.
Guerra de la Secesión
Por fortuna para Athielle, su hermano Finudel fue uno de los pocos príncipes que escapó con vida a aquella masacre. Él y otros príncipes supervivientes comprendieron que Morathi no tardaría en desatar su venganza sobre el resto de reinos por lo que le había acontecido a su hijo. Ante aquella crisis comprendieron que debían elegir a un nuevo Rey Fénix cuanto antes, y no tardaron en decidir que Imrik de Caledor, nieto de Caledor Domadragones era el mejor candidato. De inmediato se envió una expedición armada a buscarlo e informarle de lo acontecido.
La expedición pudo dar con Imrik en Cracia, informándole de las trágicas noticias. No solo era el nuevo príncipe regente de Caledor, ya que su hermano mayor Caledrian se encontraba entre las victimas, si no que ademas también era el sucesor de Bel Shanaar. Imrik partió de inmediato a la Isla de la Llama. No solo se había convertido en el príncipe regente de Caledor con el asesinato de Caledrian, si no que además había sido elegido como nuevo Rey Fénix. Tras la ceremonia, adoptó el nombre de Caledor I en honor a su abuelo, y de inmediato se puso a organizarlo todo para hacer frente a los ejércitos de Nagarythe.
Como se había esperado, Morathi fue liberada de su prisión de Tiranoc gracias a sus aliados dentro de la corte, y regresó a Anlec con los restos calcinados de su hijo. Morathi se hizo con el control de los ejércitos de Nagarythe y declaró la guerra al resto de Ulthuan. Al ser un reino vecino de Nagarythe, Ellyrion, junto con Cracia y Tiranoc, fue de los primeros en sufrir la ira de las huestes Naggarothi, a los que pronto empezó a conocérseles como Elfos Oscuros o Druchii.
El ataque de los Druchii se produjo cuando el resto de Ulthuan no estaba preparada, algunos reinos aun estaban en crisis sucesoria tras los asesinatos en el templo de Asuryan, y con la excepción de Caledor, ninguno disponía de un ejército tan profesional como el de Nagarythe y la mayoría de las tropas se quedaban para proteger sus respectivos territorios de los sectarios, agentes y asesinos de Morathi. Esto permitió que los Druchii se impusieran fácilmente durante los primeros años de conflicto, obligando a las fuerzas leales a retroceder.
Dado que los ejércitos Druchii dependían mucho del saqueo para subsistir, una de las estrategia sugeridas por Caledor era destruir cualquier recurso que quedara atrás para evitar que los Druchii pudieran aprovecharse de ellos, pero Athielle se opuso. Los pastizales de Ellyrion eran demasiado valiosos como para convertirlos en campos estériles. Las praderas y caballadas de su reino eran fruto del trabajo de generaciones, y no podían tirar por la borda todos aquellos esfuerzos.
Tiranoc fue fácilmente ocupado gracias a colaboradores y su población obligada a cooperar con el ejercito invasor, y Cracia también estaba a punto de sucumbir. El reino de Ellyrion sufría incursiones y asaltos constantemente. No fueron invasiones a gran escala, y hasta el momento los príncipes Finudel y Athielle pudieron derrotarlos y contener sus incursiones al norte del reino, conservando la capital, Tor Elyr. Además de enemigos, de Nagarythe también llegaron miles de refugiados, naggarothi que se negaron a jurarle lealtad a Morathi y se mantuvieron fieles al trono del Fénix. Muchos de ellos fueron incorporados en el ejercito de Ellyrion para que protegieran el reino.
Conociendo a Alith Anar
En un momento dado, Athielle se quedó en la capital mientras su hermano se encontraba en el norte de Ellyrion batallando para expulsar a los Druchii de sus tierras. Una patrulla de Guardianes de Ellyrion capturó a un peculiar grupo procedente de Nagarythe cuando intentaban apoderarse de unos caballos, y fueron llevados como prisioneros a Tor Elyr. La princesa los acusó de ser espías de Morathi. El líder de aquel grupo explicó que estaban escapando de las fuerzas de Morathi, y que con ellos viajaba Anataris, nieto de Bel Shanaar y su heredero.
Al principio Athielle no le creyó, pero Lirian, madre de Anataris, intervino diciendole a la princesa ellyriana que ya se habían conocido en la corte de Bel Shanaar cuando Malekith regresó. Athielle examinó a la harapienta tiranocii y quedó anonadada al reconocerla. Athielle se abalanzó sobre Lirian y la estrechó entre sus brazos con tanta fuerza que a punto estuvo de aplastarla. Inmediatamente ordenó la liberación del grupo y que fueran atendidos.
