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− | Desde las junglas al norte de [[Hexoatl]] llegó un enorme ejército en el año 2521 CI, compuesto por miles de servidores mortales de las fuerzas del [[Caos]]. Un gran contigente de [[Elfos Oscuros]] les acompañaba, y todos ellos eran liderados por un Druchii, [[Vashnaar |Vashnaar el Atormentador]], un campeón ungido por los [[Dioses Oscuros]]. Este causó destrucción y caos, y llevó a la ruina a multitud de [[Ciudades-Templo|ciudades-templo]] de [[Lustria]]. Los [[Hombres Lagarto]] estaban faltos de tropas, y sus mas virtuosos héroes estaban lejos, en la lejana [[Albión]]. La horda del [[Paladín del Caos]] se abrió paso por las selvas, sin que nada pudiera detenerlo. |
+ | Desde las junglas al norte de [[Hexoatl]] llegó un enorme ejército en el año 2521 [[Calendario Imperial|CI]], compuesto por miles de servidores mortales de las fuerzas del [[Caos]]. Un gran contigente de [[Elfos Oscuros]] les acompañaba, y todos ellos eran liderados por un [[Elfos Oscuros|Druchii]], [[Vashnaar |Vashnaar el Atormentador]], un campeón ungido por los [[Dioses Oscuros]]. Este causó destrucción y caos, y llevó a la ruina a multitud de [[Ciudades-Templo|ciudades-templo]] de [[Lustria]]. Los [[Hombres Lagarto]] estaban faltos de tropas, y sus mas virtuosos héroes estaban lejos, en la lejana [[Albión]]. La horda del [[Paladín del Caos]] se abrió paso por las selvas, sin que nada pudiera detenerlo. |
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⚫ | Los ejércitos del Caos marcharon sin ser detectados en Lustria, pues las piedras centinelas no funcionaban. Fue el Maestro de los Cielos de Hexoatl, un [[Jefes Eslizones|Jefe Eslizón]] llamado [[Tiktaq'to]], quien vio por primera vez a los invasores. Encima de su [[Terradones|Terradón]], rápidamente envió un mensaje a Hexoatl pero, para su consternación, Cacique [[Mazdamundi]] estaba ausente. Todos los demás [[Mago Sacerdote Slann|Magos Sacerdotes]] estaban en trance y no se despertarían en días. Asumiendo el mando del ejército de Hexoatl, Tiktaq'to se puso a la cabeza de la defensa de la ciudad, para liderar una serie de ataques de escaramuza para frenar al enemigo. Durante tres días y noches, Tiktaq'to y su ejército aéreo de [[Jinetes de Terradón]] ralentizaron a la horda que se aproximaba. Golpearon desde arriba, lanzaron contraataques y arrojaron rocas para aplastar las columnas de tropas. Al cuarto día, con su enemigo furioso y buscando la oportunidad de aplastar la irritante molestia, Tiktaq'to atrajo a buena parte de las tropas de las tribus de [[Jinetes Bárbaros|jinetes bárbaros]] y caballería Druchii al Pantano de las Sanguijuelas, donde fueron emboscados. A pesar de las pérdidas, las fuerzas del Caos lograron sobreponerse y continuar su imparable avance. |
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⚫ | Los ejércitos del Caos marcharon sin ser detectados en Lustria, pues las piedras centinelas no funcionaban. Fue el Maestro de los Cielos de Hexoatl, un [[Jefes Eslizones|Jefe Eslizón]] llamado [[Tiktaq'to]], quien vio por primera vez a los invasores. Encima de su [[Terradones|Terradón]], rápidamente envió un mensaje a Hexoatl pero, para su consternación, Cacique [[Mazdamundi]] estaba ausente. Todos los demás [[Mago Sacerdote Slann|Magos Sacerdotes]] estaban en trance y no se despertarían en días. Asumiendo el mando del ejército de Hexoatl, Tiktaq'to se puso a la cabeza de la defensa de la ciudad, para liderar una serie de ataques de escaramuza para frenar al enemigo. Durante tres días y noches, Tiktaq'to y su ejército aéreo de [[Jinetes de Terradón]] ralentizaron a la horda que se aproximaba. Golpearon desde arriba, lanzaron contraataques y arrojaron rocas para aplastar las columnas de tropas. Al cuarto día, con su enemigo furioso y buscando la oportunidad de aplastar la irritante molestia, Tiktaq'to atrajo a buena parte de las tropas de las tribus de [[Jinetes Bárbaros|jinetes bárbaros]] y caballería |
