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Principe Tyrion

La Armadura de Dragón de Aenarion es una antigua armadura protectora mágica con capas y capas de encantamientos, algunos de ellos únicos. Fue creada hace milenios por Caledor Domadragones para Aenarion el Defensor, y en la actualidad es portada por Tyrion, uno de sus descendientes.

Descripción[]

La Armadura de Dragon de Aenarion fue forjada en las profundidades de la Forja de Vaul, siendo templada en la sangre de los dragones más poderosos de la antigüedad y moldeada con martillos tocados por el mismísimo dios herrero. Caledor Domadragones la creó para proteger a Aenarion, el primer Rey Fénix de Ulthuan, en las grandes guerras del amanecer de las eras cuando los Demonios del Caos invadieron el mundo por primera vez.

Está magnifica armadura dorada resplandece con poder y protegerá a cualquier guerrero que la usara mejor que cualquier otra armadura jamás hecha, y aún así, no sentirá como si estuviese usando una armadura pesada si no que la sensación será como si llevara un traje hecho con la más ligera de las telas. Los potentes encantamientos que Caledor vinculó a la armadura mejoran la fuerza, la velocidad y la habilidad del usuario, haciéndolo poderoso más allá de lo creíble.

Al pronunciar las palabras que activan su poder latente, titánicos campos de magia protectora rielan para rodear a su portador. La armadura ofrecerá la mayor de las defensas contra los ataques físicos y de la magia, y es prácticamente impermeable al fuego y a las llamas de cualquier naturaleza, por lo que su portador puede pasear totalmente indemne por cualquier infierno llameante, ya sea producto el fuego incandescente de los dragones, bolas de fuego mágico, las llamaradas alquímicas de un Lanzallamas de Disformidad Skaven, etc.

Warhammer Armadura de dragón de Aenarion por Andrew Johanson

Pero no es solo protección y fuerza lo que otorga la magna obra de Caledor, si no que también aumenta otras capacidades del portador. La magia de la armadura hace que su voz tenga una cualidad retumbante, de modo que incluso cuando hablase en medio un campo de batalla, sus palabras serán escuchadas hasta por las unidades más alejadas de su ejercito, y entendidas por sus guerreros sin importar el estruendo de las armas a su alrededor.

Igualmente tendrá un sentido de conciencia de lo que estaba pasando a su alrededor. Si alguien se colocaba detrás de él, podía saber con perfecta exactitud dónde se encuentra. Incluso puede percibir la presencia de la magia como nunca antes lo había hecho, aunque careciera de la capacidad natural para ello. A su alrededor puede sentir la presencia de armas y objetos mágicos, a los usuarios de la magia tejiendo sus hechizos, así como la presencia de los propios magos y hechiceros.

Sin embargo, la Armadura de Dragón tiene una capacidad que no fue añadida por su creador si no que fue producto de su primer portador, o más concretamente de una de las armas que portó, la Espada de Khaine. Al igual que influenció al primer Rey Fénix, haciendo que se volviera más sanguinario, inmisericorde y belicista, esta espada maligna también dejó su marca en la obra de Caledor, dejando en ella una resonancia de la ira y la furia que Aenarion sentía cada vez que la empleaba.

Debido a ello, el llevar puesta la Armadura de Dragón de Aenarion y estar conectado a la red de hechizos inherentes ella, hará que el espíritu de la armadura afecte a la personalidad del usuario, retorciéndosela y alterándola, haciendo que sienta un creciente y furioso deseo de lanzarse a la batalla y desatar una matanza. Solo las persona que tengan una voluntad muy fuerte podrán resistirse a estos impulsos.

Historia[]

La obra de Caledor Domadragones[]

Esta poderosa armadura fue forjada por Caledor Domadragones, el más grande los magos élficos de la antigüedad, para el Rey Fénix Aenarion. Caledor conoció a Aenarion en el año 2 de su reinado (años -4499 CI), e inmediatamente le juró lealtad. Para combatir a las hordas del Caos que estaban invadiendo Ulthuan, Caledor creó en los hornos mágicos de la Forja de Vaul multitud de poderosas armas mágicas para los Elfos, entre ellas la Armadura del Dragón para Aenarión

Aenarion llevó la armadura a lo largo de todo el conflicto. Su magia no solo protegía a su portador de los ataques más poderoso y las brujerías más oscuras, sino que los potentes hechizos que Caledor había imbuido en ella también aumentaron la ya enorme fuerza de Aenarion, y armado con Colmillo Solar, la espada mágica que Domadragones también creó para Aenarion y que complementaba la armadura, el Rey Fénix llevó la muerte y la destrucción a los ejércitos del Caos.

