Alimañas

Las Alimañas son los guerreros de elite de los Clanes de los Señores de la Guerra Skaven. Habitualmente se las distingue de sus compañeros más escuálidos porque sobresalen una cabeza por encima de ellos, con unos cuellos gruesos y una constitución mucho más fuerte.

Descripción[]

La mayoría de Alimañas se distinguen en cuanto nacen, ya que su tamaño y color de pelaje más oscuro las hace inconfundibles. Al ser guerreros más grandes y agresivos, las jóvenes Alimañas suelen superar al resto de Skavens en las peleas por la preciada comida, de hecho, si son particularmente fuertes probablemente los más débiles de la camada acabaron formando parte del menú. En caso de que logren sobrevivir a las traumáticas luchas y puñaladas por la espalda en el seno de su camada, los Skavens más fuertes serán asignados a los regimientos de Alimañas.

Los regimientos de Alimañas cuentan con el mejor equipo de combate disponible en la armería del clan, y sus deberes pasan por servir de escolta o guardia personal de cualquier tipo de líder Skaven, desde un caudillo menor hasta un poderoso Señor de la Guerra. Las Alimañas combaten en la vanguardia del ejército, donde se aseguran un constante tratamiento preferencial, luchando siempre con ferocidad y entusiasmo por sus líderes. La mayoría de Señores de la Guerra mantienen una ley no escrita, según la cual los primeros en alimentarse tras una batalla siempre son las Alimañas. Quienes se atrevan a hacerlo antes que ellos sufrirán el ataque de estos guerreros de elite, a los que les gusta aprovechar cualquier oportunidad de demostrar con violencia su estatus de favoritos. A modo de recompensa, muchos regimientos de Alimañas tienen a su cargo legiones propias de Esclavos Skaven, lacayos que se ocupan de satisfacer todas las necesidades y comodidades de sus amos.

Guerrero Alimaña Skaven 01 por Lucas Hardi

A veces, por motivos políticos o como una muestra de poder, los regimientos de Alimañas pueden abandonar a su clan. Esto suele ocurrir cuando un Vidente Gris compra o "requiere" la ayuda del clan de un Señor de la Guerra, porque debe cumplir una larga estancia en algún lejano punto fuerte que pertenece a un clan rival, o porque debe cruzar zonas peligrosas de la "Ruta Subterránea". Debido a esto, no es raro que los clanes de los Señores de la Guerra vendan los servicios de sus guerreros de elite. El Clan Rictus, por ejemplo, es especialmente famoso por criar y vender un gran número de Alimañas de pelaje negro azabache.

El ascenso de Alimaña a Jefe de Colmillo y de éste a Señor de la Guerra es bastante común, aunque no tan tradicional como la traición. Las Alimañas están unidas al líder de un clan y le sirven como escolta personal y hacen cumplir su voluntad. Oponerse a un líder suele equivaler a la muerte ya que un grupo de Alimañas suele encargarse de eliminarlo. Para asegurarse de que sus regimientos le sean leales los líderes más astutos suelen desviar la atención de su persona concentrándose en alabar y ofrecer regalos a "sus" guerreros Alimañas. El alimento o lo que es lo mismo, los Esclavos Skavens y los derechos de nacimiento suelen ser motivadores populares. Las Alimañas alcanzan el poder mediante su gran ferocidad, la traición anticipada o devorando al Jefe de Colmillo que pueda mantenerse a salvo mientras desempeña sus órdenes salvajemente bien vale su peso en Piedra bruja.

Como la traición es bastante habitual, sobornar a un Jefe de Colmillo es una táctica común. Suelen abundar las traiciones dobles y triples, los pactos sin fundamento y las falsas promesas y un Jefe de Colmillo se sumerge rápidamente en el único entrenamiento que forja el corazón ennegrecido de un caudillo forjado en las artes de la batalla y la intriga. Pocos caudillos sobreviven sin el apoyo de un grupo de luchadores de modo que cuando (casi inevitablemente) un Jefe del Colmillo efectúa su movimiento para reemplazar a un caudillo, se asegurará el apoyo como mínimo de algunas Alimañas. Un teniente asume el puesto vacante de Jefe de Colmillo y de este modo vuelve a iniciarse la dinámica del ciclo de poder. Una frase común y astuta entre los Señores de la Guerra es "Un Caudillo es tan grande como lo sean sus Alimañas".