Astrid von Nimlsheim es una mujer atractiva de 45 años, de poco más de 1,60 de estatura cuyo pelo rubio está encaneciendo. No utiliza maquillaje ni adornos, y además sus rasgos traicionan los años pasados ayudando a los pobres de las Tierras Desoladas.
Historia[]
La Hermana Astrid von Nimlsheim nació en el seno de una rica familia de Carroburgo. Mostró unas increíbles aptitudes intelectuales y una fuerte inclinación religiosa. Al no estar interesada en un matrimonio arreglado, tan habitual en las mujeres de su clase, convenció a sus padres para que la dejaran acudir a la Universidad de Altdorf. Comprendiendo que una sociedad machista como aquella no le permitiría llegar muy alto, entró en el sacerdocio de Shallya para buscar reposo espiritual y para seguir su vocación. Fue enviada al hospital Shallyano de Marienburgo, donde trabajó durante varios años.
Le asqueaba el trato recibido por las víctimas de las mutaciones: en vez de cuidar de ellos con la esperanza de encontrar una cura eran expulsados y se les negaba el santuario del hospicio. Comenzó a tener sueños en los que Shallya quería que se cuidara de aquella gente: esa debía ser su tarea. Las frecuentes discusiones con sus superiores y sus apariciones públicas terminaron llamando la atención del Consejo de la Ciudad, que ordenó su arresto. Un último sueño le dijo que buscara su destino en las Tierras Desoladas mientras huía de los cazadores de brujas.
Tras varias semanas de viaje errático llegó hasta un páramo habitado por mutantes. Se convirtió en su líder y ejerció su ministerio sobre ellos, como era voluntad de su diosa, fundando La Colonia donde los mutantes viven en paz y donde han aprendido a controlar su lado más salvaje. Es una fanática convencida de estar en una misión divina. También es atenta y compasiva, y está dispuesta a sacrificarse para salvar a sus protegidos.