Desgraciadamente, los ejércitos demoníacos atacaban de manera constante, y Aenarion no podía estar en todas partes, y llegado un momento una horda del atacó Avelorn, causando una gran matanza. La esposa de Aenarion, la Reina Eterna Astarielle, había sido asesinada, y los cuerpos de sus hijos Morelion e Yvraine no fueron encontrados. Jurando destruir a los demonios por ello, Aenarion montó su dragón Indraugnir y viajó a la Isla Marchita para desclavar la Matadioses del Altar de Khaine, el arma más mortífera del mundo.

Con la Espada de Khaine en sus manos, Aenarion legó Colmillo Solar a uno de sus lugartenientes de mayor confianza. Hasta el final del conflicto siempre la empleó como su principal arma en el combate, teniéndola siempre a su lado durante gran parte del tiempo que llevó puesto la Armadura del Dragón. Debido a ello, al igual que influencia corruptora de la Espada de Khaine afectó a Aenarion, volviéndolo más sanguinario e implacable, la espada del dios élfico de la guerra y la destrucción también dejó su huella en la creación de Caledor.

Aenarion fue más poderoso que nunca y muchos fueron los que cayeron ante él, pero aún así no era suficiente para detener la marea de demonios. Caledor Domadragones decidió crear un Gran Vórtice para filtrar las energías mágicas que permitía la existencia de los demonios en el plano de la realidad. Aunque al principio estaba en desacuerdo con el desesperado plan de Caledor, al final decidió movilizar sus ejércitos para protegerlo a él y sus magos de la gran hueste de demonios que se dirigían a ellos para detenerlos.

Montado en Indraugnir, durante la batalla final Aenarion se enfrentó de manera consecutiva a cuatro grandes demonios, uno por cada Dios del Caos. A pesar de ir protegido por la Armadura de Dragón, ni siquiera la potente magia que la imbuida fue suficiente para contener los poderosos ataques de cuatro de los sirvientes más poderosos de los dioses del Caos. La armadura fue destrozada, fragmentada y abollada por los golpes y la magia de los demonios, y Aenarion terminó mortalmente herido. Pero contra todo pronostico, a pesar del dolor, el primer Rey Fénix de los elfos consiguió derrotar a los cuatro grandes demonios y permitir que Caledor completase su ritual.

Con el vórtice creado, la magia empezó a ser absorbida y los demonios fueron desterrados de vuelta a su dimensión al perder su principal fuente de poder. El precio a pagar fue que Caledor y sus acólitos quedasen por siempre atrapados en el vórtice. Aenarion entregó su vida en la defensa de Caledor y de sus magos, y con sus últimas fuerzas, el moribundo Rey Fénix montó una ultima vez el agonizante Indraugnir para regresar a la Isla Marchita y clavar la Matadioses de nuevo en el altar negro de Khaine.

Completada esta última tarea, ambos murieron en aquel lugar desolado.

La perdida de la armadura[]

Tras la victoria sobre los demonios, los elfos empezaron a prosperar y a expandirse por el mundo. Se descubrió que Morelion e Yvraine estaban vivos, y los príncipes supervivientes decidieron elegir a Bel Shanaar como nuevo Rey Fénix, en detrimento de Malekith, el hijo que Aenarion tuvo con la hechicera Morathi. Durante más de un milenio desde que se devolvió la Espada de Khaine, nadie pisó la Isla Marchita, por lo que el cadáver Aenarion así como su destrozada Armadura de Dragón todavía permanecían allí.

En el año -2789, el príncipe Malekith desembarcó en la isla para repatriar a Anlec los cuerpos de su padre y de su dragón Indraugnir para que todos presentasen sus respetos al primer Rey Fénix, incluido Bel Shanaar. Y cuando sepultase a su padre en un fastuoso mausoleo y con los huesos del dragón custodiando la entrada, pensaba ponerse su armadura para que todos lo vieran no solo como el hijo de Aenarion, sino también como su reencarnación. Sin embargo, a pesar de la concienzuda búsqueda, Malekith no pudo encontrar ni los cuerpos ni la armadura, y frustrado regresó a su barco.