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Cuando las dos grandes fuerzas comenzaron a combatir, varios de los jóvenes Slann se despertaron, y terribles explosiones de poder mágico desgarraron los cielos. En medio de la carnicería, Vashnaar esparcía muerte. Respaldado por los Dioses del Caos, ninguno podría enfrentarle. Aunque los [[Saurios]] lucharon con disciplinada sangre fría, fueron obligados a retroceder hasta que las huestes del Caos llegaron a las puertas de la ciudad-templo, y comenzó el '''Asedio de Hexoatl'''. |
Cuando las dos grandes fuerzas comenzaron a combatir, varios de los jóvenes Slann se despertaron, y terribles explosiones de poder mágico desgarraron los cielos. En medio de la carnicería, Vashnaar esparcía muerte. Respaldado por los Dioses del Caos, ninguno podría enfrentarle. Aunque los [[Saurios]] lucharon con disciplinada sangre fría, fueron obligados a retroceder hasta que las huestes del Caos llegaron a las puertas de la ciudad-templo, y comenzó el '''Asedio de Hexoatl'''. |
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Una y otra vez, los defensores de Hexoatl rechazaron los ataques del Caos en las murallas. De las selvas salieron ataques aéreos dirigidos por Tiktaq'to. Muchas de las máquinas de guerra de los enemigos fueron destruidas, pero después de que pasaron dos ciclos de la luna, la batalla aún estaba en curso, y solo podía ser cuestión de tiempo que las fuerzas del Caos entraran a la ciudad. Sin embargo, en el sexagésimo tercer día del asedio, todo cambió. Cuando el sol salió sobre el horizonte del mundo, un rugido saurio brotó de la jungla, envuelta en niebla. Las fuerzas del Caos quedaron estupefactas mientras buscaban la fuente de este bramido, y la tierra comenzó a temblar bajo ellos. La jungla misma rugió; Grymloq, un poderoso [[carnosaurio]], lideró la oleada. [[Kroq-Gar]], el gran líder de la guerra saurio sobre su lomo, y detrás de él, un ejército de caballería de [[Gélidos]]. Para enfrentar esta nueva amenaza, Vashnaar el Atormentador montó su [[Dragón Negro]] y cargó. Sin embargo, el ejército de Kroq-Gar no estaba solo. |
Una y otra vez, los defensores de Hexoatl rechazaron los ataques del Caos en las murallas. De las selvas salieron ataques aéreos dirigidos por Tiktaq'to. Muchas de las máquinas de guerra de los enemigos fueron destruidas, pero después de que pasaron dos ciclos de la luna, la batalla aún estaba en curso, y solo podía ser cuestión de tiempo que las fuerzas del Caos entraran a la ciudad. Sin embargo, en el sexagésimo tercer día del asedio, todo cambió. Cuando el sol salió sobre el horizonte del mundo, un rugido saurio brotó de la jungla, envuelta en niebla. Las fuerzas del Caos quedaron estupefactas mientras buscaban la fuente de este bramido, y la tierra comenzó a temblar bajo ellos. La jungla misma rugió; Grymloq, un poderoso [[carnosaurio]], lideró la oleada. [[Kroq-Gar]], el gran líder de la guerra saurio sobre su lomo, y detrás de él, un ejército de caballería de [[Gélidos]]. Para enfrentar esta nueva amenaza, Vashnaar el Atormentador montó su [[Dragón Negro]] y cargó. Sin embargo, el ejército de Kroq-Gar no estaba solo. |