Athielle se volvió entonces hacia el líder del grupo, agradeciéndole lo que había hecho y preguntándole quien era. Este se presentó como Alith Anar, el último superviviente de la casa Anar. Athielle se sorprendió nuevamente al oír su nombre, pues los Anar habían sido de gran ayuda cuando participaron en la invasión de Nagarythe décadas atrás. Para sorpresa de Alith, Athielle también lo abrazó a él, pidiéndole disculpas por el trato que les habían dado. Alith apenas pudo contener la risa por el repentino cambio de actitud de la princesa.
En el grupo, también se encontraba un individuo particular. Su nombre era Elthyrior, y se trataba de uno de los Heraldos Negros, una enigmática orden de guerreros naggarothi fundada por Aenarion y que actuaban guiados por los designios de Morai-Heg. Aquella noche, antes de que Elthyrior se marchara por su cuenta, la princesa Athielle le pidió que volviera al norte y regresara con los Heraldos Negros que se oponían a las tinieblas de Anlec.
Alith Anar pasó unos días en Tor Elyr para recuperarse. Fue agasajado con varios criados a su servicio, pero Alith prefería estar solo, consumido por el recuerdo de la destrucción de sus tierras de Elanardris y el asesinato de sus súbditos y su familia. De echo, la aparente paz y tranquilidad que podía ver en la ciudad lo hacían sentirse molesto, pues él deseaba volver a la batalla para vengarse de los Druchii por lo que habían hecho. Athielle pudo percibir las tribulaciones de Alith y trató de levantarle el animo. Ciertamente no tuvo mucho éxito, aunque la sola presencia de la princesa si que ayudaba a dispersar las tinieblas que había en el interior del desposeído príncipe naggarothi.
Alith Anar le preguntó había tanta tranquilidad en Tor Elyr cuando la guerra con los Druchii se extendía por todo Ulthuan. Ella le respondió que había llegado en un breve momento de respiro. Su hermano seguía luchando en el norte, defendiendo estas tierras. Sin embargo no era incorrecto disfrutar de aquellos fugaces momentos de paz. Le preguntó que sentido tendría luchar si no supieran como valorar la vida sin la guerra, considerando que quizás un defecto de los naggarothi es que nunca se sientan contentos consigo mismos, y sólo supieran medir el éxito de sus vidas en la acción y no en el sosiego.
Las palabras de Athielle hirieron profundamente a Alith. Una parte de él reconocía las palabras de la princesa pero la otra lo rechazaba. Al percibir el desasosiego de Alith, Athielle decidió cambiar el tema de conversación. Pese que la situación pudiera parecer alborozada, le informó que las ultimas noticias no eran nada halagüeñas, y que los naggarothi reemprenderían la marcha sobre Tor Elyr antes de que acabase la estación. Deseoso de vengarse por lo que el habían hecho, Alith se comprometió a hacerles frente.
Batalla de las Llanuras de Ellyrion
Unos días mas tarde, Finudel regresó a Tor Elyr y se entrevistó con Alith. Un nuevo ejercito de Elfos Oscuros se preparaba para invadir nuevamente el reino de los caballos, con una fuerza mucho mayor a cualquier intento anterior, así que el príncipe le pidió que se uniera a sus fuerzas, y comandara a los naggarothi de su ejército. Alith aceptó sin dudar, jurando que luchar por Ellyrion como si fuera su propia tierra.
El ejército druchii no solo era el más grande visto hasta la fecha, si no que además estaba liderado por el Kheranion, un comandante Druchii conocido por su crueldad. De echo, había sido el responsable de destruir las tierras de Alith y asesinar a su familia. Ante esta amenaza, Finudel y Athielle enviaron mensajes al Rey Fénix Caledor para que le enviaran ayuda militar cuanto antes, mientras se preparaban para hacer frente al enemigo en las Llanuras de Ellyrion.
A dos días antes de la batalla, Finudel y Athielle invitaron a Alith a su consejo de guerra para que compartiera sus opiniones. El ejército druchii les superaban en notablemente numero pero esperaban poder compensarlo con su superior caballería. Sin embargo, eran conscientes de que el enemigo sabía que en algún momento tendremos que posicionarnos para proteger Tor Elyr. Alith sugirió a los príncipes que evacuaran a toda la población y dejaran la ciudad a su suerte, negándole esa ventaja al enemigo, pero ambos príncipes se mostraron en contra, pues no estaba dispuesto a permitir que los druchii arrasaran sus tierras y su hogar.
