Imagen ilustrativa
Arnburg es un viejo y solitario monasterio encaramado en lo alto de una escarpada colina rodeada por espesos bosques. Dentro de sus paredes frías, los monjes le cantan himnos a Sigmar, dándole las gracias por las vidas miserables que llevan y su trabajo incesante. Los viajeros que buscan refugio con los monjes a menudo se preguntarán, mientras cenan el pan mohoso y duermen en pequeñas celdas congeladas, si no hubiera sido mejor quedarse en el bosque. Sin embargo, aquellos que escuchan atentamente durante la noche jurarán escuchar el sonido de un tipo de canto totalmente diferente que proviene del dormitorio de los monjes, sugiriendo que tal vez el monasterio no sea el lugar de adoración piadosa y abnegación que inicialmente parecía ser.