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Reuniendo todo el poder de Lustria junto a él, un ejército, cuyo poder no se había visto desde la Gran Catástrofe, llegó dirigido por el Cacique Mazdamundi. Cabalgó sobre un [[Estegadón]], tan grande que la jungla se separaba a su paso. El antiguo juicio de los [[Ancestrales]] ardía en los ojos del Slann y, a sus órdenes, la tierra se quebró, abriendo una brecha que se tragó a la mitad de la hueste del Caos antes de que comenzara la verdadera batalla. Kroq-Gar y Vashnaar entablaron un combate singular, como no se había visto desde los días antiguos. Un titan reptiliano de una edad incalculable luchando contra una de las monstruosidades del norte. Con un estruendo de cuernos de guerra, las puertas de Hexoatl se abrieron de golpe, y los defensores salieron para unirse a la refriega. Los bárbaros vestidos de acero chocaron contra los [[Guerreros Saurios]], y la carnicería fue total. |
Reuniendo todo el poder de Lustria junto a él, un ejército, cuyo poder no se había visto desde la Gran Catástrofe, llegó dirigido por el Cacique Mazdamundi. Cabalgó sobre un [[Estegadón]], tan grande que la jungla se separaba a su paso. El antiguo juicio de los [[Ancestrales]] ardía en los ojos del Slann y, a sus órdenes, la tierra se quebró, abriendo una brecha que se tragó a la mitad de la hueste del Caos antes de que comenzara la verdadera batalla. Kroq-Gar y Vashnaar entablaron un combate singular, como no se había visto desde los días antiguos. Un titan reptiliano de una edad incalculable luchando contra una de las monstruosidades del norte. Con un estruendo de cuernos de guerra, las puertas de Hexoatl se abrieron de golpe, y los defensores salieron para unirse a la refriega. Los bárbaros vestidos de acero chocaron contra los [[Guerreros Saurios]], y la carnicería fue total. |
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Revisión actual - 00:59 13 ago 2024
Desde las junglas al norte de Hexoatl llegó un enorme ejército en el año 2521 CI, compuesto por miles de servidores mortales de las fuerzas del Caos. Un gran contigente de Elfos Oscuros les acompañaba, y todos ellos eran liderados por un Druchii, Vashnaar el Atormentador, un campeón ungido por los Dioses Oscuros. Este causó destrucción y caos, y llevó a la ruina a multitud de ciudades-templo de Lustria. Los Hombres Lagarto estaban faltos de tropas, y sus mas virtuosos héroes estaban lejos, en la lejana Albión. La horda del Paladín del Caos se abrió paso por las selvas, sin que nada pudiera detenerlo.
Los ejércitos del Caos marcharon sin ser detectados en Lustria, pues las piedras centinelas no funcionaban. Fue el Maestro de los Cielos de Hexoatl, un Jefe Eslizón llamado Tiktaq'to, quien vio por primera vez a los invasores. Encima de su Terradón, rápidamente envió un mensaje a Hexoatl pero, para su consternación, Cacique Mazdamundi estaba ausente. Todos los demás Magos Sacerdotes estaban en trance y no se despertarían en días. Asumiendo el mando del ejército de Hexoatl, Tiktaq'to se puso a la cabeza de la defensa de la ciudad, para liderar una serie de ataques de escaramuza para frenar al enemigo. Durante tres días y noches, Tiktaq'to y su ejército aéreo de Jinetes de Terradón ralentizaron a la horda que se aproximaba. Golpearon desde arriba, lanzaron contraataques y arrojaron rocas para aplastar las columnas de tropas. Al cuarto día, con su enemigo furioso y buscando la oportunidad de aplastar la irritante molestia, Tiktaq'to atrajo a buena parte de las tropas de las tribus de jinetes bárbaros y caballería Druchii al Pantano de las Sanguijuelas, donde fueron emboscados. A pesar de las pérdidas, las fuerzas del Caos lograron sobreponerse y continuar su imparable avance.