Alith criticó esa su decisión, así como su estrategia en la inminente batalla. Les intentó hacer ver que los Elfos Oscuros no lucharían en sus mismos términos y le vencerán. El enemigo no se guiaba por nociones como el honor, la nobleza o la gloria, si no por la crueldad y el miedo que inspiraba Morathi a los oficiales druchii. Para derrotarlos debían ser tan inmisericordes como ellos. Finudel reprochó al señor de Anar por sus palabras pero este contraatacó que si quería un destino como él suyo, que obraran como había decidido.
Athielle le recordó la conversación que mantuvieron anteriormente, tratando de hacerle ver no podían vencerse las tinieblas con más tinieblas, pues de hacerlo no los haría mejores que los Druchii a los que los combatían. Alith Anar rechazó su lógica y se marcho de la carpa, furioso ante el convencimiento de que los druchii cosecharían una importante victoria.
Pese a la dureza de las palabras, Alith no abandonó a sus aliados. Le aterraba la idea de que Ellyrion acabara igual que Elanardris, así que durante la Batalla de las Llanuras de Ellyrion, mientras Finudel y Athielle lideraban sus caballeros contra los de los Druchi, Alith y sus guerreros realizaron ataques relámpagos contra el ejército enemigo, y causando confusión y el mayor numero de bajas posibles antes de retirarse, impidiendo que pudieran usar sus puntos fuertes sobre los Ellyrianos, dándoles oportunidades a Finudel y Athielle de golpear más fuerte al enemigo, sin embargo este todavía les superaba. Finalmente el enemigo se vio obligado a enviar parte de sus fuerzas ha hacerse cargo de los guerreros de Alith, aligerando así la presión sobre el ejército de Ellyrion. Estuvieron a punto de atraparlos, pero en ese momento, apareció Elthyrior con varios Heraldos Negros, tal y como le había pedido la princesa, y pudo socorrer a las tropas de Alith.
Pese a todo, el ejercito druchii todavía era superior, y Kheranion había mantenido de reserva a su mejores tropas. Llegado el momento, dio orden de atacar con todas sus fuerzas, estando él montado en un monstruoso dragón negro llamado Colmillos Sangrientos. La bestia draconiana causaron numerosas bajas en el escuadrón de Guardianes de Ellyrion liderados por la princesa, y buena parte de los jinetes supervivientes huyeron de la bestia, pero en torno a Athielle todavía demostraban su valor varios centenares de caballeros, que continuaban arrojando en vano sus flechas contra el despiadado monstruo.
Kheranion prácticamente tenía vía libre hasta Athielle; apenas una docena de Guardianes se interponía entre ellos. El druchii veía con toda claridad a la princesa, que se volvió a él y lo fulminó con una mirada llena de desprecio, enmarcada en su larga melena ondulada. El general Druchii retuvo a su bestia para que no la matara, pues tenía intención de capturarla con vida para poder torturarla personalmente. Al ver a Athielle en peligro, Alith fue corriendo en su ayuda, pero estaba demasiado lejos para salvarla. Por fortuna, en ese momento llegó la ayuda enviada por Caledor I.
Al poco de recibir las cartas de auxilio de Finudel y Athielle, el Rey Fénix organizó una fuerza liderada por su hermano menor Dorien y su primo Thyrinor, ambos montando en dragones. Los dos príncipes se adelantaron al resto del ejército para socorrer a los Ellyrianos, dando muerte a Kheranion y poniendo en fuga a su dragón negro. Con la muerte de su general, el ejercito de Elfos Oscuros empezó a emprender la huida. Finudel y Athielle le agradecieron a los dos príncipes Caledorianos por socorrerlos, y antes que prosiguieran con la persecución del enemigo, les pidieron que no atacaran a los naggarothi liderados por Anar, pues eran sus aliados.
Aquella noche, en el campamento calderoniano se celebró una gran fiesta entre estos y los Ellyrianos para celebrar aquella gran victoria, y tanto Finudel como Athielle se deshicieron en elogios por su ayuda. La situación se ensombreció un poco con la llegada de Alith Anar, ya que varios calderonianos, entre ellos Dorien, le miraron con gran suspicacia. Finudel y Athielle trataron de mantener la calma, recordándoles que Anar era un aliado y que si ellos estaban vivos era gracias a sus actos durante la batalla.
La presencia del señor de Anar resultaba profundamente desasosegante, se mostraba sombrío y taciturno, e incluso la muerte de Kheranion no conseguía alegrarlo, alegando que tuvo una muerte rápida. Athielle y Finudel guardaron silencio, sorprendidos por la respuesta de Alith. La conversación que el señor de Anar que mantuvo luego con Thyrinor tampoco se desarrolló de la mejor manera, pero la presencia de Athielle ayudó a que Alith se despidiera de la manera más diplomática posible y sin ofender a nadie.
