Wiki La Biblioteca del Viejo Mundo
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Portador de la Plaga de Nurgle por Wayne England

"Cuando finalmente despachamos a la última de las monstruosidades chirriantes, regresamos a la aldea para curar nuestras heridas. El respiro resultó ser breve. Para nuestro horror, uno de los aldeanos muertos se puso de pie de repente, recitando los nombres de las más viles enfermedades conocidas de una manera lírica, casi infantil. Si alguna vez hubo una canción infantil para el pus, los forúnculos y la viruela, fue esa".

"La criatura cantora se paró sobre extremidades delgadas y arqueadas, y de varias llagas abiertas en su pecho, rezumaba pus verde nocivo. Ordené a mis hombres que huyeran de inmediato.
"

Capitana Sabrina Geltz de las Víboras de Bosque de Wolfenburgo.

Contagiadores, Impuros, Gusanoides, Cíclopes Pútridos, Portadores de Putrefacción, Recopiladores de Plagas, Cornudos Sacos de Pus.

En las noches en las que Morrslieb está llena en un cielo sin estrellas, la gente del Viejo Mundo atranca sus puertas y ventanas, y cuelga ramitos de hierbas aromáticas en las chimeneas para alejar a los Impuros. Si una persona muere de enfermedad en tale noches, se susurra que los demonios se hacen con su alma. De hecho, en algunas aldeas remotas, los mortalmente enfermos son dejados afuera para que mueran y así los servidores del Señor de las Moscas no infecten a los sanos cuando vienen a por ellos.

Los Portadores de Plaga (Aghkam' ghran' ngi en Lengua Oscura) son las tropas de línea de las legiones de Nurgle. Estos repugnantes demonios son creados a partir de las almas podridas de todas las pobres criaturas mortales que han sucumbido a la terrible enfermedad conocida como la Putrefacción de Nurgle, una de las peores enfermedades creadas por el Gran Corruptor, que es contagiosa y casi incurable.

Los Portadores de Plaga llevan la marca de la putrefacción durante toda la eternidad. Gotean sin cesar excreciones antinaturales y no sienten el dolor, ya que ellos son los portadores de la muerte agonizante, del delirio y de la enfebrecida inanición. El único sufrimiento que sienten es un doloroso recuerdo de que cada uno de estos demonios fue una vez, y por lo tanto tuvo un alma mortal. Luchar contra un Portador de Plaga es una experiencia desagradable y que supone un considerable riesgo de enfermar.

Descripción[]

Portadores de la Plaga de Nurgle Portaestandarte

Los Portadores de Plagas son las unidades más organizadas y eficientes de todos los demonios sobre el campo de batalla, avanzando decididamente hacia el enemigo elegido antes de despedazarlo con sus Espadas de Plaga. Si el enemigo resiste lo suficiente para devolver el ataque, sus golpes tendrán poco efecto sobre los Portadores de Plaga, pues su corrupta forma les hace no sentir el dolor y les permite regenerarse del daño a una velocidad increíble.

La misión eterna de los Portadores de Plaga es conducir las fuerzas de Nurgle durante la batalla, atravesando los límites que separan el Reino del Caos del mundo mortal para propagar la aflicción y la desesperación, derramando su inmundicia por dondequiera que pasan. También son los encargados de llevar el recuento de todas las virulencias, plagas y enfermedades del mundo, asignando destinos adecuados a cada nueva víctima e intentando mantener un orden en la naturalmente caótica horda. Estas onerosas cargas les han conferido el título de Archivistas de Nurgle o Contables de las Plagas en las leyendas populares.

Imágen Portadores de Plaga de Nurgle

En el campo de batalla, el trabajo de los Portadores es mantener la cuenta de las numerosas corrupciones y enfermedades que su señor propaga por el mundo, nombrando y enumerando todas las plagas e infecciones con sus sonoros cánticos gorgoteantes que resuenan desde el interior de sus bocas repletas de colmillos. Una multitud de Portadores de Plaga contando a la vez produce un ruido tan sonoro y penetrante que, por sí solo, puede indisponer a cualquier mortal. Es totalmente imposible contar alguna cosa en medio de tal caos, aunque esto no disuade a los Portadores de Plaga de sus esfuerzos. Son la encarnación demoníaca de la necesidad de las criaturas mortales de imponer algún sentido al vacío sin significado.

