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Emblema Warhammer Total War Bretonnia

Emblema Couronne

Couronne es uno de los ducados más grandes de Bretonia, y se distingue de los demás porque posee una división interna considerable. La propia Couronne se halla al norte del Sannez, alrededor de un cabo que se adentra en el Mar del Caos. La Marca de Couronne se extiende hacia el este, rodeando las Montañas Grises hasta acabar en la difusa frontera con las Tierras Desoladas.

La Región[]

Couronne consta mayormente de tierras de cultivo con pastos al sur y al este cerca de las Hermanas Blancas y las Montañas Grises, la costa es abrupta y poco adecuada para el comercio, y sufre el azote constante de tempestades procedentes del Mar del Caos. Tambien es víctima de incursiones nórdicas frecuentes, tanto de servidores del Caos como de simples bárbaros sedientos de sangre. Las aldeas costeras siempre están protegidas por una empalizada como mínimo: las que carecen de defensas básicas no duran más de una temporada de saqueos.

La Marca de Couronne incluye el extremo más septentrional de las Montañas Grises y vastas extensiones de llanuras demasiado áridas para la mayoría de los cultivos. Por ello, el pueblo de la Marca se ha convertido en el mayor criador de caballos de toda Bretonia, hazaña nada desdeñable a tenor de la calidad obtenida en otros lugares.

La Marca está infestada de pieles verdes de las Montañas Grises, que también asaltan las porciones surorientales de Couronne. Estos orcos cabalgan extraños caballos carnívoros que parecen capaces de galopar montaña arriba además de por las llanuras. Los couronenses ignoran de dónde proceden tales criaturas, y todo intento por capturarlas, domarlas y criarlas ha fracasado estrepitosamente.

La costa agreste de Couronne está escasamente habitada. La región es acosada regularmente por tormentas y no hay lugares adecuados para un puerto profundo. Cada pueblo costero está fortificado contra las frecuentes incursiones de los Nórdicos y los Elfos Oscuros. Hay poco para atraer comerciantes legítimos al área, y los lugareños tienden a desconfiar de los visitantes.

Los señores de la marca tienen poco interés en la región costera, estando más preocupados por sus caballos y sus enemistades, dejando que los lugareños se las arreglen solos. La única ayuda que los plebeyos de Couronne pueden esperar recibir es de la armada bretoniana, pero incluso sus barcos son vistos con recelo. Las patrullas navales a lo largo de la costa generalmente las llevan a cabo bucaneros de L'Anguille, embarcaciones privadas a las que se les otorgó una carta real para mantener abiertas las rutas marítimas. A menudo están tripulados por contrabandistas, saboteadores y piratas capturados, sentenciados a servir a bordo del barco en lugar de ser ejecutados. Como tales, a menudo son poco mejores que los asaltantes de los que supuestamente protegen la costa.

A pesar de esto, los pescadores locales a menudo se inscriben para servir en tales barcos, con la esperanza de ganar suficiente oro en el botín para comprarse una vida en L'Anguille o Marienburgo. Son bienvenidos por capitanes bucaneros, ya que son hábiles marineros con un conocimiento experto de la costa de Couronne.

Durante los tiempos de conflicto con Marienburgo o el Imperio, el rey ofrecerá recompensas por los barcos enemigos, y cada pueblo estará inundado de corsarios (y su botín). Algunos bucaneros se involucran ocasionalmente en un poco de piratería, incluso en tiempos de paz, tentados por los gordos barcos mercantes que van y vienen de Marienburgo.

La Gente[]

Símbolo Couronne

Pese a los rumores que indican lo contrario, los couronenses no han nacido en una silla de montar. Algunas mujeres lo han intentado, pero por lo visto es físicamente imposible. No obstante, sí que aprenden a montar antes que a caminar, y continúan practicando durante el resto de sus vidas. Los couronenses son, sin ninguna duda, los mejores jinetes de Bretonia.

Y lo que es más, casi todos ellos poseen amplios conocimientos e intereses sobre las criaturas equinas. Para muchos couronenses, el mejor amigo del hombre es el caballo. Se dice que un brionense lucharía hasta la muerte por su mujer, pero prestaría gustoso su caballo, mientras que los couronenses son todo lo contrario. Esta afirmación no es cierta; los caballeros bretonianos no le prestan su caballo a nadie.