Al día siguiente, los caledorianos marcharon para ayudar en otros frentes, y con el beneplácito de Finudel y Athielle, los naggarothi establecieron un campamento en las llanuras, no muy lejos de Tor Elyr, donde pasaron todo el invierno recuperando las fuerzas.
La Partida de Alith
Desde que Athielle y Alith Anar se conocieron, habían desarrollado sentimientos hacia el otro a pesar de, o quizás debido a, que era lo opuesto el uno del otro. Athielle nunca reconocería el objeto de sus pensamientos, ni siquiera a su propio hermano, y lo mismo pasaba con Alith. Aunque ninguno manifestó abiertamente sus sentimientos hacia el otro, Finudel pudo notar claramente que Athielle y Alith se amaban, y eso le preocupaba. Consideraba a Alith un gran aliado y no le deseaba ningún mal, pero desde que lo conoció comprendió que estaba demasiado consumido por el deseo de venganza hacia los druchii y temía que eso pudiera perjudicar a su hermana.
Por ello, Finudel hizo llamar a Alith Anar a su palacio de Tor Elyr para mantener una conversación privada y le hizo saber su opinión sobre la situación, dejándole perfectamente claro que no merecía a Athielle. Alith trató de protestar pero Finudel le hizo ver que estaba demasiado consumido por el odio hacia los Druchii. y que por mucho que amara a su hermana, era incapaz de renunciar a sus deseos de venganza. Alith no pudo negar la verdad en las duras palabras de Finudel. Amaba a Athielle, pero consideraba que sus sentimientos hacia ella eran una prueba de debilidad, una distracción de su verdadero propósito. Alith no podía abandonar las sombras mientras hubiera druchii, y no arrastraría a Athielle a las tinieblas.
Finudel le permitió quedarse en Tor Elyr el tiempo que deseara siempre y cuando no intentase contactar con Athielle ni verla, pues sería una crueldad alentar sus esperanzas si no tenía intención de cumplirlas. Alith de Anar le agradeció la oferta, pero decidió marcharse de Ellyrian para no causar más problemas, alejándose sin volver la vista atrás.
Tras marcharse de Ellyrion, Alith Anar regresó a Nagarythe para formar a los Guerreros Sombríos y continuar con la guerra contra los Druchii a su manera. Envió un emisario a Finudel solicitándole armas, y el príncipe de Ellyrion le suministró todos los pertrechos que pudo. Ninguno de los dos mencionó nada relativo a Ashniel. En una misiva, Finudel informó a Alith de que la princesa se había enterado de su desaparición, pero que no estaba al corriente de su regreso. Alith, por miedo a que Ashniel abandonara la ciudad para acudir al campamento naggarothi, le hizo saber de la conveniencia de que siguiera creyéndolo desaparecido, pues un reencuentro no hubiera sido beneficioso para ninguno de los dos.
Alith y sus seguidores combatió a los Elfos Oscuros durante años, llegando a ser un verdadero problema para los planes de Morathi, hasta que al final llegaron noticias de que le tendieron una trampa y lograron matarlo. Athielle quedó tremendamente horrorizada y entristecida cuando se enteró de la noticia.
El Retorno de Malekith
El largo conflicto se prolongo durante años más, en la que ningún bando podía superar al otro; cualquier ventaja que obtuvieran las fuerzas del Rey Fénix no tardaba en ser anulada por los Druchii, y cualquier avance que lograran los guerreros de Morathi era rápidamente respondido por los leales a Caledor I, y durante todo este tiempo Finudel y Athielle continuaron defendiendo su reino de cualquier de cualquier invasión por parte de los Elfos Oscuros, y vigilaban las fortalezas del norte en manos de los druchii y las torres de vigilancia erigidas en los pasos montañosos.
Llegó un momento en el que las actividades de las sectas y los grupos leales a Morathi en los distintos reinos se redujeron hasta casi desaparecer. En el consejo de príncipes convocado por Caledor I se discutió esta situación. Finudel fue de los príncipes que vio esto como una gran noticia, pues ahora podría concentrar todos sus esfuerzos contra los ejércitos de los Elfos Oscuros, pero el propio Rey Fénix vio esto como una trampa del enemigo con el que esperasen que bajasen las guardia para volver atacar con fuerza. Para contrarrestar esta posibilidad, Caledor I planeó su propia trampa para engañar al enemigo y poder asaltar la ocupada Tiranoc a través de Ellyrion.