Acompañando al infinito murmullo de las cuentas de los demonios al intentar calcular los constantemente cambiantes requerimientos de su señor, las unidades de Portadores de Plaga están envueltas en un inacabable zumbido, un monótono sonido creado por la hueste de gruesas moscas negras que acompañan a los Portadores, que revolotean como una nube negra sobre sus cabezas.

Portador Plaga Nurgle por Mark Gibbons

Los Portadores de Plaga no son idénticos ni en apariencia ni en habilidad, pues la Putrefacción de Nurgle varía en su virulencia e incubación. Cuanto más tiempo resista a la Putrefacción de Nurgle, más consideración tendrá el demonio resultante a ojos del Señor de las Plagas. De las almas de los individuos más resistentes se crean los Heraldos de Nurgle que avanzan junto a las legiones demoníacas como prueba positiva de que ni tan solo los más fuertes y capaces pueden desafiar indefinidamente la enfermedad y la desesperación.

Venerados por las sectas del Caos del Señor de la Desesperación, los Impuros son símbolos vivientes de las bendiciones de Nurgle, y personifican todo lo que es este dios oscuro. Aceptando la naturaleza de estos diablos, los sectarios aprenden a aceptar sus propias corrupciones y medrar a partir de ellas. Los pocos que cometen la imprudencia de enfrentarse a un portador de plaga aprenden la terrible lección de una muerte lenta y leprosa.

Físico[]

Portador de Plaga imagen Color

Los Portadores de Plaga de Nurgle son demonios especialmente nauseabundos ya que llevan las marcas de la Putrefacción de Nurgle por toda la eternidad.

Tienen la apariencia de humanos horriblemente mutados, destrozados por la enfermedad y el hambre, y apestando a putrefacción, con suciedad innombrable acumulándose en sus manos y pies con forma de garras. Su piel es como la del propio Nurgle: resquebrajada, cubierta totalmente de úlceras y con cientos de larvas devorando su putridez. Lo poco que puede verse de su pellejo bajo las innumerables pústulas tiene un supurante color verde putrefacto con malicientos toques marrones.

En el centro de su ser tienen un abdomen grotescamente distendido e hinchado, muchas veces abierto y reventado con heridas que rezuman pus y otras extrañas sustancias y que deja al descubierto los grandes y chorreantes órganos corruptos que contienen, desparramándose como si fueran gusanos surgiendo de frutas podridas. Sobre su prodigiosa mole descansa un flaco costillar cubierto por una delgada capa de carne verde u ocre, testimonio de la naturaleza de su amo. Dos piernas largas y desgarbadas apenas parecen sostener las bolsas de sus cuerpos, pues se doblan por efecto de una pestilencia tan virulenta que deforma los huesos.

De todos sus rasgos, la cabeza ovoide y ciclópea que tienen al extremo de un delgado cuello es el más inquietante. Tienen un ojo enorme y horrible situado en el centro de su rostro, que supura constantemente un espeso residuo formado por sangre y pus, con el que miran impúdicamente desde lo alto de sus cuerpos azotados, buscando nuevas víctimas para infectar con sus Espadas de Plaga. Bajo este ojo hay una boca de gusano, viscosa y babeante debido a la repugnancia que gotea de su ojo, y cuyas fauces llenas de colmillos relatan un horrible catálogo de enfermedades. Sin embargo, lo más característico de todo, es el retorcido cuerno que atraviesa la carne cancerosa de su frente. Este cuerno surge justo en medio de la cabeza de la víctima en las últimas fases de la Putrefacción de Nurgle.

Miniaturas[]

Imágenes[]

Fuentes[]

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