Los couronenses detestan caminar si pueden cabalgar. Esto se aplica incluso a los campesinos; la cría de caballos generalizada permite que incluso los campesinos tengan acceso a un caballo, incluso aunque técnicamente no sea propiedad suya. La mayoría de los couronenses desean los mejores caballos posibles, y es bastante frecuente ver a delicadas damas nobles montando un percherón. Afirman que montar caballos tan grandes les hace sentirse más seguros, y alguna que otra vez podrían necesitarlos para la batalla. Sin embargo, normalmente sólo los usan para ir y venir del mercado, incluso aunque éste se encuentre en las puertas del castillo. Algunos couronenses empiezan a creer que usar un caballo sólo para ir de casa al mercado es algo ofensivo , por lo que se marchan para convenirse en aventureros. Desde luego, los Caballeros Noveles siempre desean presumir de equitación.

Sin embargo, muchos aventureros couronenses odian a los caballos, o incluso puede que sean alérgicos a ellos. Al ser totalmente incapaces de encajar en su hogar, lo abandonan para relacionarse con gente que no esté tan obsesionada con los caballos.

Esta obsesión couronense convierte la crianza y las carreras de caballos en elementos muy importantes de su cultura, e incluso de su política. Abundan las conspiraciones para acabar con los caballos de los rivales, y las disputas que surgen debido a ellos alcanzan proporciones descomunales. El ciclo de verano de las carreras de caballos más importantes estructura el calendario de la corte, e incluso el rey asiste a la mayoría de estas carreras. Sin embargo, a diferencia de muchos couronenses, el rey Louen cree que su deber como soberano es mucho más importante que contemplar a una docena de caballos corriendo a toda velocidad.

La política interior de Couronne se centra principalmente en disputas triviales por caballos. La mayor excepción consiste en lo relacionado con la Marca de Couronne. El conde Adalbert, señor de la Marca, es un vasallo del duque. Preferiría ser vasallo directo del rey. Como ambos hombres son la misma persona, cree que ahora es un buen momento para hacer presión. Sin embargo el rey no se fía de conceder la independencia de un duque a un noble tan poderoso.

Las maniobras políticas del conde se desarrollan en dos frentes. En primer lugar, trata de dejar en el mejor lugar posible a los demás barones no ducales del reino. Si se les puede ver enmendando los errores cometidos por un duque, tanto mejor. En segundo lugar, trata de llevar a cabo actos tan gloriosos que al rey no le quede más remedio que aceptar su lealtad a la corona. Para cumplir ambos objetivos necesita de aventureros que estén dispuestos a hacer gran parte del trabajo sin recibir gloria a cambio.

El conde también ejerce presión para emprender gloriosas empresas militares contra las Tierras Desoladas. Está convencido de que si lograse capturar Marienburgo sería nombrado barón. La Tormenta del Caos ha arrastrado a muchos guardias de Marienburgo al norte y al este, por lo que recientemente ha incrementado las incursiones más allá de la frontera. Los habitantes de las Tierras Desoladas se han quejado, pero hasta ahora sus emisarios han sido ignorados.

Expresiones de Couronne[]

  • “Como ponerle bardas a un palafrén”: Algo valioso que se desperdicia en alguien que no puede usarlo (un palafrén es un pequeño caballo de monta apropiado para damas).
  • “Jaeces y arreros completos”: El mejor equipamiento.
  • “No distingue a un orco de una herradura”: Está muy, muy borracho o es estúpido (o las dos cosas).

Lugares de Interés[]

Heráldica de Couronne[]

Louen Leoncoeur es Rey de Bretonia y Duque de Couronne y hace gala de la heráldica real de Couronne: el león rampante. Carleond, el primer duque de este reino, recibió este animal heráldico en recuerdo a su hazaña de juventud. El joven Carleond, nacido en las tierras de Lyonesse, estaba jugando con Thierulf, su hermano mayor, cuando un enorme león (el último y más grande de los que de su especie quedaban en Bretonia) apareció ante ellos. Milagrosamente, ambos niños consiguieron acabar con la bestia y le arrancaron la piel para poder ponérsela encima. Después de que Carleond combatiera en la Batalla de Couronne y salvara la ciudad en combate singular, las gentes de aquella tierra se arremolinaron a su alrededor y lo vitorearon, ya que su propio rey había encontrado la muerte en aquel combate, y lo nombraron duque una vez Gilles hubo unificado a los bretonianos.

Fuentes[]

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