El Rey Fénix llevó con la mayor presteza posible el ejército a Ellyrion, uniéndose Finudel y Athielle se unieron a sus huestes. Al norte de Ellyrion, cerca de las estribaciones de las Annulii, el ejército de Caledor se enfrentaron a una gran fuerza naggarothi lideradas por una misteriosa y siniestra figura embozada por completo en una oscura armadura que apestaba a brujería, y que montaba en el Dragón Negro más grande que se había visto hasta el momento. Habiendo esperado esto, el Rey Fénix reorganizó sus fuerzas para hacerles frente.
Aunque los dos príncipes ellyrianos mostraron su apoyo a la estrategia de Caledor, también le hicieron saber su preocupación en caso de que fallara, pues si la victoria se les escapa, el enemigo tendría el camino despejado hasta Tor Elyr y destruirla,a demás de proporcionales la posibilidad de atacar el reino de Caledor directamente. El Rey Fénix les respondió que entonces tendrían que asegurarse de fallar.
No sin algunas dificultades, el ejercito de Caledor I se hizo con la victoria aquel día, aunque el misterioso comandante Druchii huyó del campo de batalla montado en su dragon sin entrar en ningún momento al combate. Al poco de la victoria, grupos de guerreros naggarothi surgieron de los bosques cercanos. Finudel y Athielle los reconocieron de inmediato como los Guerreros Sombríos de Alith Anar, e informaron rápidamente a Caledor I de ello para que no los atacaran, ya que eran aliados suyos. El propio Alith estaba entre ellos y quería entrevistarse en privado con Caledor I. Aunque estuvo a punto de morir en al trampa que le tendieron los Druchii, pudo escapar con vida gracias al sacrificio de unos de sus guerreros que se hizo pasar por él. Desde entonces había estado espiando a los Druchii durante años hasta que decidió enfrentarse a ellos de nuevo.
Alith le pidió a Caledor que informara a Finudel que seguía vivo; dejando a su discreción que Athielle también lo supiera, pues prefería que la princesa no lo viera. Caledor apuntó que mas bien era él quien prefería no ver a la princesa. Alith simplemente le respondió que no podía, habiendo renunciado a esa vida cuando se convertió en el Rey Sombrío.
Aclarado esto, Alith le informó que el misterioso comandante del ejército enemigo era en realidad Malekith, quien sobrevivió milagrosamente a las llamas de Asuryan, y que logró recuperarse y volver a la batalla gracias a la Magia Oscura de su madre Morathi y a la armadura mágica que portaba. Malekith simplemente había sacrificado sin inmutarse aquel ejercito formado por tiranocii asustados y obligados a luchar, solo para medir las capacidades de Caledor como general, estratega y guerrero. Por si esto no fuera suficiente, el ahora conocido como Rey Brujo tenía a su a disposición de un ejército mucho mayor y más peligroso.
Antes estas agoreras revelaciones, Caledor se vio obligado a replantear su estrategia, convocando un nuevo Consejo de Príncipes para discutir la situación. No fue una sorpresa que muchos de sus aliados se dejaran llevar por la desmoralización y derrotismo. Pese a esto, Caledor consiguió subirle la moral a su aliados, asegurando que por muy extraordinario que fuera Malekith, se le podía derrotar. Su nueva estrategia plan consistía en negarle una victoria definitiva al Rey Brujo, para que la frustración se apoderará de él y cometiera errores, momento en el que lanzarían el ataque definitivo. Si los Druchii atacaban desde una dirección, ellos atacarían por otra. Había que acosar a sus fuerzas constantemente y oponérsele con toda resistencia posible allí donde él y sus ejércitos acometieran un avance, pero sin arriesgarse a comprometerse en una batalla abierta.
La estrategia de Caledor funcionó. Los ejércitos del Rey Brujo empezaron a verse minado por esta guerra de ataques relámpago de “golpear y huir”, haciendo que vacilasen cuando atacaban. Los druchii carecían de las unidades necesarias para lanzar una ofensiva total sobre Ulthuan. Negando a Malekith la batalla que necesitaba para proclamar su victoria, el Rey Fénix y sus príncipes aliados consiguieron suavizar las ofensivas Druchii al tiempo que minimizaban sus bajas. Malekith y Morathi trataron por todos los medios de acabar con el Rey Fénix, ya fuera mediante emboscadas o intentos de asesinato, pero todos ellos fracasaron, y Caledor persistió en su desafío.
De esta manera el conflicto se prolongó durante diez largos años, donde ambos ejércitos se acosaron mutuamente, sopesado las fuerzas del rival con el poder de sus respectivos ejércitos, pero sin que la victoria definitiva estuviera a mano para ninguno de los contendientes. Todo esto llegaría a su fin en Maledor.