Cuando las dos grandes fuerzas comenzaron a combatir, varios de los jóvenes Slann se despertaron, y terribles explosiones de poder mágico desgarraron los cielos. En medio de la carnicería, Vashnaar esparcía muerte. Respaldado por los Dioses del Caos, ninguno podría enfrentarle. Aunque los Saurios lucharon con disciplinada sangre fría, fueron obligados a retroceder hasta que las huestes del Caos llegaron a las puertas de la ciudad-templo, y comenzó el Asedio de Hexoatl.
Mientras los Hechiceros del Caos y los Slann iluminaban el aire con duelos místicos, Vashnaar el Atormentador alineó baterías de máquinas de guerra como nunca antes se habían visto en Lustria. Todos los artefactos contenían almas torturadas de Demonios. Su fuego se manifestó con furia, y llovieron llamas para destrozar los bloques de piedra de las paredes de Hexoatl, creando agujeros enormes. Sobre esas brechas, Vashnaar ordenó marchar a sus guerreros fuertemente blindados, los asesinos de élite de su ejército. En su vanguardia cargaban behemoths mutados, monstruos colosales hechos de colmillos y rabia.
Una y otra vez, los defensores de Hexoatl rechazaron los ataques del Caos en las murallas. De las selvas salieron ataques aéreos dirigidos por Tiktaq'to. Muchas de las máquinas de guerra de los enemigos fueron destruidas, pero después de que pasaron dos ciclos de la luna, la batalla aún estaba en curso, y solo podía ser cuestión de tiempo que las fuerzas del Caos entraran a la ciudad. Sin embargo, en el sexagésimo tercer día del asedio, todo cambió. Cuando el sol salió sobre el horizonte del mundo, un rugido saurio brotó de la jungla, envuelta en niebla. Las fuerzas del Caos quedaron estupefactas mientras buscaban la fuente de este bramido, y la tierra comenzó a temblar bajo ellos. La jungla misma rugió; Grymloq, un poderoso carnosaurio, lideró la oleada. Kroq-Gar, el gran líder de la guerra saurio sobre su lomo, y detrás de él, un ejército de caballería de Gélidos. Para enfrentar esta nueva amenaza, Vashnaar el Atormentador montó su Dragón Negro y cargó. Sin embargo, el ejército de Kroq-Gar no estaba solo.
Reuniendo todo el poder de Lustria junto a él, un ejército, cuyo poder no se había visto desde la Gran Catástrofe, llegó dirigido por el Cacique Mazdamundi. Cabalgó sobre un Estegadón, tan grande que la jungla se separaba a su paso. El antiguo juicio de los Ancestrales ardía en los ojos del Slann y, a sus órdenes, la tierra se quebró, abriendo una brecha que se tragó a la mitad de la hueste del Caos antes de que comenzara la verdadera batalla. Kroq-Gar y Vashnaar entablaron un combate singular, como no se había visto desde los días antiguos. Un titan reptiliano de una edad incalculable luchando contra una de las monstruosidades del norte. Con un estruendo de cuernos de guerra, las puertas de Hexoatl se abrieron de golpe, y los defensores salieron para unirse a la refriega. Los bárbaros vestidos de acero chocaron contra los Guerreros Saurios, y la carnicería fue total.
Al anochecer, Mazdamundi y Kroq-Gar se alzaban de pie en el campo de batalla, victoriosos. En un radio de veinte millas, la jungla fue completamente aplastada, y los muertos yacían en pilas de cadáveres. La cabeza cortada de Vashnaar colgaba de la montura de Kroq-Gar y las pezuñas del Estegadón de Mazdamundi estaban bañadas en sangre. Las fuerzas del Caos habían sido derrotadas y Hexoatl había sido salvada.