De esta manera, el destino del cadáver de Aenarion y de su Armadura de Dragón siguió siendo una incógnita durante varios milenios más. En ese tiempo, Malekith asesinó a Bel Shanaar y trató de autoproclamarse como nuevo Rey Fénix, pero sus ambiciones fracasaron y tras una larga guerra, él y sus seguidores fueron expulsado de Ulthuan, formando el reino de Naggaroth y dando origen a los Elfos Oscuros. Aun así, Malekith, conocido ahora como el Rey Brujo, nunca abandonó sus pretensiones al trono, e invadió la isla continente en varias ocasiones.

Tras la batalla de las olas del año -692, el Rey Fénix Tethlis el Asesino expulsó a los últimos Elfos Oscuros de la Isla Marchita. Atraído por un sentimiento irresistible, Tethlis peregrinó al Altar de Khaine. En la Llanura de los Huesos, el gran yermo cubierto de esqueletos alrededor del negro santuario, vio algo que brillaba.

Misteriosamente guiado por la luz, Tethlis desenterró la Armadura de Dragón de Aenarion, sin embargo no encontró ningún resto de los esqueletos de Aenarion o Indraugnir. Tethlis entregó la armadura a Auaralion, el bisnieto de Morelion, como recompensa por haber salvado la vida de su hijo. Se trató prácticamente de su último acto como Rey Fénix antes de morir en misteriosas circunstancias.

Reparación del legado de Aenarion[]

La Armadura de Dragón de Aenarion se convirtió en la reliquia más valiosa de la familia de Auaralion, pasando de padre a hijos durante generaciones, hasta que acabó en manos del príncipe Arathion de Cothique, padre de los futuros héroes de los Altos Elfos, Tyrion y Teclis.

Arathion fue el primero de su linaje que se propuso reconstruir la armadura. Era un artífice con grandes conocimientos sobre la reparación de armas y armaduras, así como también un mago cuyo arte era la lenta y sutil reunión de runas y flujos de poder con el fin era fabricar y moldear cosas. Sin embargo, a pesar de sus conocimientos, durante mucho tiempo sus esfuerzos por reparar la armadura fueron mucho más complicados de lo que pensó en un principio.

Siempre faltaba alguna cosa más, un trozo más de un raro mental, una fabulosa runa más que debía ser redescubierta y regrabada, un hechizo más que debía volver a conjurarse. Gastó su nada insignificante fortuna en comprar materiales para reparar la Armadura de Dragón de Aenarion, o realizando más investigaciones sobre su historia. Arathion estaba determinado a repararla, y su obsesión consumió la energía de su vida, pareciendo más viejo de lo que era a pesar de tener solo unos pocos siglos de edad.

Su hijo Teclis, que estaba mucho más dotado para percibir los Vientos de la Magia que su gemelo, a menudo ayudaba a su padre a reconstruir el trazado de las runas sobre la armadura y los flujos de magia que estaban destinadas a contener. A medida que sus conocimientos y dominio sobre la magia fue mejorando, su asistencia fue cada vez mayor.

Un momento trascendental en el proceso de restauración fue cuando Tyrion y Teclis regresaron de Lustria con el legendario Colmillo Solar, cuya magia todavía estaba en activo a pesar de todo el tiempo perdida. Dado que tanto el arma como la armadura habían sido manufacturadas por Caledor, ambas llevaban el mismo tipo de magia. Arathion y Teclis estudiaron con minuciosidad Colmillo Solar, con las esperanza de que pudiesen aportar algunos indicios para rehacer la armadura.

Sus investigaciones dieron sus frutos, y dieron con la última pieza del rompecabezas que le permitiría arreglar la armadura definitivamente: una pieza pequeña e intrincada de hechicería, diseñada para unir una red de hechizos, reforzándolos y permitiéndoles aprovechar el poder de los demás. Cualquier cosa inscrita con esa runa en particular sería mucho más fuerte y a la vez mucho más fácil de usar.

Sabiendo esto, Arathion solo le tomaría algo de tiempo recrear los enlaces en la armadura y de esta manera poder revivir el poder que una vez contuvo, aunque era consciente que su hechizo no sería tan fuerte como el de Caledor al haber menos magia en el mundo que antaño.

Un nuevo portador[]

Mientras Arathion daba los últimos pasos para completar la obra de su vida, en el año 138 del reinado de Finubar el Navegante, el Rey Brujo invadió de nuevo Ulthuan con un gran ejercito formado por Elfos Oscuros y tribus de Bárbaros del Caos. Tras semanas de combate, la batalla final se decidiría en la Llanura Finuval.

La noche antes de la batalla, Arathion viajó al campamento de los Altos Elfos llevando la Armadura de Dragón de Aenarion totalmente arreglada. Habiendo recreado a la perfección los hechizos originales, la armadura brillaba con energía mágica, como si estuviera recién forjada. Era todo tributo tanto habilidad de Arathion como mago como a la del antiguo archimago Caledor que lo había creado. La armadura no solo protegería a su usuario más que cualquier otra armadura sino que también lo volvería más poderoso.

Al verla reconstruida, el resto de príncipes y comandantes Asur querían que su hijo Tyrion la llevara puesta. Tyrion se había convertido en uno de los mayores héroes de Ulthuan, había salvado a la Reina Eterna y además portaba Colmillo Solar, la primera espada de Aenarion. Igualmente, Tyrion tenía un extraordinario parecido físico con su antepasado Aenarion, por lo que verlo con la armadura de su antepasado sería muy bueno para la moral de las tropas, ya que sería como tener el propio Aenarion peleando del lado de los Altos Elfos. Sin embargo, aunque Arathion accedió, primero necesitaba consultar a su hijo Teclis, pues al activar la magia de la armadura, también despertó algo con lo que no contaba.

Había algo más en la armadura, una huella de la personalidad de alguien que era preocupante, pues en ella había una sensación de rabia, un ansia de muerte, que era casi abrumadora. Al ser un mago y por tanto ser más sensible a la magia, incluso estando cerca de la armadura, hizo que Teclis se enojara y sintiera ganas de insultar a su padre por la estupidez de lo que había hecho. Comprendiendo esta influencia, Teclis invocó una pantalla mágica para proteger ambos de la malsana influencia.

Con consternación, Arathion aseguró que había consultado todas las fuentes existentes sobre la armadura de Dragón de Aenarion y en ninguna había una referencia a algo como eso. Teclis sabia que la recreación de su padre de los conjuros de Caledor había sido impecable, por que conjeturó que aquello se debía a que la Espada de Khaine había afectado de alguna manera a la armadura, dejando una sombra de la personalidad más cruel y sanguinaria de Aenarion cuando estaba bajo el influjo de la Erradicadora.

Esto preocupaba a Arathion, pues si solo mirarla acrecentaba la ira, el llevarla puesta haría que el usuario se viera dominado inmisericorde sed de sangre a menos que tenga una fuerte fuerza de voluntad para soportarlo.

Sin otras opciones, entonaron encantamientos para tratar de mitigar el efecto del aura de la armadura, y tras explicarle la situación, Arathion y Teclis ayudaron a Tyrion a ponerse la armadura, colocando cada una de sus piezas y activando la magia que había en ella. Cuando activaron los protectores de los brazos, Tyrion sintió como si pudiera levantar un caballo. Cuando se activaron los encantamientos en las piernas, sintió como si pudiera correr millas. La activación del casco hizo que sus sentidos parecieran de repente mucho más claros. Cuando Teclis activó el centro del peto, la armadura resplandeció hasta cobrar vida.

Por un breve momento de éxtasis, el poder, la energía y la sensación de algo más fluyeron hacia Tyrion. Se sentía más fuerte y más rápido que nunca antes. Sabía que grandes protecciones se habían deslizado a su alrededor, protegiéndolo de la magia y el daño. Se sintió por un breve momento como un dios. Pero pronto empezó a sentir que el eco de la poderosa personalidad de Aenarion trataba de utilizarlo como un recipiente para su ira y convertirlo en un motor de furia. Por mucho que quisiera ceder a él, Tyrion se negó a hacerlo y consiguió que la influencia negativa de la armadura no lo dominara.

Portando la Armadura de Dragón de Aenarion y Colmillo Solar, Tyrion lideró a las huestes Asur contra los Druchii comandados por el Rey Brujo. Consiguió derrotar al campeón personal de Malekith, y junto a su hermano, obligaron al propio Rey Brujo a huir, desmoralizando a los Elfos Oscuros, y obteniendo una gran victoria en la Batalla de la Llanura Finuval. Desde entonces, cada vez que el príncipe Tyrion lidera a los ejércitos de Ulthuan en batalla, lo hace siempre vestido con la armadura del primer Rey Fénix.

Conflicto Canon[]

  • En el libro de Ejército de Elfos Silvanos de la 8ª Edición, se insinúa que fue Daith quien realmente forjó la Armadura.

Fuentes[]